El Sr. creador y su equipo han encontrado de nuevo la inspiración y ese estado de gracia de los principios. Extraordinaria temporada. Tremenda de sensibilidad y con un precioso desenlace. Hay episodios magistrales, pero el capítulo final derrocha intensidad. Memorables interpretaciones, impresionantes saltos narrativos, sorpresas argumentales y una puesta en escena perfecta. A la altura de la primera, pero en un estilo muy diferente. Le pongo un 10.

No es solo un western, es una grandiosa epopeya rodada con un gusto exquisito por el detalle. Retrato intachable de personajes, al servicio de un espléndido guión, con una interpretación magistral, en la que decir "secundarios" es un insulto a las grandísimas recreaciones que hacen todos. Escenas de acción primorosamente coreografiadas, "flash-backs" en su justo punto de la narración, historias de amor imposibles, desbordante emoción aderezada por una preciosa música. Todo perfecto, incluída la fotografía de un paisaje inabarcable y salvaje, en una narración en la que destaca el amor a la naturaleza y un soterrado pacifismo que termina por imponerse. Un rotundo 10.

No quería verla, no me van, en principio, las pelis de superhéroes. Sí, sí, leí algo de Batman de adolescente, pero rehuyo los efectos especiales y demás parafernalias de moda. Ahora bien, mi amor por el cine clásico me ha llevado a emocionarme con este intenso drama (o thriller psicológico), tan deudor de "Taxi Driver" como de "El Rey de la Comedia" (casualidades de la vida, las dos de Scorsese). Guión excepcional, tremenda interpretación y puesta en escena tétrica y desasosegante, lo ideal para una historia tan terrible. Eso sí, no es aconsejable para amantes de la consabida acción trepidante con explosiones y rayos láser. Esto es otra cosa. Y muy buena.

Si el cine es emoción, Away es cine. Si lo es el retrato de personajes, Away también lo es. Si debe haber acción, dramatismo, intensidad, Away tiene todo eso. Si el cine debe ser un reflejo de la realidad social y mostrar los problemas que nos acosan, esta serie cumple esas espectativas con creces. El mestizaje, la unión de culturas, la colaboración entre naciones presuntamente enemigas en la búsqueda de soluciones para una civilización que en la Tierra se desintegra... Si el cine debe contar una historia a base de un argumento convincente y con unos diálogos coherentes y lógicos, Away es buen cine. Si se ha acabado la época de los superhéroes y solo quedan seres humanos, con sus debilidades y sus miserias, esta serie representa ese modelo, real y no de ficción, con mucho de teatro y poco de futurismo. Las interpretaciones de los cinco tripulantes, y de todos en general, son magistrales.

El último cine político o social no ha estado a la alturra. Si exceptuamos alguna obra latinoamericana, como "El Clan", ninguna de las demás (he visto "Truth", "Los archivos del Pentágono", "Spootlight", "Primary Colors" y "La Cordillera"), le hace ni siquiera mínima sombra a las grandes películas de Costa Gavras, de Spike Lee o de Ken Loach. Sorogoyen compite en igualdad de condiciones con los grandes. Con un extraordinario guión y unas interpretaciones magistrales, desnuda de manera terrible toda una filosofía de hacer y de estar en la política. Y no conforme con eso, y en un imprescindible, didáctico e higiénico final, nos pellizca (más bien nos pega una patada en los cataplines) para que despertemos del ensueño. La distriba de Bárbar Lennie, mirándonos a la cara, nos clava directamente una estaca en el corazón, además de hacernos reflexionar sobre nuestra conciencia, esa que nos hace enamorarnos de siniestros personajes (¡Pablo Escobar!). Fuertes latigazos con el cilicio.