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Rusia Rusia · Stalingrado
Críticas de Ferdydurke
Críticas 2.812
Críticas ordenadas por utilidad
3
6 de julio de 2020
5 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La guerra (ocupación, sometimiento, humillación y afrenta) de Charlie. Más bien de Gila. O del tío Gilito. O de Benny Hill. O de Bugs Bunny. O de Bad Bunny. Con perejil. Todo. Con nabos. Muchos. Pistonudos. Morrocotudos. Y coles. Abundantes. Atorrantes. Infamantes. Seguro que de Bruselas.
Primera parte (en realidad no hay tal división ni contratante, me lo invento para parecer más cuerdo, poner marcos y divisiones siempre funciona, limpia, asea, otorga grandeza) de chuflas patrióticas a puro delirio pueril (prohibido, so pena de destierro, con muchos rombos, a seres mayores de trece años ver esta obra moral), infladas soflamas libertarias para mentes con muchas ganas del hermoso sacrificio y el burocrático muere, siempre hay una causa si tú realmente lo quieres por la que regalar tu inútil vida que al fin y al cabo te sobra y para nada te sirve, vírgenes que te esperan allá en el cielo sumisas y obedientes, martirologio y mucho trampantojo, de cartón piedra todo, romanticismo inmolado y amolado de adolescente con acné y mucha fiebre, en la sangre, a mi Sabino que los arrollo, es lo que tiene, las venas del cuelo (y de la polla) hinchadas a todo trapo y viento en popa a toda vela y el pulso muy alterado, don erre que erre.
Murieron con las botas puestas y el corazón en la boca. Mezcla de no me pises que llevo chanclas y la trece rue del percebe. Por mi gente yo me muero y esto no hay quien lo remedie o qué más dan cuatrocientos golpes/muertos más si ya están los cementerios llenos y de los nazis malos, ya verás tú, como así nos libraremos, para a continuación poder disfrutar como locos de la maravillosa libertad que nos espera con los brazos abiertos y en seguida vendrá, el paraíso y toda la felicidad que tanto nos merecemos, como chicos buenos que pelean en una bella batalla contra el indiscutible mal, de una vez por todas lo conseguiremos. El comunismo, parece que igual no lo sabéis pero ya os lo adelanto, os deleitará en el futuro, buenas nuevas traerá a cada rato, será de mucho jajaja, de continuo pasmo y asombro, ya veremos.
Segunda parte todavía más descacharrante si eso cabe, a por el Czaka jocundo que es un gordo cervecero que nos ríe las gracias alemanas y a por el Gruber pequeñajo tan hiriente e inquisitivo el pingajo (aunque en verdad su peor defecto, el que le llevó a la total perdición, fue su horrendo pacifismo, el no querer derramar ni una maldita gota de sangre de sus numerosos enemigos, ya que pudo matarlos a todos varias veces y en cambio no pudo, o no quiso, le venció su fanatismo pro vida, qué pena, es lo que tienen las grandes ideas, los no abortistas).
Una organización en la sombra, el pueblo unido jamás será vencido, para desarmarles, a este par de bribones muy truhanes y grandes miserables, que los alemanes son muy malos, vale, pero es cierto que tampoco les sobran las luces, les vamos a llenar de pistas falsas la vida entera y se las van a tragar todas a trompicones, que por algo (a continuación spoiler) perdieron la guerra, no te creas que la seño es tonta.
A esta cosa peliculera de mucha brillante raigambre y rocoso prestigio, a esta obra Langiana (del Langui mismo) solo le faltó, para la total perfección, musicote, algún bailongo hermosote, mi vida hubiera entregado yo gustoso por disfrutar de entreactos frenéticos, musicales, por haberles visto bailar a los nazis, entre ellos, apretujados valses, repletos de sones.
¡Vivan la resistencia checa y el ejército fantasma!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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5
30 de enero de 2024
4 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ciudad fantasma. Amnesia.
