- Hey, guionista, vengo a traerte un nuevo proyecto: Star Wars VII. Un universo increíble que abarca toda la galaxia. El sueño de todo escritor. Infinitas posibilidades, puedes hacer lo que quieras, donde quieras. Inventate un planeta, una especie, y métela en la historia que estás trazando. Crea una etnia, una cultura, una nueva nave espacial. No hay barreras. Además ya tienes elementos con mucho trasfondo en los que puedes profundizar para darnos personajes aún más memorables.
- Acepto el reto.

Dos semanas después:

- ¿Y bien? ¿Qué tienes?
- NUEVA ESTRELLA DE LA MUERTE.
- ¡JODER, INCREÍBLE!
- ¡EL IMPERIO SIGUE MANDANDO PERO AHORA SE LLAMAN LA NUEVA ORDEN PORQUE PATATAS!
- ¡WOW! Espera, ¿y los rebeldes?
- Querrás decir LA RESISTENCIA!
- ¡JODER! Oh, mierda. ¿Pero en el Retorno del Jedi no vencieron al Imperio?
- ¡NOS LA PELA!
- ¡SIII JODEEEEEEEER!
- ¡Básicamente hemos hecho un remake del episodio IV CALCADO!
- ¡STAR WARS RENACE! ¡GRACIAS JESUCRISTO!
- ¿A qué huele?
- Yo... no huelo nada...
- Huele... huele a... HUELE A PUTOOOO DINEROOOOOOO
- YEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE

Y así es como la imaginación murió.

Vengo del cine de ver John Wick 3 y ayer vi El Hijo. Ambas películas tienen escenas que caminan cerca del gore, con sangre, mandíbulas desencajadas y sangre a borbotones. En las tres horas y media que juntan ambas cintas apenas he apartado la mirada de la pantalla.

Bueno, pues cómo será la cosa con The Office que Michael Scott me hace apartar la mirada de pura vergüenza ajena, de "cringe" como lo llaman los estadounidenses. Miro nervioso el móvil esperando que la escena pase y me doy cuenta de que me cuesta mirar a los ojos al jefe.


Y no es sólo vergüenza ajena lo que produce la serie: te sorprendes a ti mismo descojonándote de risa con Dwight y Jim o sonriendo como un tonto cuando la historia de Jim y Pam finalmente parece navegar. Pillas cariño a Stanley, a Phillys e incluso a Angela.

En fin. Soy un currela más de Dunder Mifflin, y que consigan eso tiene un mérito bestial.

Cobra Kai ofrece muchas más cosas de las que se esperaban:

- Una revisión adulta e interesante de la primera Karate Kid, dejando a un lado el infantilismo argumental del bueno y el malo y dando un enfoque adulto repleto de grises, haciendo que hasta nos replanteemos la interpretación que dimos a una película de nuestra infancia, pero sin pedantería en su desarrollo.

- Un guión bien elaborado (tal vez algo atropellado en su curso final) con personajes carismáticos y escenas de humor muy bien llevadas. La interacción entre discípulo y sensei es simplemente maravillosa gracias a la forma magistral de enfatizar las diferencias de carácter y generación. Hay por ahí un puñado de frases e interacciones que son simplemente geniales.

- Unas actuaciones sorprendentemente buenas, donde hasta Ralph Macchio cumple de forma más que digna.

- Y sobretodo, un William Zabka inmenso, que te hace amarlo y odiarlo gracias a una gran actuación y a un guión creado con mimo para empatizar con su desastrosa vida.

Por poner una pega, diría que la resolución de la temporada me parece algo básica para la construcción de personajes tan bonica que ofrecen, tal vez un tanto desaprovechados.

Merece la pena verla, cojones.

Empezaré diciendo que nunca he sido muy de animes. Siempre me ha tirado un poco para atrás su, a veces, impostada y artificial épica, la ostentación de imaginación e inventiva casi al servicio de lo absurdo y aleatorio. Toda esa exageración no va demasiado conmigo, si bien he de reconocer que por lo general los guionistas japoneses transitan terrenos que nadie más se atreve a pisar, y lo hacen mejor que nadie.

Pues bien, qué jodida sorpresa cuando uno se encuentra que One Punch Man no es otra cosa que un tremendo puñetazo (casi siempre como autoparodia) a las mismas reglas del anime. Su protagonista no grita cuando entra en combate, no tiene una motivación oscura ni dramática, ni tan siquiera tiene un carácter competitivo o desafiante. El es héroe en sus ratos libres. Y es el mejor, hasta el punto de que ya se la suda todo bastante. Se la suda tu historia dramática de venganza, tus ambiciones de conquistar el mundo (o incluso la galaxia) y hasta se la sudan el resto de héroes.

En ese sentido supongo que por eso me gusta tanto esta serie: la actitud de Saitama es exactamente la que tengo yo como espectador cuando veo que un bicho de 12 metros se ha aparecido en Ciudad Nosequé para contarnos su vida durante 30 minutos. "bla bla bla, cojones pavo cállate ya y ataca o lárgate que hoy es sábado y hay ofertas en el super".

Me he reído y he disfrutado como un enano. Si quieres ver a un calvo con capa destrozar el autoestima de criaturas aterradoras, esta es tu serie.

No soy ningún fan de Star Wars ni fan de nada en este mundo, como mucho de las lentejas de mi madre y ya. Es decir, que mi criterio no se basa en hype ni en otros anglicismos que usa la gente ahora.

Dicho esto, es la mejor película de Star Wars, una verdadera aventura galáctica que divierte dejando a un lado el infantilismo y los chistes mediocres de las partes 7 y 8, que sinceramente me parecieron basura cinematográfica.

Gracias a Gareth Edwards, a los guionistas y a mi madre por sus lentejas por hacerme disfrutar como a un puto enano.