Mezcla todo tipo de chistes o humor en aluvión, sin criterio, por pura descacharrada acumulación absurda abunda, recurre al humor más burdo, torpe o zafio y al más intelectualizado o fino casi al mismo tiempo sin descanso sin de continuidad solución, a los hermanos Marx o a Benny Hill, al slapstick y al juego de palabras, al sarcasmo y la bobada, el ingenio y la chorrada, a lo que salga por Antequera, mala chapuceramente la mayor parte del tiempo.
Hace unos mil bromas sobre los negros y el racismo, obsesivo compulsivo, de forma muy gruesa y en la primera parte es lamentable también con las gracias cansinas de los varios muchos patanes, finalmente mejora, desde la llegada de la cantante estupenda por ti Lili Marleen y cuando utiliza la metaficción, la rotura de la cuarta pared, ahí crece, pero llega demasiado tarde, ya te había agotado lo suficiente con su abultada vulgaridad garrula y burra bruta tontería.
Hasta las canciones aparecen o desaparecen sin venir a cuento, es, en definitiva, un galimatías mal hecho, un batiburrillo chusco pobre, melting pot sin ningún real mordiente, un exceso indigente, coctelera sin cóctel.
Y el personaje de Wilder es ralo, está muy desaprovechado.

La india, Mara, se parece (o tal vez sea ella, no pongo en el fuego la mano) a Rocío Monasterio, cabalgando, ahí lo dejo, en lo alto todo.
La película es realmente mala, se tiran todo el rato yendo de un lado para otro sin ningún sentido, para nada, haciendo el ridículo, como moscas taradas, pollos ciegos, larvas sonadas, se inventan unas reglas del juego completamente absurdas, los actores son muy malos, la fotografía (está) revenida y la historia es de desguace, un chusco disparate.
Se pasan la hora y media tratando (casi) todos de violar (o si no, con muy aviesas intenciones, las peores) a alguien, a Yvonne De Carlo muy especialmente la pobre que es en verdad lo mejor del coso, está muy guapa y tiene fuerza, sobre todo hay uno que erre que erre, sin descanso al acoso (protagoniza en ese sentido una escena como de Benny Hill con río de por medio, menudo de energías dispendio).
En fin, una cazurra tontería, una astracanada blanda, muy pobre, muy lerda, muy rota.

Infiel. Plataforma. Sweet Jane.
¿Por qué no vas de una puta vez a la universidad, santo grial?
La cantidad exagerada de hijoputadas abyectas y asquerosas, la infinidad de muertes y aberraciones y mutilaciones y resurrecciones, la variedad ominosa cruel de miserias y espantos que ni en la guerra mundial primera o segunda tienen que suceder o darse o padecer para que un par de siesos panolis que tienen el interés de un calendario de mil novecientos setenta y tres echen un par de tristes polvos y se digan no sé cuantas sandeces en un periodo, largo me lo fiáis, de unos veinte años, acabáramos, madre del amor hermoso, pero qué caro está el sexo, por las nubes me lo pones o nos sale, no arrienda la ganancia, como las angulas, así no hay quien lo pague, y del amor ni hablemos o digamos un ojo de la cara que nos perdemos, nos equivale una penetración cualquiera (¿estás segura, amor, estás preparada, cariño?) en la madrugada más ramplona por un regimiento de infantería entero y verdadero, ni uno vivo, un te quiero inopinado entre las rosas más silvestres rojas o a la luz de las estrellas que tu destino siempre guían por todo el desembarco de Normandía, parda la lían, no nos salen las cuentas, está muy desproporcionada la tarea, justa o pelea, las gallinas que entran son mucho menos que las que salen, a mares, algo falla, nos timan, nos toman por el pito del sereno, desviación de fondos públicos y privados, prevaricación y cohecho, alguien se lo está llevando crudo, muerto, la panoja, el/al peso.
Nicholas Sparks es en verdad un enterrador, el sepulturero, un psicópata peligroso, un aterrador necrófilo, un espeluznante morboso, un canalla, un ambulante tanatorio, un cenicero humano, un monstruo.
Tente mientras cobro.
Si fuese al revés, sexo sin parar, a todo dar, declaraciones encendidas e incendiarias de amor desde el amanecer hasta el anochecer sin un solo en combate caído o desaparecido, todos ilesos, somos pacifistas, le dábamos sin dudarlo un segundo siquiera un diez, pardiez, pero no, hay que joder al personal, asolar a la pobre buena gente, tapar el sol con un dedo lleno de mierda, cabrones.