Más allá del hecho de lo ridículo que pueda ser el juicio de Nuremberg (se habla de juzgar crímenes contra la paz mundial cuando qué otra cosa es una guerra, cae por su propio peso, perogrullo), absurdo (cómo va a juzgar el vencedor al vencido, juez y parte, de hecho, con ganarle ya le está juzgando bastante, se cae de maduro, llueve sobre mojado, más de lo mismo), injusto (utilizar la justicia con mayúsculas para imponer la victoria, sal en la herida, humillados y ofendidos, la fuerza, barniz o supuesto civilizado decoro donde solo hay aplastamiento, poner la firma o rúbrica de la legalidad al triunfo, la pátina moral donde solo hay pragmatismo, táctica, juego de intereses, tomarse, en definitiva, la justicia por su propia cuenta, por el pito del sereno), banal (convertir en espectáculo grueso hechos espantosos; de hecho, hablan de que tuvieron que adelantar la emisión de las imágenes más morbosas o aterradoras porque la prensa, cómo no, qué novedad, la carnaza, se estaba aburriendo y estaba empezando a no prestar atención o asistir a las sesiones), propagandístico (eso sobre todo, los rusos y los yanquis queriendo ser los protagonistas, los unos más justos si cabe que los otros, más vencedores o señores del nuevo en ciernes mundo, más merecedores del reparto del botín de guerra; el cine al desnudo, como instrumento del poder, su verdadero o último sentido moderno aquí confirmado hasta el delirio o el paroxismo) o hipócrita (apenas acabado el juicio ya no interesaba nada divulgar las imágenes encontradas que dos días antes eran la clave y el sentido de todo ni tampoco la posible importancia histórico moral testimonial de estas contaba porque los gringos ya estaban a otra cosa, a rebañar el pastel, mucho más preocupados de tener contentos a sus nuevos socios, esbirros o lacayos europeos o, en verdad, de repartirse/arramplar con lo que dejaban los rusos igualmente ávidos y denodados en esa ardua y poco agradecida tarea de tomar tierras y gentes aprovechando el desconcierto y la debilidad del resto y así todo, así son las cosas, nos rasgamos las vestiduras y ponemos el grito en el cielo con la misma facilidad y alegría que dos minutos después se nos olvida o lo metemos todo debajo de la alfombra tan contentos y ya no queremos saber nada de todo esto, del asunto insidioso que antes nos volvía locos, que no nos menten la bicha, el cuchillo de palo y la casa del herrero) este documental es interesante y merece la pena como ejemplo de la farsa/estafa de todo (de cómo se encubren ocultan o visten las motivaciones más rapaces, sórdidas o mezquinas con ropajes bien pensantes rimbombantes vacuos y cutremente predicadores, pienso para el pueblo, morralla para las masas, el material del que están hechos los sueños, las historias versiones oficiales y toda la ficción más reconocida y aplaudida, uno y lo mismo), juego de espejos ciegos sin salida, y como pequeña aventura en la que los hermanos Schulberg se embarcan en la misión imposible de rescatar unos documentos valiosos que prueben el tamaño monstruoso de la atrocidad nazi para así avivar los intereses espurios de su país aunque vistan de seda a la mona, aunque nos traten de hacer creer que son mundiales o altruistas esos deseos o necesidades, con un final feliz y una homilía como colofón horror.
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Ferdydurke
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5
28 de septiembre de 2021
4 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Océanos de fuego (Hidalgo). El hidalgo de los mares. Vagabundo y caballero. Un dandi no muy de Baudelaire o vaya a usted a saber. Promesas del este. Viento del Este, viento del Oeste.
¿Qué pasa con los mexicanos, las proclamas, manifiestos, revueltas dónde las aparcamos, de repente de todo nos olvidamos, la ley del silencio, ahora no toca, no nos quejamos, como putas nos callamos, a otra cosa mariposa, pasamos, miramos para otro lado, nada en este caso reivindicamos, hay víctimas de tercera, lucha de clases hasta en la afrenta, en los óscar nadie habla, y las cuotas/cuitas dónde quedaron, el tratamiento que aquí se les da de siervos o esclavos muy poco disimulados nos parece correcto si los que mandan no nos señalan que por ellos lloremos, nosotros solo obedecemos, somos plañideras nada más que cuando nos lo ordenan, un papel acantinflado, cómico siniestro, inocente como un animalejo, esa mirada sobre él (el gran Alfonso Bedoya que en esta película echó el resto, fue su testamento o epitafio, el adiós muchachos que yo ya os dejo, me largo, ya nos veremos si eso, aquí exhaló su último y cinematográfico suspiro) tan condescendiente y bobalicona, granujienta y piadosa, picaruela y sórdida, simpática y aterradora, compasiva y tontorrona, como si fuera casi una penosa mascota?
