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Críticas de Ghibliano
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Críticas 336
Críticas ordenadas por utilidad
5
28 de octubre de 2016
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El prolífico actor y director mexicano Rafael Baledón realizó en 1960 una nueva versión cinematográfica del popular icono de la literatura de terror en "Orlak, el infierno de Frankenstein". Se trata de una producción modesta, dividida en cuatro capítulos, que nos presenta la clásica historia desde la perspectiva del malvado seductor Jaime Rojas, quien ve en los inventos del doctor Frankenstein una oportunidad de obtener su ansiada venganza frente a aquellos que le encarcelaron.

La presencia e interpretación de Joaquín Cordero como Jaime es el principal atractivo de una película que, sin ser en absoluto mala, sí resulta agotadora y en su mayor parte se hace difícil destacar algo de ella, conformándose con cumplir las escasas expectativas que genera. Se trata de una experiencia irregular en la que contrastan aciertos muy interesantes mezclados con salidas de tono propias de una producción de muy bajo nivel. La estética es probablemente el elemento más consolidado. Los meritorios logros de puesta en escena alcanzados con la ambientación gótica del castillo de Frankenstein o en la persecución que se da en el último capítulo, así como en la recreación visual de la imponente y amenazante figura de Orlak, terminan conformando el elemento más destacado de la cinta. Sin llegar a alcanzar un nivel excesivamente elevado, sí reproducen de manera efectiva la atmósfera que rodea a esta historia.

Los problemas que le encuentro están más al nivel de los diálogos y de la construcción de los personajes, que ofrecen instantes tan demencialmente forzados como la declaración final que cierra el filme, y que estropean el flujo de una historia por otro lado bastante apañada para dar paso a una teatralidad cutre, interpretada con suficiencia en general y en ocasiones sobreactuada, en especial por una Irma Dorantes que no termina de cogerse a su personaje y cuya evolución en la película se hace especialmente difícil de empatizar por fragmentada y acartonada.

Por otro lado el transcurso obvio de la trama lastra y mucho la sensación de suspense que pretende recrear, resultando en todo momento predecible y viéndome incapaz de sumergirme por completo dentro de la cinta. La actuación de Joaquín Cordero es durante gran parte de la película lo que salva a la misma de caer en una desidia y arritmia totales, provocadas por la falta de interés que genera el desarrollo de los acontecimientos. En este aspecto la trama va claramente de menos a más tras un inicio bastante espeso pero no alcanza en ningún momento la solidez ni la capacidad de evocación de, por ejemplo, el clásico de James Whale de 1931.

En general, y salvando sus fallos y la mala resolución de ciertas secuencias (sin ir más lejos, ninguno de los asesinatos de Orlak logra el impacto que pretende), "Orlak, el infierno de Frankenstein" no es una mala película, pero sí es una obra a la que se le nota una pobreza de recursos que constantemente se da de morros contra aciertos, algunos más constantes y otros más esporádicos e inesperados, que reflejan un cierto buen hacer en la realización de esta cinta y al mismo tiempo llegan a generar una sensación de que podría haber alcanzado un resultado mucho mejor o como mínimo más compensado. Como versión del mito de Frankenstein es correcta, pero no logra aportar nada significativo o memorable, y en cierto modo su condición de adaptación es contraproducente para ello.

Texto escrito para www.cinemaldito.com
Ghibliano
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The Magic Mountain
AnimaciónDocumental
Rumanía2015
6,3
35
Animación, Documental, Intervenciones de: Christophe Miossec, Jean-Marc Barr, Jerzy Radziwilowicz
6
24 de noviembre de 2015
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"The magic mountain" es el cuarto largometraje de la directora rumana Anca Damian. Ganadora de la Mención Especial del Jurado en el pasado Festival de Karlovy Vary, ex-aequo con la italiana Antonia, se trata de la segunda parte de una trilogía temática que aborda el heroísmo, y que dio inicio en 2011 con la aclamada "Crulic, camino al más allá". En esta ocasión, la historia se centra en el alpinista polaco Adam Jacek Winkler, conocido por su entusiasta lucha anticomunista y su participación frente a la intervención soviética en Afganistán. Desde su establecimiento en París como refugiado de la Segunda Guerra Mundial hasta su muerte, la película nos presenta a un personaje que representa en su vida el período de gran convulsión sociopolítica experimentado durante la segunda mitad del siglo XX. El avance de la Guerra Fría, las protestas de Mayo del 68 y demás escenarios se observan desde el punto de vista de Adam y su firme convicción ideológica.

