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España España · Lleida
Críticas de Uma
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Críticas 203
Críticas ordenadas por utilidad
7
5 de febrero de 2024
1 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película muy bien vendida. Un fabuloso fuego de artificio, el mejor piromusical del año, eso seguro. Para tumbarse en la butaca del cine y mirar al cielo, hipnotizado por el desborde de imaginación del Sr. Lanthimos y su equipo. Hay además una desfachatez en la peripecia autoral, que desborda incluso los personajes como vehículos, les trasciende la huella del creador. Una desfachatez que me ha recordado en lo visual a Wes Anderson (por ejemplo en "El Gran Hotel Budapest"), o a Park Chan-wook (por ejemplo en "Stoker"), e incluso a Kubrick y su planteamiento en "La Naranja Mecánica", aunque este último es un horizonte muy lejano para Lanthimos. Debo decir que estas fantasías visuales, no son santo de mi devoción (La invención de Hugo, La Forma del Agua, las de Anderson y Chan-Wook ya mencionadas...), me alejan de la emoción, o mejor dicho, la suplen en cierta forma. Para mí, de entrada, es un mal plan.

Y no iba desencaminado. Es un mal plan, y para mí empobrece la película, porque todo lo que tiene de pirotécnica, le falta de emoción. ¡Hay tanta belleza en esta historia para transmitir! Lanthimos no transmite, exhibe, alimenta el intelecto del espectador, no sus sentidos, y es un verdadero desperdicio. Yo quería desvirgarme a la vida junto con Bella, ver el mundo por primera vez, y quería enloquecer de amor de la mano de Duncan Wedderburn, un personaje que acaba resultando un buen elemento cómico, pero poco más. Su desesperación, por poner un ejemplo, es una poderosa emoción que Lanthimos se olvida de transmitirnos. El personaje más potente en este sentido es sin duda el que encarna Willem Dafoe, maniatado por la sombra del psicópata de su padre, lo que entra en profunda contradicción con su alma bondadosa. Su conflicto y la resolución del mismo, en conexión con Bella, al final de la película, me parece el cénit sentimental. Ahí vemos todo lo que nos hemos perdido. Lo que pudo haber sido y no fue.

Supongo que esto debe ser como el futbol: si pones otro delantero, el medio campo hace aguas, si subes al lateral para que haga de extremo, debes proteger la banda o te destrozarán atrás, si armas la defensa, te falta despliegue en ataque. Esta película pone mucho peso en lo visual y lo intelectual, en el descubrimiento cerebral del mundo por parte de Bella, que va aprendiendo como si la vida fuera una formula matemática. Eso hace la película una aventura racionalmente interesante, y permite al autor destacar cómo el conocimiento, la cultura, hacen poderosas a las personas. En cierto sentido, el plan se parece a la película "Barbie": una racionalización de la realidad de los personajes y de su cometido, a costa de desaprovechar la exploración de sus almas y sus emociones durante el proceso.

Lanthimos encaja bien las piezas y la película (como "Barbie"), es exitosa en cuanto a manifiesto, a declaración de derechos, a homenaje al conocimiento, a la experiencia, al coraje, al feminismo, a la libertad de pensamiento. Puro empirismo. La película no tiene desperdicio en ese sentido, aunque para mí gusto, puestos a seguir ese camino, le falta morder más en el aspecto crítico a nuestro mundo corrupto. Es un buen manual de vida, un bonito cuento, salpicado de un humor imprevisible y atípico, con un aire anárquico visualmente, excéntrico, tiene una imagen de película triunfadora, rompedora, lo que suma y suma en su haber, hasta que, hipnotizados por los fuegos artificiales, no se le ven carencias.