Es un Jesucristo, solo le falta la sotana y la biblia, también la luenga barba, que se ha ido de misiones al Oeste a evangelizar almas descarriadas, a los salvajes concretamente, paganos y miserables, si no de qué, o qué iba a estar haciendo allí este atildado y pulcro señoritingo de rancio abolengo entre tanto patán y gañán, primates y borregos, bastantes orangutanes, mucho destripaterrones y zopenco, un hombre con tanta clase y dinero perdiendo así a lo tonto tanto tiempo, sí, claro, y yo me lo creo, cuando podría estar salvando el mundo en cualquier otra mejor parte, surcando los mares, leyendo las confesiones de San Agustín o a Boecio, por ejemplo, lo dicho, a sembrar la palabra de Dios que allí se fue, de ahí su orgullo luciferino, pasivo agresivo, ni una mala palabra ni una buena acción, todo por detrás, a la chita callando, de tapadillo o contrabando, como traficando con tabaco malo, a escondidas, a la anochecida, sin querer pisar mucho la dudosa luz del día, que nadie me vea que me avergüenza, salvo el mexicano que es nadie, que no se enteren, que no lo pregonen estos cabrones, desprecia tanto a toda la gente, la considera tan baja y de poca categoría comparados con él, con sus horizontes de grandeza, no están ni mucho menos a su olímpica altura, tan vil y grotesca, poca cosa, ¿yerra o acierta?, que les hurta/niega en redondo toda la información básica o más esencial sobre su excelentísima persona, cree que no la merecen, que se la tienen que ganar, que es un premio al buen comportamiento, como presos de su reino o niños en el recreo, que tienen que superar las pruebas del samurai para acceder a su sancta sanctorum, a su recóndito e inhóspito secreto, el monte y Mahoma, que no son, como él mismo bien dice, dignos de su amor, de su respeto y atención, que solo los elegidos más selectos tendrán cabida en la fortaleza de su soledad, las murallas de su alma sí pasarán, podrán nombrar si acaso su misterio, su arte para iniciados, la gruta del averno o el ascenso a los cielos, todo lo mismo, pero se tendrán duramente que aplicar, con su mirada sabia y escrutadora los examinará y ya si eso discernirá, el polvo de la paja de un plumazo separará.
Eso, diabólico, perverso, satánico, sádico, malévolo, colmillo retorcido, espíritu como un ovillo, hipócrita, fariseo. De tan repulsiva y asquerosamente bueno, el peor con mucho de entre todos, un esputo o absceso, baboso y bulboso, un asco todo.
Lo mejor de estas películas tan clásicas es que te dan unas ganas locas de huir de tu exitosa realidad, sacristía lóbrega o vomitona furibunda ahíta de placeres, fiestas y satrapías, cuarto oscuro o trastienda abyecta repleta de regalías, exequias y alegrías, para irte a vivir allí ya que en su mundo también te puedes tirar doce horas seguidas pegándote de hostias con los más garrulos o fuertotes, hablemos un poco de paso de Heston, ese hombre, el macho, el último de su especie, como el lince, ya no se hacen, ahora son cuarto y mitad de un trozo, solo trescientos gramos, nada más me llevo, se queda usted con el resto, no me da el presupuesto, esto es como el estraperlo, y al día siguiente amanecerás sin un rasguño, la cara como el culito de un bebé, como si te hubieran puesto botox del más bueno y económico, el pelo en su sitio y el ánimo por las nubes, un chute de sana adrenalina, el peligro es el mejor estimulante, te afila el hocico.
Puedes jugarte la vida un millón de veces y poner a prueba tu suerte o moral de hierro, fanática, kamikaze, que dará igual porque sabes a ciencia cierta, empíricamente demostrado, que eres inmortal, condición necesaria de toda ética digna de tal nombre, de lo contrario, sin tal indispensable e innegociable premisa, es truco o estafa, agua de borrajas, puedo prometer y prometo, vaho, niebla, humo, nada, que nunca morirás, jamás, y si no, demuéstramelo, o falséamelo mejor.
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Ferdydurke
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4
2 de mayo de 2017
4 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tan blanda, leve, floja, fofa y boba que adormila, anestesia. Por lo que no molesta. Lo cual es gloria. Mucho más tras un duro día de lucha (ayer, primero de Mayo) por el imparable, ojalá, progreso de la baqueteada clase trabajadora. Tanto ajetreo y desvelo agradecen esta merecida y grata recompensa. Como una nana buena, santa doctrina o receta llena de huelgas necesarias y manifestaciones multitudinarias, de gente animosa repletas.
