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España España · Madrid
Críticas de Deckard
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
6
5 de mayo de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la adaptación de ‘Asesinato en el Orient Express’ (en 2017), Kenneth Branagh dirige la segunda de las películas basada también en una novela detectivesca de Agatha Christie, ‘Muerte en el Nilo’, publicada a finales de 1937 y ambientada probablemente en la época en la que aún el control de Egipto era británico previamente a su independencia en 1925. Esto es importante si se tiene en cuenta que, aunque hubiese influencia colonial británica en muchos aspectos, no parece creíble que el servicio incluyera muchas personas del género femenino o que éstas vistieran en ocasiones al modo occidental en un país profundamente musulmán.

Esta adaptación de ‘Muerte en el Nilo’ de K. Branagh dista bastante en muchos aspectos, no ya de la novela original, sino también de la famosa cinta de 1978 de John Guillermin, donde todos los actores y actrices eran de raza blanca. Como no podía ser de otra manera en estos tiempos, la cultura hollywoodense LGBTQ+ impone sus reglas y Branagh se doblega a ellas, pues las cuotas ‘woke’ están, digamos, representadas en exceso. Ello transfigura la novela original dándole un toque variopinto (no ridículo) caracterizando de forma diferente a los personajes (aunque mayores despropósitos hemos visto, como convertir en hermanos de raza negra a Alicia y a Peter Pan en ‘Érase una vez…”). Otros cambios relevantes afectan a las localizaciones, incluir la música soul, acercar las pirámides a orillas del río o emplear tonos excesivamente amarillentos en los efectos especiales (CGI) para recrear bellas imágenes del Nilo en amaneceres y puestas de sol. De hecho, el rodaje se realizó en los cuatro últimos meses de 2019 en el Reino Unido, sin salir de allí.

Aparte de todo ello, la película sufrió importantes retrasos por la Covid y por los problemas de Armie Hammer (Simon Doyle) con las acusaciones de abuso sexual y canibalismo en 2020 que le llevaron (supuestamente) a un tratamiento de meses. Al final, ‘Muerte en el Nilo’ se estrenó en 2022, después de ‘Belfast’ y una vez nos habíamos olvidado del mordedor Hammer (otro en la lista negra de Hollywood).

Kenneth Branagh interpreta al detective belga Hércules Poirot, en un soberbio trabajo donde se le ve cómodo. Esta película es teatro filmado y, aunque otros no estarán de acuerdo, son también excelentes las interpretaciones de los demás, aunque yo destacaría a Emma Mackey (Jackie) y a Sophie Okonedo (Salome Otterbourne). Está bien Gal Gadot (Linnet Ridgeway), bella como siempre.

La película se ve bien, cuenta con una intriga sólida, uno se imagina que las imágenes computarizadas y la recreación de Abu Simbel son reales. En otros aspectos, la Historia es muy tozuda y la película no puede ser ni remotamente ajustada al Egipto de entonces, a su geografía y al clima reales; más allá de que los personajes de Christie hayan mutado bastante. Es difícil llevar con elegancia, sin sudores, trajes de buena lana y vestidos largos, con las temperaturas y la humedad del Nilo, o que mujeres musulmanas sean mostradas sin velo o en pantalón corto.
Deckard
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8
2 de noviembre de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película sin grandes pretensiones pero muy bien desarrollada y acabada, con la consabida alta sociedad de la época. El trabajo de los actores, y sobre todo el de las actrices secundarias, sensacional, especialmente el trabajo de la británica Mia Goth que roba todas y cada una de las escenas en las que aparece. Me encantó. Por cierto, qué diferencia de trabajos de actuación al compararlos con los de la mayoría de la basura que se produce en nuestro país.
Deckard
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6
4 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título, tal como aparece en nuestras carteleras, tiene tintes de insulto a los españoles, pues el título original en inglés “Greenland”, no ha sido traducido en español como debe ser: “Groenlandia”. Me atrevo a decir que muchos españoles e incluso buen número de cinéfilos han pasado por alto que el título hace referencia a la isla más grande del mundo, Groenlandia, que es parte del territorio del Reino de Dinamarca. Pero el insulto es doble; por un lado, al no haber traducido el título original correctamente y, por otro lado, haberle añadido “El último refugio” en perfecto español, algo nada extraño con tanto publicista que parece desconocer nuestra lengua y cultura aunque sea español (no vende más un título en inglés, solo parece más pijo).

Al margen del título, la película parece haber contado con la influencia nada desdeñable de la política estadounidense pues, de no conocer la realidad, se creería en todo momento que Groenlandia pertenece a los Estados Unidos de América, ya que en ningún momento se desmiente, ni se ve en toda la película (ni siquiera al final, cuando sería pertinente) ni una bandera danesa ni una bandera autonómica de Groenlandia, donde viven unos 56.000 habitantes de nacionalidad danesa. Como europeo me parece inaceptable, pero como danés me irritaría mucho. Pues, aunque Trump ha expresado hace un año su deseo de comprar Groenlandia con sus recursos mineros, turismo y emplazamiento geoestratégico (con respuesta a nivel de choteo de Dinamarca y la autonomía de Groenlandia), la película no debería haber ignorado a quién pertenece la enorme y fría isla, pues los despistados saldrán del cine creyendo que es estadounidense.

