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Críticas de piensaencines
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Críticas 202
Críticas ordenadas por utilidad
6
7 de diciembre de 2016
36 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para alguien que disfruta los clásicos Disney como yo, que defiende su valía y que lucha contra las ideas preconcebidas sobre su cine, encontrarse con esta “Vaiana” es cuando menos un poco decepcionante.
No es que estemos ante una película mala, sino ante un estancamiento, un “stand by”, un acomodamiento o un proyecto que no aporta nada a la trayectoria de la factoría.

“Vaiana” es a Disney lo que “brave” a Pixar.

El principal problema con la historia de esta jefa rebelde y soñadora es que, además de ser totalmente previsible (que no es su principal defecto) es que carece de la fuerza y la agilidad narrativa que es el principal sello de la casa. Quizás hay demasiados guionistas para una historia tan simple, y demasiados directores y co-directores, lo cual trae como resultado un continuo baile de tonos y de estilos que hacen que la película no encuentre su propia personalidad.

No, definitivamente no es un “Disney” con personalidad propia. Bebe de la fórmula que tan bien le funcionó a la casa desde su clásico por excelencia de la segunda época dorada, “la Sirenita”. Ron Clements y John Musker son los directores a la cabeza, responsables de esa fórmula de “La Sirenita”, repetida con éxito en sus otras película como “Hércules”(a la cual recuerda en muchos aspectos esta Vaiana) o “Aladdin”, todas ellas en animación tradicional. Esta es su primera incursión juntos en la animación digital, aunque dudo que sea el medio el responsable de que su fórmula no funcione aquí de la misma manera, porque ya la aplicaron otros en “Enredados” con bastante fortuna y la afianzaron en “Frozen” creando un clásico instantáneo.

No sé cuales son, pero por algún motivo han llevado esa fórmula a sus extremos más caducos.

“Vaiana” es demasiado moralista y sobre todo demasiado evidente y recalcadamente moralista. No hay nada sutil en sus intenciones y cae en los excesos que caen todos aquellos que no son y sólo sueñan con ser Disney.
“Vaina” es un musical que chirría, en que las canciones molestan y ralentizan la historia. Molestan y le dan un aire trasnochado, además de no haber ni una sola de ellas que sea digna de recordar.

“Vaina” desaprovecha el potencial de esos “secundarios” cómicos de lujo que al final son quienes hacen memorables las películas Disney. Sólo el pollo HeiHei, deliciosamente descerebrado consigue traspasar el umbral del olvido y hacerse dueño de la historia en repetidas ocasiones.

“Vaina” fracasa también al crear los vínculos suficientemente creíbles y naturales entre sus protagonistas. Todo parece forzado. La historia huele a producto hecho a medida, sin una base que nazca de donde nacen las buenas historias: de la pasión.

“Vaina” cuenta con escenas y momentos memorables, pero carece del pegamento necesario para que formen un todo también memorable.

“Vaina” cuenta con un exceso de melaza al que sucumbe incluso el deliciosamente cínico y narcisista semi-dios Maui y que aún así, es el personaje más interesante (y desaprovechado) de la historia.

Podría seguir enumerando todos los puntos en que “Vaina” me ha resultado decepcionante, pero no sería justo, porque daría la impresión de que hablo de una mala película, o cuando menos fallida.

No, no es eso. Insisto; se trata de una película de transición en que Disney hace avanzar alguno de los logros que le han llevado hasta donde está, mientras que se estanca sin remedio en otros.

Cuida la animación hasta extremos que parece difícil superar, con una fluidez y una riqueza de movimientos que rayan la maestría y que siguen siendo marca indiscutible de la casa.

El lujo por el detalle, no sólo en los movimientos de los personajes, sino en decorados, ambientación, iluminación, efectos y texturas es exquisito y apabullante.

La música, a pesar del resbalón de las canciones, sigue siendo una de sus grandes bazas.

En definitiva, un espectáculo visual de primera calidad, técnicamente impecable, entretenido y disfrutable que sólo defraudará (y sólo relativamente) a quienes esperamos de cada nuevo “clásico” de Disney sea un clásico, una obra maestra o un paso más allá, y nunca “un pasito p´alante y un pasito p´atrás”…que para eso ya están los demás.
piensaencines
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9
17 de septiembre de 2014
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El Hombre Más Buscado" es un plato tradicional, cocinado a fuego lento y con cariño, al estilo de la abuela, con ingredientes de primerísima calidad, que hay que saborear con calma, que llena sin empachar y que deja una agradable sensación de familiaridad y un delicioso regusto en el paladar.