Que además rima, casa y juega con el transcurrir de esta reluciente obra, con los desmanes y aventuras de estos venerables ancianos que se estrujan los sesos, y se dejan el alma blanca, en la reivindicación de sus ultrajados derechos. Lo del dinero es lo de menos. Lo que nos mueve a todos mucho más tiene que ver con la justicia, la igualdad y la fraternidad, que ya lo decían los franceses listos y no se hable más.
Parece que últimamente nos bombardean a toda hora con los misterios, secretos y maravillas de la eterna juventud. Con mil repugnantes potingues, abyectas cirugías, cutres solárium, repulsivos estiramientos y otras similares abominaciones y terribles desviaciones. Mi reino por un año menos.
Pues, os lo tengo que decir yo porque merecéis la verdad aunque solo sea por una puta vez, os tienen, para variar, engañados, compañeros, lo mejor, lo mucho mejor es la vejez, la inmarcesible senectud, el invierno regio, la cercana extinción es a todo la gran solución.
A más viejo, más pellejo, dicen los brutos e ignorantes. Y es, como esta película ilustra con arte sano, más bien al revés, justo lo contrario, a mayor edad, más libertad, sabiduría, dulzura, humor, valor, generosidad, deportividad, solidaridad, entrega, energía, lucidez, sexualidad y claridad. Esa es la indudable realidad.
Tanto es así que cuando lo descubrí mi vida entera cambió y se volvió un completo frenesí. Todo lo comprendía y las antiguas enseñanzas de nada me valían.
De hecho, hice un plan, tracé un proyecto. Volverme viejo. A todo correr. Sin parar. Locamente. Quise abandonar mi ridícula (in)madurez, mi enorme estupidez y dejadez y abrazar de una vez por todas la olímpica y mayestática vejez.
Todo lo intenté. Copazos, polvazos, días enteros sin dormir, juergas de semanas enteras sin parar de bailar y reír, en todas las discotecas me metí, con todos me acosté y perdí, hasta huelgas de hambre abracé (por la paz mundial que con toda la razón del mundo reclamé). Y creo que lo logré. Se me cayeron los dientes, el pelo, los cojones a plomo, el alma al suelo y los palos del sombrajo. Parecía un hombre de cien años. Y la verdad es que ahora igual de tonto me siento. No noto el añorado o tan prometido cambio. Me han estafado. No sé si la culpa fue de mi material original defectuoso o que tampoco los viejos son tan hermosos.
Veremos si al final, cuando el último suspiro exhale, algo un poco por lo menos mejoro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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5
4 de abril de 2017
4 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto está impracticable. No hay manera. El mundo hecho un asco. Ya todo es una enorme mentira. La política, los telediarios, el amor... Y ahora también el cine. No se respeta nada. No sé dónde vamos a ir a parar. Antes, en mis tiempos sagrados, esto no era así. Todo era mucho mejor antaño. Nos vamos al carajo.
Yo vine a buscar mi 1. Por eso elegí esta película. Para colocarle un sonoro 1, como un sopapo o una venganza fría, un 1 feroz, mezquino, cargado de bilis, desahogo, tanta rabia acumulada.
Vine al cine porque me dijeron que acá habitaba un engendro, esta obra que ahora reseño. Mis fuentes (mis lucidas intuiciones) así me lo dijeron. Y yo les prometí que vendría a verla en cuanto tuviera un rato, raudo y presto.
Esperaba una babosa historia de buenos sentimientos, repugnante muestra de hipocresía falsaria y cutrez buenista, papilla para las lerdas masas. Aburrimiento, tópicos, desvergüenza. Todo eso. Para poder poner mi 1 y así bajar mi nota general que, por cierto, está intolerablemente alta (digresión: os informo por si no lo sabéis; si en tus abundantes votaciones el resultante global te da un 6 o más, no vales para nada, eres un crítico sin criterio que se deja llevar por la corriente y es víctima fácil, muy propiciatoria, de todo tipo de engaños e ilusiones, no tienes opinión ni gusto, yo te maldigo. Si estás empantanado en el 5, mi triste caso, todavía es incluso peor, qué vergüenza, te las quieres dar de duro o alternativo y no te da o llega, de pega. Un quiero y no puedo penoso y grosero. Por eso hay que llegar al ansiado 4 como sea. Esa gente sí que vale. Exigentes, con cultura, personalidad, formación, experiencia, raigambre, solera, sí, como un buen vino o un toro de sana crianza, de lidia, para entrar a matar, ya. Ni hablar de los que llegan al 7, lo superan o espantos similares o parecidos. De tan blandos y tibios que se ahogan en su propio y líquido espeso, vomito. Ni de los que andan por el 3 e incluso más abajo. Se les fue la mano a la hora de marcar paquete. El calcetín se nota demasiado, ridículo).