Don't worry, baby. Yo controlo.
El submarino. Alien. Esfera. 2001: Una odisea del espacio. Marea roja. Contact. Cocoon.
Todo de cara a la galería, de prestado, para montar el gran espectáculo, suma y sigue, circo de tres pistas, meterlo a calzón quitado, que si los rusos, bombas nucleares, encuentros en la tercera fase, mi parienta ya no me quiere es una zorra, pero en el fondo de su alma por mis huesos se muere todavía me ama, hundimientos, explosiones, acaboses, autos locos o de choque en las más abisales profundidades, un malote to loco que no puedo que me pierdo, mira cómo tiemblo, amistad que lo parte, un par, por lo menos, de resurrecciones y muchas más muertes, new age, luz, más luz, libélulas, luciérnagas, mariposas, en fin, tú añade que luego ya si eso veremos cómo lo arreglamos y mezclamos y apañamos y ponemos o hacemos el aliño, eso, sí, con la música más chula llena de coros celestiales como de ultratumba o de encontrarte de bruces con el mismo Dios y mucho milagro o asombro con los seres de otro mundo que tanto te quieren y se mueren por conocerte y demostrártelo, su amor, seguro.
Mastrantonio lo hacía bien, Harris lo sigue haciendo y a Cameron se le va, no controla demasiado la excesiva ambición y disparate, el arte de birli birloque, es un prestidigitador, un mago que busca desesperadamente el impacto o susto o sorpresa o misterio para captar la atención/sentimiento del espectador al precio que sea.

Qué malos son los chinorris y/con sus bolas.
Putas del más alto copete, allí las llaman geishas, de nada, opio a espuertas, os traduzco, droga mala, misioneras buenas, no es joda, el Kamasutra a toda hora, es hinduista pero todo cabe o nos vale, ascos a nada, culturalmente nos lo apropiamos, poscoloniales somos, arramplamos, las flores del mal, también intermulticulturales y posmodernos globales, ahí queda eso, amores de perro y un yanqui en la China invadida por los japoneses qué cabrones que es cosa fina, una juerga, una farra que fascina, un homenaje/revirarse proyecto rampage al cine clásico con los modelos de siempre, el aventurero amoral y simpático con, en el fondo, corazón de mazapán, que encandila, la pone tan cachonda, a la hembra pacata rígida, aunque no lo parezca, con fuego en el cuerpo para dar y regalar, a ellas les gustan los malotes o idiotas, a ellos las pijas o supuestamente estrechas, con tumaca pan y unas tortas, moja.
Aventuras de no te menees, intrigas, pasiones; un ejercicio de sádico tedio que de puro flojo tonto da bastante miedo, tengo paura, pero dieron el visto bueno, esto le pareció interesante o entretenido a la pareja enamorada como vehículo de su sin par lucimiento, para que os hagáis una idea cabal del calibre mental de los ídolos nuestros, de todos, de la gente que estaba en lo alto del más popular éxito, estoy en la cima del mundo, mamá, en ese mismo momento ochentero, no somos nada ni nadie, cuesta abajo y sin frenos, vamos.
Y además ella le viola a sangre fría, con recochineo, porque él le dice mil veces no, que (quede claro) es no, y a ella no le importa, se lo pasa por las armas, por la raja, un carajo, insiste, se desnuda, se mete en su cama, lo que nos faltaba, la propagación de esa cultura, de la agresión sexual física, lo mismo que la de la consideración de los orientales como gente muy perturbada deslamada desalmada, pérfida, racismo en vena, lo tiene, por tanto, todo, la exaltación de la vejación del cuerpo (del hombre indefenso en este caso) del otro, se lo toman a broma, a guasa, a cachondeo para mayor oprobio, y xenofobia, suma de aberraciones, una abominación y una vergüenza y un atropello y no nos habíamos, bueno, nosotros sí, el resto no, dado cuenta, desapercibido había pasado cuando menos.