Estamos ante una thriller político impecablemente rodado e interpretado, que huye de la pomposidad, la grandilocuencia, la espectacularidad y la complejidad artificial para contar su historia de manera lineal, pausada y directa.

Anton Corbijn es un prestigiosísimo fotógrafo y realizador de vídeos, ligado al mundo de la imagen en la música desde tiempos inmemoriales y que cuenta en su envidiable curriculum con el honor de haber realizado las portadas y videoclips de grupos tan imprescindibles como Depeche Mode y tan prescindibles como U2...entre otros muchísimos.

En 2007 estrenó "Control", un desgarrador "biopic" sobre Ian Curtis, cantante de Joy Division, y el que nos ocupa es su tercer largometraje.

Cabría esperar pues un exceso de esteticismo que entorpeciese la narración de la trama urdida por John le Carré, pero no es el caso. Corbijn opta por su estilo íntimo e intimista para dar relevancia a las personas y los personajes que son, en definitiva, quienes importan y quienes construyen toda historia.
Habla de muchas cosas: habla de confianza, de soledad, de traición...de humanidad.

Crea una calma tensa que, desde el minuto uno al ciento veintiuno, convierte a "El Hombre Más Buscado" en un thriller inquietante, intenso y perturbador, más cercano a "El Topo" o a "El Escritor" que a "Bournes" varios y otros super-espias.
Un thriller brutal y conmovedor, duro y tierno a la vez, que renuncia a un climax cargado de espectacularidad, convirtiendo a toda la película en un climax en sí misma.

Construye un micro-universo cargado de emotividad y emoción contenidas, sin distracciones ni caminos paralelos, y también sin atajos, que gira en torno a los protagonistas de la historia, sus anhelos, sus motivaciones y sus relaciones. Lo hace con detalles sutiles pero directos y se lanza de lleno a lo que nos quiere contar.
Sirva como ejemplo de esa elegancia y sutilidad la escena entre Willem Dafoe y su mujer, que con una sola frase expresan y explican su relación.

Si bien el trabajo de Corbijn es impecable, el reparto eleva la cinta tan por encima de todo y la dota de tal nivel de credibilidad que diluye cualquier pero, pega o reproche.
Un recital interpretativo por parte de todos y cada uno de sus protagonistas, sin lucimientos, ni excesos, ni tics, ni egos desatados. Una ejemplo de concienzuda elección de casting, de efectividad, química y funcionalidad.

Enorme, inmenso está el fallecido Philip Seymour Hoffman. Un auténtico orgasmo verle crear su personaje, dotarle de alma, fuerza y fragilidad, motivación y resignación. No menos orgásmicas las réplicas que le dan tanto la joven Rachel McAdams, como la nunca suficientemente valorada (y aquí casi irreconocible) Robin Wright, como Willem Dafoe, inspirado y soberbio, o la veterana Nina Hoss, o Grigoriy Dobrygin, Daniel Brühl...y así hasta el último de los actores de reparto.

Como decía al principio, un plato tradicional, cocinado con cariño y maestría, que podremos disfrutar durante mucho tiempo y formará parte de muchos menús, aunque nunca llegue a ser el plato estrella...ni puñetera falta que le hace.
piensaencines
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1
14 de julio de 2017
50 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, si la segunda entrega de este despropósito de saga/precuela/refrito me resultó ya no mala, sino insultante, ¡qué os voy a contar de ésta, que vociferan por sus feudos propagandísticos que es la conclusión final!
¡¿Qué coño final de qué?¡ si no pasa nada de nada en 142 minutos!
Que sí, que ya sé que voy a contracorriente, que a la crítica (ese ente incorpóreo) le ha encantado...o se ha vendido. Quizás sí que soy más beodo de lo que pensaba o quizás me equivoqué de sala y vi otra cosa, que todo puede ser.
Os voy a enumerar lo que a mi parecer tenemos y no tenemos en esta "monada":
- Tenemos a un mono-mesías, (César), totalmente deprimido, deprimente y sobreactuado, que se pasa más de media película interpretando "La Dama de Las Camelias" como si fuese la mismísima Nuria Espert. El animalico no sabe muy bien si va o si viene, porque estoy seguro que aún no tenía un guión definido cuando estaba acabando de rodar la película.