Como en su predecesora, Damian elige el formato de docudrama ficcionado en el que sigue la historia real de un personaje, y de la misma manera, la forma de representar estilísticamente la narración es mediante una amalgama de distintas técnicas de animación y estilos de dibujo, entre los que se encuentran distintas modalidades de stop motion, collage, garabatos y óleos, utilizando además varias fotografías y grabaciones reales. Esa mezcla en principio heterogénea y poco justificada, en la que la figura del protagonista se transforma entre escena y escena hasta un punto en el que la representación visual del personaje y de su entorno nada tiene que ver de una secuencia a otra, se adapta a la perfección a la narrativa biográfica de la película, permitiendo a la directora retratar distintas etapas de la vida de Adam en las que el énfasis en todo momento está en su percepción subjetiva y posicionamiento moral, sin intención de ofrecer un retrato meramente expositivo sino de adentrarse en la psique de su personaje, logrando con ello un resultado de base irregular pero de una tremenda sensación de solidez global y coherencia interna.

Lamentablemente, en la comparación con "Crulic" se dejan ver unas carencias que convierten este segundo filme de la trilogía en una obra inferior y significativamente menos memorable. Parte de esto se debe al propio material de base, la elección de una historia menos visceral, más basada en decisiones y convicciones personales y menos en circunstancias de puro énfasis emocional, con lo cual la empatía del espectador con Adam es menor, más selectiva y se reduce en ocasiones a compartir o no sus inquietudes. Pero tampoco debe pasarse por alto el enfoque de Damian, quien vuelve a representar un punto de vista carente de objetividad en el que se deja ver su identificación con el personaje que describe, llegando en ciertos puntos a parecer que directamente glorifica su lucha y convicción moral; y lo que en la ocasión anterior funcionaba al presentar una situación de indefensión con la que no resultaba nada difícil identificarse, adquiriendo un tono de denuncia social sobre una situación cruel e injusta, en ésta confía simplemente en la proximidad de un punto de vista ideológico, lo cual reduce y casi minimiza la conexión emocional con el espectador, o como poco la condiciona muy estrictamente.

No quiero decir con ello que la obra carezca de habilidad para estremecer y hacer sentir a quien la ve, porque Damian maneja con mucha pericia su gran variedad de recursos estéticos. Y no hay duda de que es capaz de captar con efectividad la emoción de muchos momentos concretos; por ejemplo en su representación de la incertidumbre y el miedo cotidianos durante la etapa de Adam en la guerrilla afgana, en contraste con la mayor viveza de las escenas que retratan su “despertar” ideológico y la adquisición de su compromiso en la lucha anticomunista. Pero en lo referente al todo, a la visión global de la cinta, ésta queda irremediablemente coja y da una sensación de hermetismo, de que la autora se ha limitado a expresar su complicidad con el personaje sin transmitir el por qué de ésta al espectador. La exploración de sus motivaciones y de su trayectoria se hace en exceso superficial, no se ahonda de una forma meticulosa en la raíz de su progresión moral.
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Ghibliano
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Lucky Star (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón2007
7,1
579
Animación
7
23 de octubre de 2010
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que esperaba mucho más de Lucky Star. El concepto me interesa muchísimo, porque desarrollar una serie centrada en el día a día de personajes hasta cierto punto normales me parece un ejercicio arriesgado, precisamente por esa falta de dependencia de los sucesos extraordinarios que capten la atención del espectador. Por si fuera poco, la maravillosa experiencia que me supuso Azumanga Daioh (una serie que comparte muchos rasgos a nivel de premisa con la que nos ocupa) no hacía más que aumentar mis ya altas expectativas.

Pero me ha decepcionado. No es que sea mala, de hecho la he disfrutado bastante, pero me he encontrado con una serie de carencias que no esperaba, y la conclusión final a la que me ha llevado es que la enorme popularidad de la que goza entre los aficionados al anime es excesiva.

Aún así, yo la recomendaría. Más que nada, porque es una experiencia muy poco común, y nunca se puede asegurar con certeza a quién le va a encandilar y a quién no. No me atrevo a aconsejar el visionado de la serie entera, pero sí al menos probarla. Aunque, eso sí, supongo que se disfruta mucho más si se tiene una base amplia de conocimientos de la animación japonesa, y en especial de las series contemporáneas a ésta.

Enumero a continuación algunos aspectos positivos de la serie (no están todos, pero sí los más destacables), y los fallos, tanto a nivel de concepto como de desarrollo, que en mi opinión han deslucido el resultado final.