Qué grandiosa decepción. Nunca imaginé esta opción (si hubiera sabido de su origen mexicano y su acabado francés, seguro que la sorpresa hubiera sido menor. Los primeros saben más que nadie de la muerte y el mal, valga la asquerosa redundancia, los segundos son insuperables en cuanto a rigor y estilo. La mezcla tenía que ser buena a la fuerza, horror y belleza de la mano, espanto empaquetado, bravo). Sé que nadie lo ha dicho (ni lo dirá, la cobarde ley del silencio es la pura norma que nadie se salta o traspasa, esa prohibida valla), pero esta creación ficticia no es una abrumadora exploración del mal, de increíble profundidad y valentía, de terrible sordidez. Y, especialmente, es la presentación de uno de los personajes más viles, perversos y aterradores que se hayan visto jamás. Atroz ser. Repulsivo y horroroso. Me revuelvo dentro de mí solo de pensarlo.
Si te picó la curiosidad, por lo tanto, no aguantes más. Baja ese escalón, donde asoma una terrible oscuridad, y ya verás qué perdición. El spoiler va a comenzar (aquí mismo además)... Tú verás.
Sí, era ella. Quién lo iba a decir. La puñetera mosquita muerta, lo peor.
La grandísima hijaputa, la peor persona de la historia, la fría, calculadora, traicionera y cruel. La rubia de ojos azules. La femme fatale. La más mala.
Os cuento.
Vivalavirgen de escasas luces (en casi ocho años ni papa de inglés, ni un español bien entrenado llegaría a tan suprema ignorancia e impermeabilidad, ni yo podría con tanto) pero feliz como un pingüino emperador se la pasa gozando, empujando, bailando, engañando, jugando, cada día de polvazo en jarana y de farra en mamazo. En el sol y la playa, en la noche y en la amanecida. Con dos, tres, treintatrés. Alegría y hermosura como si la vida fuera un regalo y no un engaño.
Hasta que allí aparece, serpiente venenosa en paraíso perfecto, ella, la pérfida Eva, y todo se jodió, el invento. La bella, la traidora Kristin que le deja el bebé y se larga la belleca o verraca.
Y ahora vienen todos los horrores (ni el Conde de Montecristo o La chica del tren padecieron injusticias tan salvajes, ni Mario Conde o Donald Rumsfeld lo hubieran soñado).
El recuento de espantos es el siguiente: tiene que emigrar (a la fuerza, justo la mañana después de una orgía llena de sabiduría, o más bien es deportado por la elementa, por su acto de irremediable irresponsabilidad y dejación de la maternidad), lo llevan al lluvioso Londres, le echan del trabajo, le roban el dinero, le dejan en la puta calle, le quitan la identificación, el pasaporte, todo se lo hurtan al pobre.
Y esto es solo el aperitivo, el comienzo horrísono.
Lo que sigue es muy duro. Mi consejo es que se abandone la dura lectura de este texto inmediatamente, el autor no se hace responsable de las posibles consecuencias funestas. Será mejor cortar por lo sano. Parar de una vez.
Sufre mil tormentos para mantener a su bebé. Si no fuera por eso, hubiera puesto fin a sus días en el río Támesis, cayendo desde lo alto, en plena tormenta, mientras el Big Ben da la hora por la que doblan las campanas de la catedral de Westminster.
Se..., sí, eso, vade retro, prostituye. Un gordo gay le sodomiza con afrentosa dulzura cada noche, miel amarga en su alma y acidez de estomago que derivará en úlcera sangrante, y algunas mañanas joteras lo mismo pasa en ese catre de pecado, igual, depende de cómo se despierte el tirano melifluo, a cambio de techo, comida y un trabajo. Una vieja directora amargada de colegio (el de su pobre hijita que nada sabe la bendita de ese abyecto tráfico de fluidos e influencias) también lo explota con una tapadera que nadie cree, serial, en cada recreo o descanso matinal abusa de sus bellas carnes negras con voracidad hambrienta y atrasada de mujer que arrasa con todo y todavía tanto anhela. Por detrás y por delante, todo el santo día en un estante.
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Ferdydurke
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