- Tenemos ese guión del que hablo, pero que aún no sé si llegó a escribirse, o que se iba improvisando según el ánimo que tuviera ese día el director, o el productor, o la mona chita...o el chico de los recados. Pura incongruencia. Más flecos y agujeros que un chaleco de ganchillo de una comuna hippie. Podría jurar que Mark Bomback lo firmó bajo amenaza de muerte, porque si no, no lo entiendo.

- Tenemos a GOLLUM en versión mono, que no sé qué narices pinta salvo aportar una nota cómica, que se queda más bien en mera payasada.

- Tenemos otros simios que tampoco sabemos qué narices pintan. Porque, no, no hay empatía ninguna con los personajes. Importa entre nada y un carajo que vayan muriendo uno a uno o de ocho en ocho, eso sí, con mucho aspaviento y muuuuucho tiempo para morirse por ver si consiguen arrancarnos una lagrimilla o algo.

- Tenemos, eso sí, otro virus, que ya sabemos que los virus en cine sacan de muchos aprietos, y en este caso les resuelve la papeleta con tanta lógica como una orden de ejecución firmada por Hitler..

- Tenemos a Woody Harrelson esforzándose, como si estuviera estreñido, en parecer malo malísimo, (como la tiña), y en inventarse escenas "grandiosas", en plan Peter Ustinov quemando roma en Quo Vadis...pero sin serlo. Y luego vuelve a intentarlo. Y luego otra vez, pero nada oye.

- Tenemos una fotografía monocroma y gris, que no oscura, que no aporta nada salvo tedio y sopor.

- Tenemos una partitura molesta y machacona, que estorba más que acompañar, de tan reiterativa y tan evidente. Se empeña en subrayar cada movimiento y en acompañar sentimientos que no acaban nunca de aflorar. Se crece en varios climax de melodrama, de esos de lágrima y tal, sólo que esos melodramas resutan tan, tan, tan evidentes y artificiales que casi dan un poco de risa.

- Tenemos un montaje que recuerda a esos grandiosos Spaguetti Westerns: primerísimos planos, tempos pausados, movimientos lentos e interminables, duelos intuidos en enfrentamientos de miradas.Y también por la venganza como motor de la historia y motivación del protagonista, justiciero y solitario. Tenerlo sí que lo tenemos, pero funcionar...me parece que no funciona.

- Tenemos también una referencia Coppola y su "Apocalypse Now" (ape-pocalypse now), y hay quien dice que toda la película es un tributo a su cine. Pobre Coppola.

Resulta todo tan artificicioso, tan poco (o nada) creíble, tan recargado, tan pomposo, tan falto de ritmo, de coherencia, de continuidad...y no sigo, que me enciendo.

- Lo que no tenemos es la tan cacareada guerra, que nunca llega, o más bien que no existe; Se sacan de la manga una absurda batalla final, pésimamente filmada.
Y no, la imagen de esa batalla, que aparece en uno de los carteles promocionales de la película, no es más que eso, un reclamo publicitario y que, a no ser que me durmiera (que os aseguro que no), no aparece en pantalla en ningún momento.

La batalla es para detenerse en ella: os haría un espoiler pero de verdad, da tanta pena como se pasan por el forro cualquier mínima muestra de "verisimilitud" (eso que explicaba en la crítica de Wonder Woman) que empiezas a plantearte ponerte el gorro de "tonto de capirote".