Aciertos:

-La serie, en general, es muy original, agradable y divertida. De tanto en tanto aparecen escenas que se atragantan bastante, pero no es la norma.

-Algunos de los personajes tiene bastante carisma; en concreto las tres protagonistas, la archiconocida Konata y las gemelas. No es que tengan demasiada profundidad, pero sus rasgos de personalidad son interesantes, y a nivel humorístico aguantan muy bien el tirón. Además, algunos secundarios tienen muy buen uso, como la policía y Tamura.

-La canción de cabecera. Una crítica a los topicazos de los animes escolares a un ritmo endiablado y con voces exageradamente agudas. Todo un gusto adquirido, si le pillas el tranquillo te das cuenta de que es heroína pura.

-Los recursos metarreferenciales se utilizan a la perfección. Esto me sorprendió, teniendo en cuenta que en las parodias concretas a otros animes la serie me parece poco interesante. En cambio, los guiños al espectador están muy conseguidos, y se convierten sin duda en lo más destacado, dando además un aire didáctico a la serie que los que no estamos demasiado acostumbrados a los topicazos del anime agradecemos mucho.

-Al centrarse en sucesos cotidianos y no tratar de desarrollar una trama, hay muchos momentos que el espectador puede reconocer en su propia experiencia y eso le hará disfrutar de la serie y sus personajes aún más. A mí en concreto me llegó muchísimo una escena en la que Kagami y Tsukasa ven con su familia un concurso televisivo.

(sigo sin revelar nada)
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Ghibliano
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3
14 de septiembre de 2010
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, qué curiosa es esta peli. Hay paisajes y paisajes, y gente caminando, ¡cómo caminan el Affleck y el Damon, si es que tienen una gracia especial! Y eso es todo, cien minutos de recorrido por las montañas de dos excursionistas perdidos en un territorio árido y hostil. ¿Para qué quieren más? ¡Minimalismo básico, apabullante lección de sensaciones condensadas en una sola imagen en apariencia vacua!

Venga, dejo las coñas ya que si no me voy a hacer más pesado que este par de alegres caminantes. Lo cierto es que "Gerry" es una de las películas más aburridas que he visto en mi vida. Cada minuto se hace eterno, cada plano secuencia se siente como un viaje a los límites de la resistencia humana.

Y no es por falta de voluntad. De hecho, me encuentro excusando la película todo el rato. Es un experimento, me digo, no busca entretenerme sino reflejar una situación con el máximo realismo posible. Alabo, en la medida de lo posible, las secuencias de caminatas, las conversaciones chorras, la desesperación al sentirse perdidos. Joder, me aburro como una ostra, pero yo estas cosas las he vivido. Y voy salvando la obra en base a esas sensaciones reencontradas en la aventura de los dos personajes.

Pero es larga (¿cuántas veces lo he dicho ya?). Insufrible. Cada plano dura la friolera de cinco minutos y mi cerebro no está preparado para soportar una y otra vez la misma experiencia visual eterna. Bostezo, ladeo la cabeza y pienso que esto no es el tipo de cine al que estoy acostumbrado, que es algo distinto, que no hay que esperar acción, ni una circunstancia sorprendente. Y de alguna manera, la película va aguantando su aprobado a lo largo de su (no) trama, convirtiéndose más en una monumental prueba de fe que en algo realmente disfrutable.

Pero... ¡ah! He aquí el gran problema de proporcionar un ejercicio minimalista y casi vacío durante cien minutos: que tienes mucho tiempo para pensar. Y cuando te pones a pensar aunque sea un poquito descubres que la aventura es un absurdo tras otro, que los tipos no pueden ser tan condenadamente imbéciles y que está todo construido en una base tan poco creíble que se huele la trampa de lejos.
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Ghibliano
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Lu Over the Wall
Japón2017
6,2
604
Animación
8
7 de marzo de 2019
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de un buen tiempo sin explorar el formato del largometraje, Masaaki Yuasa estrenó en 2017 dos proyectos producidos por su recién inaugurado estudio de animación, Science Saru. El que nos ocupa, "Lu over the wall", narra una historia más infantil de lo que nos tiene acostumbrados el director de obras como "Mind Game", "Kaiba" o "The Tatami Galaxy", y que enlaza tal vez más con sus primeros trabajos en la industria colaborando en la creación de series de corte más familiar.