Así pues, es una película recomendable, para ir con libreta y tomar apuntes a ratos, para gozar como en el circo en otros ratos, para reírse en algunos otros, una película/manifiesto que invita a reflexionar, que hay que ver para estar en la cresta de la ola, con vocación, además, de abrir nuevas sendas estéticas para los próximos años (aunque los anuncios de Jean Paul Gaultier ya hace años que manejan esta estética; aunque Fassbinder ya nos dejó boquiabiertos con "Querelle") pero pasará, y, aunque siempre pueda ser grato regresar a ella, en mi opinión se la llevará el viento, porque solo transgrede en lo visual, no en lo emocional, que es lo que en verdad perdura, como la tierra roja de Tara, ese fabuloso y básico elemento de "Lo que el viento se llevó", que es pura emoción, y sigue perdurando en el tiempo.
Uma
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7
2 de diciembre de 2022
20 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
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CRITICA 1 PARTE.
Me entrego a la serie desde la distancia generacional. Estéticamente me cautiva, como muchas cosas de esta generación. Cada cosa tiene su momento, y ahora es el momento para esta serie. Hay una expresión de libertad en la forma de vestir, de peinarse, de "decorar" la casa siguiendo un estricto criterio de desorden y anarquía. A la postre, observo que en realidad no hay tantas diferencias: cuando yo estudiaba en Barcelona mi piso era un caos, y todo me daba igual. No es pues tanto una crónica generacional, aunque lo pretenda, si no más bien un retrato de un periodo de la vida, la primera juventud, en el que, como siempre, los chavales andan metidos en la desorientación, la sobredosis de energía y van guiados por un impulso poderoso de disfrutar de la vida sin pensar en el día de mañana. Inconstancia, fantasía, pereza, inmadurez supina, sexodrogasyrockandroll... Es el retrato de una época maravillosa y peligrosa de la vida, de la cual algunos no salen.

En cinco episodios la serie nos ha marcado un terreno de comicidad, pero con destellos de drama, incluso de algo más allá del drama. Todo entre las paredes de un piso cutre de Barcelona, o desde una calle marginal, o desde un garito inclasificable. Mucho móvil, a patadas (no vale la pena luchar contra ellos, es un aparato invencible), mucha filosofía cutre de cuelgue monumental, del palo de "quisiera ser solo un currículum vitae, para que nadie espere nada de mí", y una naturalización de conductas antaño muy pecaminosas, sobre todo el sexo, que oye tú, se practica con una alegría fabulosa: ahora te hago una pajilla, ahora me visto de princesita, ahora me ha comido el coño un tío en el lavabo, ¡mira que bien! Todo contado por una cámara que se mete en las conversaciones, duerme con los personajes, folla con ellos. El planteamiento cinematográfico es meritorio porque con muy poco, transmite mucho, centrándose en los personajes, que son lo único que importa.

Me queda media serie por ver, que aun no está disponible. La puntúo bien (quizá demasiado) porque me he sentido cómodo viéndola, (no sin sentir un cierto pasmo en algún momento), porque me ha permitido conectar, estética y temáticamente, porque me he reído, y porque adivino que la segunda parte va a intentar profundizar, posiblemente tras los pasos de las enfermedades mentales en una generación a la que las nuevas tecnologías y una educación paterna sobreprotectora, ha mimado y ha terminado por dejar sin filtros y sin defensas (peligrosa combinación); aunque espero que no pierda ese espíritu de caos absoluto contado en positivo desde la exageración cómica y desde la parodia desatada.

Apunte final: viendo la serie he pensado, un poco irritado, que mientras estas chicas duermen y se drogan y no dan un puto palo al agua, alguien tiene que currar para que ellas puedan vestirse y comer y hacer que el mundo gire, que si por ellas fuera viviríamos en la edad de piedra; y luego he pensado que la realidad era otra, que esas chicas en verdad eran actrices que estaban currando para que yo pudiera estar tumbado en el sofá a las dos de la mañana sin hacer nada a mis 50 tacos. Lo de la tele es ficción, pero lo mío es real. A veces la cuestión está en dónde ponemos el foco y cómo, y nos cuesta mucho mirar del revés.

CRITICA 2ª PARTE.
Me tiene obsesionado un plano de esta serie, su razón de ser. Historia de un plano. Es la imagen de dos mujeres orinando en la calle, de cuclillas, con el coño al aire. Es una imagen explícita, que da mucho que pensar. Creo que si le encuentro un sentido, se lo encontraré a la serie, a la totalidad de la serie, ya que lo que se inició como una comedia "estripada", sucia y con puntos de genialidad (o imbecilidad, según se mire), que desde lo escatológico y auto-paródico, invitaba a algunas reflexiones que pueden valer la pena, se ha escorado hasta perder casi el sentido del humor (para empezar respecto a sí misma), evitando el drama, para infiltrarse en las filas de la militancia feminista pasada de vueltas (el episodio "Volver a casa" me parece una película de terror a lo Haneke) y en una especie de retrato costumbrista casi documental del desenfreno drogata de esta generación. Para mí, con el cambio, la serie pierde, suele ser así cuando se pierde el sentido del humor, la perspectiva ya no suele ser la correcta, porque se pierde equidistancia y se cae en lo panfletario. Al final la serie pierde eficacia respecto a su propósito.