Para mayor pitorreo del respetable, resuelven la "no batalla" de un plumazo tan gratuito, que te deja con la boca abierta de estupor; estupor del chungo, del que se te queda cuando te das cuenta de que sí, que es el momento de ponerte el tal gorro.
- Vamos, que lo que no tenemos es vergüenza. Que nada viene a cuento de nada, que no hay nada que contar y que las dos horas y mucho de monotonía, de monocromía, y de monodrama, son sólo un pretexto para dejarnos "presentados" a Cornelius y a Nova, (que quienes hayáis visto EL PLANETA DE LOS SIMIOS ya sabéis quiénes son) y que desgraciadamente hacen temer un remake/refrito de la susodicha, que de parecerse en algo a ésto que he visto hoy, me hará sangrar los ojos y llorar lágrimas de petas zetas.
piensaencines
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2
13 de marzo de 2017
20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si alguien no tiene aún claro el concepto “refrito” que vea KONG LA ISLA CALAVERA (si tiene valor) y le quedará perfectamente claro lo que es.
Si una palabra define en toda su amplitud a esta película es “ABSURDA”.
Es absurda su existencia porque no hacía falta otro King Kong. Pero ya de hacerlo, al menos tener claros los objetivos. Esta Isla Calavera consigue engañarnos durante casi su primera mitad, haciéndonos creer que estamos ante una película de la más genuina serie B, pero rápidamente acaba convirtiéndose en un insulto para esa serie B de pura cepa que tantísimas alegrías y momentos de entretenimiento puro nos ha dado.
Aquí no hay nada puro, ni genuino: todo es vacío y fuegos de artificio. No sabe si quiere ser un homenaje, un plagio, una nueva visión, un spin-off o un buñuelo de bacalao. Acaba degenerando en uno de esos telefilmes apocalípticos de serie Z de domingo por la tarde, con pirotecnia más cara.
Es como si cogieras la historia de King Kong y la despojases de su poesía, su romanticismo, su espíritu aventurero, su moraleja social, su autenticidad, sus valores cinematográficos, sus personajes, su grandiosidad, su sensualidad, su espíritu transgresor, su brutalidad,…incluso su capacidad de entretener, y en su lugar dejases un mono gigante aplastando, ora gente, ora lagartos mutados, durante dos horas.
Es la nada más absoluta.
Es absurda por el tratamiento de los personajes. Nadie, ni los actores, ni el director, ni el guionista, ni mucho menos nosotros sabemos qué pintan esos señores y señoras en la historia o cual es su función, su motivación, su objetivo. La arbitrariedad con que aparecen, desaparecen o son devorados o aplastados o quemados o pisoteados es desquiciante. Sin ser su propósito, todos ellos se convierten en meros esbozos de los clichés más caducos del cine de aventuras…ni siquiera eso; en caricaturas de esos esbozos de cliché.
Pasmarotes de camiseta ceñida y peinado impoluto como Tom Hiddleston o Brie Larson, o villanos histriónicos e histéricos como Samuel L. Jackson, aportan sin quererlo una nota cómica (que no de humor) a este desaguisado, tanto por sus patéticos personajes como por su patética interpretación o su patético vestuario.
Es absurda por la incongruencia de su historia y de su desarrollo, que no deja de ser un corta y pega sin sentido de escenas y secuencias ya vistas hasta la saciedad, y que nunca forman un todo coherente. Es Viaje de Kong al centro de la tierra a través de las minas del rey Salomón con ayuda de Robinson Crusoe y la yakuza japonesa. Es tan, tan absurda, que lo mismo podría haber aparecido el mismísimo Piolin devorando a al gato silvestre, como un marciano de “Mars Attacks” montándoselo en plan erótico con la gremlim sexy, como Torrente leyendo un libro.
Es absurda, tan absurda, que no no entiendo como nadie ha podio gastar 185 millones de dólares en semejante despropósito. Sólo rezo para que no los recuperen nunca y dejen de producir subproductos tan desfasados, caducos, aburridos y sin sentido como éste. Y sobre todo, tan insultantes para un género como el de aventuras, que se merece mucho más respeto.
piensaencines
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4
19 de diciembre de 2018
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, ya sé que muchos estáis pletóricos, en pleno éxtasis tras ver el "¿biopic?" sobre Queen y Freddie Mercury. Y que estáis tan, tan emocionados, que hasta os permitís el lujo de cuestionar el gusto cinematográfico, el amor por el cine, e incluso la inteligencia de quienes no compartimos ese entusiasmo. Pero chicos, y chicas, lamento mucho tener mi propio criterio, y lamento también que os moleste tanto (en realidad no lo lamento una mierda, pero queda bien decirlo).

Nuevamente, antes de que me llaméis vinagre quisquilloso, aclaro que tampoco es que me haya desagradado la película. Simplemente me ha dejado totalmente frío...bueno, y un poco aburrido. Al menos durante sus dos terceras partes.

