Yoji Yamada cierra su trilogía de samurais, y lo hace como en las anteriores. Maravillosamente contada, este director japonés, desconocido por mi persona hasta hace unos meses, rueda de nuevo como los grandes maestros, deteniéndose en las "pequeñas cosas" de la vida, aunque en realidad las más importantes. Humaniza a sus personajes y los dignifica, desmitificando al clásico samurai que conocemos en el cine Japonés. Verdaderamente hermosa, en donde la naturaleza juega un papel muy importante, más si tenemos en cuenta la ceguera del protagonista, planos como el de las luciérnagas, la caída de las hojas, el paso de las estaciones, están rodados con una gran maestría, nada que enviar a Ford, Hawks, etc. El cierre de esta historia, al igual de las anteriores, nos muestra el respeto y amor que sienten sus protagonistas y nos hace ser al final de la proyección, mejores personas. Lástima que no se estrenen más películas de este director en nuestro país y que sea tan desconocido. Obra maestra.

Nuevamente Yoji Yamada realiza una hermosa película sobre el mundo de los samurais. Al igual que los grandes del cine japonés, Mizoguchi, Ozu, etc, Yamada utiliza un estilo clásico, pausado, pero lleno de belleza. Dignifica a sus personajes protagonistas, y los trata con respeto. Hace poco que he descubierto a este cineasta, ya veterano, y desde entonces creo que es uno de los grandes. Desde luego las dos películas a las que he tenido la suerte de tener acceso las considero magistrales.

Independientemente del mensaje que pueda transmitir, paralelismo entre Iván y Stalin, no puede uno menos que inclinarse ante Eisenstein. La desbordante, en todos los sentidos calidad artística y técnica de esta epopeya puede con todo. La unión de dos genios de la historia como son S. M. Eisenstein y Serguei Prokofiev logra crear una obra inabarcable e imperecedera. Cierto es que por momentos puede resultar aburrida y excesiva, pero contrasta con otros de una inigualable brillantez.

Mizoguchi nos muestra la vida de la mujer en el Japón del siglo XVII, y lo hace de forma elegante pero a la vez contundente. Nos describe con una crudeza y realismo sin igual el papel de la mujer en esa época de la historia de Japón. Conjuga momentos de gran belleza con otros terribles, y lo hace de una manera magistral. Una de las grande películas japonesas.

Kar-Wai nos trae una bocanada de aire fresco con su cine, "Chungking Express", es una comedia romántica, desenfadada y sobre todo muy divertida. Nos cuenta la historia de 4 personajes, de una manera ágil, con diálogos excelentes. Desde luego es un director personal, ver una película suya es un sello de identidad. Uno de los renovadores del cine actual. "Chungking Express" creo en cierto modo marca un antes y un después en el cine de los últimos años, por la originalidad visual y por la manera que nos cuenta historias. Una película inolvidable.