En este contexto, ¿tiene sentido un plano tan explícito de una meada callejera? A bote pronto me parece una meada metafórica al mundo entero, como un escupitajo al sistema machista en el que acaso ciertamente vivimos. Así que, el plano, en coherencia con la serie y su intención, supongo que efectivamente, requiere de esa explicitud, ese bofetón visual. La serie no tiene sutilezas en ese sentido. Pero, ¿qué recorrido ha hecho esta serie para legitimar una meada en la cara del espectador?: el patriarcado es muy jodido, y ha dejado secuelas; la mayoría de actrices son chantajeadas sexualmente por sistema para poder trabajar, como en muchos otros ámbitos de la vida... Las mujeres, tanto tiempo sometidas a la imbecilidad machista, se han ganado el derecho a mearse en la cara de los hombres, y da igual si es justo o no, da igual si hay daños colaterales, es un mecanismo de autodefensa agresiva: ahora nos toca a los hombres aguantar los escupitajos y las meadas, tal como han hecho ellas durante tanto tiempo...

Puede que el mensaje sea el correcto, pero se llega mejor a él desde el drama, o desde el humor, los discursos invitan a salir corriendo, como los escupitajos. Y el orín callejero huele fatal. Me cuesta esta segunda parte, porque me cuesta sentirme a gusto en una serie donde a mí, que soy muy patán, se me mearían encima (daño colateral). En cualquier caso, el experimento invita a la reflexión, y solo por ello el producto vale la pena.
Uma
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7
25 de mayo de 2010
7 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un vecino mío ha utilizado la palabra "ineptos" para referirse a los guionistas de Lost. El pobre, estaba deshecho, afirma, después de estar seis años enganchado, que con este final, los guionistas han demostrado que no saben nada de escribir guiones. Su tono era virulento, agresivo, como si estuviera a punto de coger una antorcha y un palo de beisbol y salir a la calle para unirse a una turba furiosa y linchar a los responsables de "la que pudo - dice - haber sido la mejor serie de todos los tiempos". Hasta ayer, claro. El tipo parecía verdaderamente ofendido, como si todo el mundo que forma parte del equipo de Lost, desde los creadores, hasta los actores, guionistas, etc., hubieran trabajado durante seis años para contentarle exclusivamente a él. Pobre desgraciado.

Mucha virulencia suelta hay por ahí este soleado 25 de mayo. No se como puñetas llega la gente a la conclusión de que como espectador tiene derechos reclamatorios, o algo así. Como si fueran socios de un club de futbol. Futbol Club Perdidos (o Real Perdidos, como se prefiera). En el estadio hoy habría una pañolada de las que hacen historia.

Esto no es un club de fútbol. Si no te gusta te aguantas, o cambias de canal, que es mucho más fácil que echar a un presidente. Hay dos tipos de adictos a esta serie. El final de ha asqueado y destrozado a los del tipo A: los fanáticos de los jeroglificos, los locos de los laberintos, ellos querían respuestas para todo, lo cual era imposible. El batacazo que han tenido, se veía venir.

A los del tipo B, los que hemos seguido esta serie porque en su día nos enamoramos de sus personajes y de los dramas personales que arrastran y los que surgen desde el momento que la isla los atrapa...; a aquellos a los que los misterios de la isla nos parecían más un mcguffin que otra cosa, a los que nos preocupaban Kate, Jack, Sawyer, Hugo, Sayid mucho más que saber qué coño es el humo negro... el final nos ha emocionado por lo que tiene de intenso, de armónico, de coral y también de inesperado.

Ciertamente se podía esperar un desenlace con más claves para desenredar este trabalenguas, no hay que negarlo, y uno puede cagarse en todo libremente, pero el linchamiento, la indignación desatada, parece exagerada. Es como renegar de tu equipo, que ha ganado seis títulos consecutivos, cuando pierde el septimo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Uma
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