Es verdad que hacia el final consigue generar (hablo de mí) un poco de interés, unas migajitas de emoción y hasta empatía. Sobre todo desde que se pasan la historia por el mismísimo forro y deciden cambiar el orden real de los acontecimientos, pintarlos de colorines y edulcorarlos en pos de un final más cinematográfico al gusto de Hollywood. Y conste que no critico que se tomen dicha licencia, porque el cine no está para contar la verdad, sino para contar historias y si para ello hace falta que Colón sea catalán , pues le hacemos catalán oye.

Confieso que no soy especialmente entusiasta de los biopics, sobre todo cuando se convierten en un cruce entre documental y "vidas de santos" al servicio del ensalzamiento de la figura a "biopicar", y relegan todo lo cinematográfico a un segundo plano. No es exactamente el caso de "Bohemian Rapsody", pero si adolece de ello.

El problema es que es más una película de encargo que una película de vocación. Un proyecto que ha pasado ya por varias manos, que ha sido rechazado por directores como Stephen Frears o David Fincher y que ha recaído en manos de un Bryan Singer en horas bajas, que además fue despedido durante la grabación, cuando ya tenía acumulado todos los vicios y cortapisas que fans y productores habían ido sumando durante todo el proceso.

Sí, para quien conocemos la historia de Queen, esta película no aporta nada salvo volver a revivir ciertos momentos aunque sea con otras caras. Y no aporta nada porque no acaba de decidirse si quiere mostrar la historia del grupo, la de Freddie, su bajada a las infiernos, su vida, su intimidad, su personaje, sus orígenes, su final, su redención...nos da unas pinceladas de cada, pero a veces querer abarcar tanto no es bueno.

Y por cierto: No, no soy un "purista" de Queen. Ni de nadie. Líbrenos dios de los puristas.


Me aburre terriblemente todo el episodio de "nacimiento y ascenso de una estrella" (en este caso del grupo). Me deja indiferente la caída de Freddie en el infierno de los excesos de la fama, y es sólo el episocio de "redención y ascensión" cuando empiezo a ver intención de cine, de hacer una película de verdad y donde aflora un poco de personidad.

Incluso consigo disfrutar, sólo a medias, el supuesto climax que es la recreación digital del conciertazo que la banda se marcó en Wembley, en el "Live Aid", y que dejó al mundo con la boca abierta. Pero sólo lo disfruto a medias, porque la cámara me marea. Se repite insistentemente con encuadres y moviemientos sin demasiado sentido, propios de alguien que no sabe muy bien qué hacer con ella... Quizás Bryan Singer no tiene la fuerza o la libertad, o la inspiración que se necesitaría para transmitir lo que allí ocurrió. Y, en realidad, tampoco nos ha preparado durante la película para que aquello fuera el climax al que quería llegar. Es más, quizás ése no sería el climax natural de la película.

A veces ser demasiado cautivos de la realidad, del original, es lo peor que puede ocurrir. Por ello la clave de este género, creo que está en la "recreación" y no en la "imitación".

Yo no necesito a un actor que se parezca a Freddie Mercury para creerme que es Freddie Mercury. Y no, yo (siempre hablo de mi) no he "visto" a ningún momento a Freddie Mercury, sólo a Rami Malek imitando magistralmente a Freddie Mercury...pero imitándolo. Como si estuviera en "Tu Cara Me Suena", merecedor de un 12, sí; de una anécdota de Lolita o de una "valoración " de esas chungas de Chenoa, pero no me hace olvidar que es eso, Rami Malek con unos postizos dentales tan omnipresentes que no puedes apartar tus ojos de ellos. Y si el protagonista, sobre quien recae todo el peso de la historia no consigue transmitirme, dificilmente podré meterme en dicha historia.

Quizás sea problema mío, pero, es un problema. Y aunque sí que me creo al resto del grupo, especialmente a Gwilym Lee como Bryan May, con eso no me basta.

En definitiva, veo a esta "bohemian Rapsody" como una película que adorarán muchos nostálgicos de Queen, aunque pronto encontrarán otra que adorarán más. Un puro artificio sin alma, que yo ni quiero, ni necesito, ni recordaré dentro de poco , aunque os aseguro que me hubiera gustado hacerlo .


Y por cierto, si queréis conocer la historia real del grupo, y de Freddie, y narrada de forma mucho más amena, entretenida, interesante y con más emoción, os recomiendo el documental de Matt O´Cassey "Days of our Lives"
piensaencines
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