El encuentro entre un taciturno estudiante japonés y una pequeña sirena es la base de este cuento sobre la humanidad y la naturaleza, los prejuicios y el descubrimiento de todo un mundo más allá de lo cotidiano y de las ideas preconcebidas. Aunque la comparación con "Ponyo en el acantilado" no sería del todo errada, resulta algo superficial y ambas tienen sus propias esferas temáticas. En todo caso, como en aquella, la forma de presentar esta historia apela principalmente a un público infantil, con un predominio de tonos alegres y un mensaje esperanzador. En ocasiones se abandona a una imaginería un tanto cruel y perturbadora, pero no de una manera que excluya a ese público como sí nos acostumbró en sus obras anteriores.

El principal atractivo de "Lu over the wall" está en su magnífica estética. En ella Yuasa encuentra una vía libre para su habitual experimentación y construye con ello todo un espectáculo para la vista. En su particular estilo, alejándose del naturalismo más común en la animación japonesa y promovido por las obras de Studio Ghibli, la película constantemente juega con las formas y los colores, estira y deforma a sus personajes exagerando tanto secuencias de acción como momentos cotidianos, abandona la linealidad de las perspectivas y abraza el off model sin reparos. Todo ello para construir un mundo de movimientos elásticos, completamente irreal, más cercano a la animación slapstick y alocada de los Looney Tunes y los primeros cortometrajes de Disney que al estándar del anime. En este sentido, la cinta se permite incluso homenajes claros a estos referentes, como se observa en las escenas de danza. Y es por medio de la exageración y la deformación, y el exceso inherente a ello, como construye gran parte de su identidad visual; con el resto apoyándose en su uso del color y de tonos más brillantes para contraponer la fantasía a la realidad. Y completado con un interesantísimo trabajo de storyboard jugando con el movimiento y evitando los planos inertes, el apartado estético de esta obra es una pura gozada y proporciona una experiencia única e inmersiva para el espectador.

Todo este énfasis está, sin embargo, al servicio de una historia corrientita y servicial, de mimbres muy obvios y desarrollo bien predecible. Ahora bien, esta disonancia no debería suponer un problema si la película logra hacer de su animación el vehículo expresivo principal y permite que la historia se adapte a ésta y no al revés. Lamentablemente no es algo que logre al cien por cien. En cierto modo, esta ausencia de complejidad temática y esa necesidad de adaptar el discurso a un público infantil no dejan mucho lugar a subtextos tan ricos ni metáforas tan sugerentes como en otras obras, y tal vez esto influye poniendo límites a lo que se puede añadir a la historia por medio de su elaborada dirección visual. Pero el problema principal no es que la historia resulte demasiado sencilla y esquemática en premisa, sino que lo es también en ejecución. En particular, hay una cierta dificultad en explorar a los personajes y hacerlos trascender, sobre todo los humanos que tienen un diseño más corriente y menos expresivo que Lu. Kai es un protagonista que se siente algo plano para sostener un peso tan elevado en la trama, y sus dos amigos, Yuuho y Kunio, apenas están explorados más allá de un par de rasgos de personalidad muy notorios y su perspectiva en la historia resulta bastante poco evocadora. Pero incluso en aspectos más lucidos de la narrativa, como es el caso del trasfondo del abuelo de Kai, el énfasis parece insuficiente para todo lo que podría evocar. A pesar de la lucidez puntual en el discurso emocional de la película, Yuasa no hace que me encariñe con sus personajes humanos. Todo lo contrario, desde luego, que con Lu, quien no es un personaje más complejo o desarrollado que los anteriores, pero goza de una energía y una expresividad reflejadas en sus gestos, en su diseño y en las virguerías visuales en torno al personaje que hacen que funcione en un plano muy superior a sus contrapartes.

Pero incluso con estas reticencias derivadas de una narración más floja y con menos gancho que de costumbre en él, y no solamente en premisa sino en ejecución, la cinta no deja en ningún momento de ser un puro espectáculo que de nuevo incide en la visión única que tiene su director, y que refleja su consolidadísima identidad autoral. Su estilo distintivo y la asombrosa expresividad que logra con éste son una muestra constante de que la animación sigue siendo una fuente inagotable de ideas y posibilidades. La que nos presenta aquí no es su creación más redonda, pero esto es una consideración menor frente a la gran aportación que hace al medio con su sola existencia. "Lu over the wall" es, por encima de todo, un logro de la animación, otro más en la casi intachable carrera artística de Yuasa, y una obra llena de energía, hermosa, viva y entrañable que logrará permanecer mucho tiempo en la memoria gracias a su pura capacidad expresiva.

Texto escrito para Cine Maldito.
Ghibliano
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