Muy mal por el director Ric Roman Waugh al no aclarar esta cuestión, pero no es único elemento criticable. En mi opinión la historia de los restos de un asteroide en curso de impacto sobre nuestro planeta es creíble y los efectos especiales son muy buenos, dando pie a describir la condición humana ante la supervivencia (que solo recoge las pasiones en el terreno americano, cómo no). Gerard Butler sigue tan hierático e inexpresivo como nos tiene acostumbrados últimamente, y Morena Baccarin acumula quizá demasiados retoques de estética, pues no la reconozco de sus buenas interpretaciones de otros momentos, como en la serie Mentalista. Scott Glenn aparece muy arrugado a sus 81 años, pero sólido como en sus buenos tiempos de Silverado.

Sin embargo, lo más destacable para mí de la película, aparte del guión prometedor y los buenos efectos (ignorando las mediocres interpretaciones o los pocos extras contratados para las grandes aglomeraciones que se deberían ver ante las bases militares), es el subrayado subliminal muy politizado, mucho más allá de la ignorada nacionalidad de Groenlandia. Así, ante la inminencia de la caída de partes del asteroide, los “héroes” entre la confusión y el egoísmo, son siempre de raza negra, mientras los de raza blanca son los verdaderos villanos. ¿Black lives matter? Es evidente que los nuevos parámetros para valorar las películas a los óscar impuestas por Hollywood comienzan a distorsionar la libertad de creación de los directores y guionistas. Los óscar ya están muy desprestigiados, no era necesario darles la puntilla.
Deckard
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6
2 de noviembre de 2020
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para un director que ha hecho Forrest Gump, Contact, Náufrago, Cuento de Navidad o Tras el corazón verde (inolvidable y bella Kathleen Turner), esta película tiene que haberle dejado un sentimiento de fracaso, eso sí, con unos efectos especiales muy hechizados que no llegan a realzar un guión pobremente adaptado y desarrollado.
Deckard
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8
26 de octubre de 2022
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un enigma por qué esta serie se titula “Un Asunto privado” en lugar de “El asesino de la flor de lis”, aunque quizá algún día nos enteremos (no quiero pensar en el rechazo por su relación con las heráldicas francesas o con la también simbología religiosa u otras).

La serie de ocho capítulos, de producción española (Bambú Producciones), es un trabajo decente lejos del esperpento y la mala copia tan habituales en las producciones nacionales. Además, no se aprecian adoctrinamientos progresistas, de memoria histórica u otras referencias guerracivilistas. Lo que sí queda claro y patente, no obstante, es que su leitmotiv es la no inferior (o incluso superior) inteligencia detectivesca femenina, sobre el resto de los personajes masculinos, policías aparentemente menos capacitados (qué se le va a hacer en estos tiempos ‘woke’), y todo ello en aquel contexto de mediados del siglo XX en Galicia, en una sociedad de reminiscencias matriarcales, pero controlada por hombres.

La serie se ambienta en mil novecientos cuarenta y tantos, básicamente en Pontevedra y sus alrededores, captando unos magníficos edificios, exteriores y paisajes que es un verdadero obsequio de esta serie, sin duda una de sus mejores virtudes. Son fantásticas las tomas en la ciudad vieja de Pontevedra, las Islas Cíes, y otras playas y bellos paisajes bien filmados. La cámara se mueve con una enorme soltura y maestría y habla por sí sola. Excelentes son también los interiores, sus muebles y detalles, así como el vestuario y automóviles de época, todo ello resaltado por una fotografía magistral de Daniel Aranyo y Daniel Sosa. Enhorabuena.

La trama es simple, copiada mil veces, una serie de intriga de policías donde la contrapartida está a cargo de los dos protagonistas; por un lado, la hermana del jefe de policía, Marina Quiroga (interpretada por Aura Garrido) y, por otro, el mayordomo de la casa de la familia Quiroga, Héctor, interpretado por el gran Jean Reno (el actor principal aunque sea el mayordomo escondidamente gay). El jefe de policía es el también hermano de Marina, Arturo Quiroga (Pablo Molinero), y otros policías son Pablo Zarco (Gorka Otxoa), Andrés Castaño (Álex García) y Antón Ramírez (Tito Valverde). Marina y Arturo son hijos de quien fuera un reputado comisario de policía y ambos han heredado la vocación de detective, aunque Marina sufre ser mujer en aquellos tiempos.

Se empiezan a producir asesinatos en serie de prostitutas con una flor de lis grabada a cuchillo en el pecho (muy complicado, por cierto) y Marina, joven inquieta (y a quien su padre inculcó los principios de buen detective) tratará de hacer otra investigación paralela por su cuenta con la inestimable ayuda de Héctor, el mayordomo, tratando de demostrar que es capaz de superar al machismo policial. El guion salta a veces a conclusiones sin causa aparente, como si hubiera sido rehén de los exteriores necesarios o del decorado, aunque al final se cierra bien.

El trabajo del estelar Jean Reno como el mayordomo Héctor es muy bueno, aunque sea un papel que no haya interpretado mucho anteriormente. Yo destacaría también el excelente trabajo de Gorka Otxoa, muy creíble siempre y destilando esa vis cómica que le caracteriza y gusta. Ángela Molina, como la madre-florero de los Quiroga sobreactúa bastante. Y el resto de los actores secundarios está francamente bien. Sin embargo, la actuación de la protagonista femenina alrededor de la que gira la serie, Aura Garrido, no me ha gustado, sin saber compaginar el carácter de una mujer joven, ambiciosa e inquieta, con la contención de una actuación sin tantas estridencias como muestra a menudo.

Una buena serie, en definitiva, que nos muestra lo mejor de lo que es capaz nuestro cine/series cuando dispone de buena financiación y una distribución en Amazon Prime, con un excelente elenco técnico y profesional, especialmente el artístico y la fotografía que ha sabido capturar la belleza visual de Galicia.
Deckard
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