'Vaiana' (o 'Moana' en el original) es, con toda seguridad, la mejor película de Disney desde... casi no me alcanza la memoria. Habría que remontarse a los tiempos de 'Mulán', 'El jorobado de Notre Dame', 'Aladdin' o (palabras mayores) 'El rey león' y 'La bella y la bestia'.

La película recupera gran parte del espíritu de esos grandes clásicos de los 90, pero sabe actualizarlo, prescinde de muchos de los tics más odiosos del cine (manipulador) infantil actual, y los que utiliza los hace de manera conveniente. Las canciones gustan (las mejores que se han escuchado en Disney desde el siglo pasado), el humor se ajusta al film sin querer pasarse de gracioso para abarcar al público adulto (cosa que consigue de forma natural gracias a su historia) y los protagonistas tienen algo que contar, tienen algo que hacer y transmitir, sin riesgos argumentales pero de manera muy eficaz.

El fondo de 'Vaiana' llega al espectador, pues promueve la superación y autonomía personal, la importancia de la naturaleza, la superación de tus propios límites. Y no, no hay amores absurdos, no hay imposturas, no odias a sus personajes y los niveles de glucosa se mantienen a un nivel muy controlado. Si a ello le sumas una historia bien contada, que logra algunas buenas ideas y el resto lo solventa con un espectacular y colorido apartado visual (impresiona el realismo del mar).

Disney hace un ejercicio de prudencia para conseguir una de sus películas más completas, con mensaje positivo pero sin dejarnos ese regusto maniqueo y relamido con el que suele envolver sus moralejas. Todo encaja. Se agradece este Disney. El Disney que tiene algo que contar, y sabe cómo hacerlo. El que conquista a niños y adultos sin hacer trampas.

¿Qué hay más allá? Más allá hay películas como 'Vaiana'.

Tarde o temprano tenía que suceder en la película anual de Shin-chan, que suele tener como base un homenaje a algún género cinematográfico (siempre homenajes muy raros y estrambóticos, para qué engañarnos), y en la del año de 2007 hicieron un acercamiento al cine musical.

Evidentemente se quedan muy lejos de lo que es una película de animación musical a la que estamos acostumbrados, de hecho ni siquiera se le puede considerar el eje de la trama a los diversos pasajes cantados que tiene el film, pero terminan formando un conjunto que vuelve por la senda de lo estrafalario y de la que se pasa, y por mucho, la línea del absurdo. Esa línea cuyos límites entre la estupidez y la genialidad son tan estrechos que chocan una y otra vez. Lo justo para que pensemos si cierta situación es patética o muy graciosa. Al final, lo que define la amplia filmografía del personaje.

En 'Mi perro es la bomba' no encontramos una de las mejores películas sobre el renacuajo japonés, pero tampoco de las peores. Nos dejan en un punto intermedio, ni frío ni calor. La película en su función fundamental de entretener llega a cumplir, aunque por momentos dudemos seriamente de ello. Luego la trama es demasiado plana y su vis cómica, un tanto más limitada que otras películas del personaje mejor consideradas. De hecho esta puede considerarse de un desarrollo un poco lento, o quizás deslavazado, desperdigado.

¿El argumento? Ojo: Unos alienígenas cuya principal característica es tener un enorme culo (y bailar moviéndolo graciosamente al ritmo de una divertida canción) envían una bomba a la Tierra. La familia Nohara, que está de vacaciones en la playa celebrando los 15 años de oficinista de Hiroshi, se topan con ella. Más concretamente el perro Nevado. La bomba no tiene otra cosa que pegarse literalmente al perro como si de unos pañales metálicos se tratasen, con su correspondiente y llamativa forma de culo.

Es entonces cuando un grupo secreto del gobierno interviene para recoger esa bomba y mandarla lejos, puesto que su explosión supondría el fin de la Tierra. ¿Problema? Que es imposible sacarla del trasero del perro de los Nohara...

Como siempre un absurdo planteamiento para una película de humor muy japonés, más fácil de tragar para los que estamos acostumbrados al anime, pero aún así es incluso bizarro para lo que es el extraño humor nipón. Vamos, en la línea de la mayoría de películas de Shin-chan.

Persecuciones, golpes en la entrepierna, planes imposibles, malos raros y malos mucho más que raros y unas cuantas canciones tontas, aparte de mucho humor absurdo (tanto del que funciona y te ríes, como del que no). Lo habitual: Una amalgama de ideas extrañas que conforman una película de aventuras y humor poco convencional, pero no demasiado brillante.

Dirige Yuji Mutoh, que ya conoce bien al personaje tras ser también habitual en la dirección de la serie televisiva.

Sigue siendo cine para muy fans del personaje.

Prodigio visual que cojea en su argumento como le pasara 3 años más tarde a 'Steamboy' de Katsuhiro Otomo, guionista de 'Metrópolis' y venerado dentro del mundillo del manga y anime por su revolucionaria 'Akira' (1988) y que en su filmografía muestra grandes obsesiones por la destrucción y un futuro poco alentador que plasma desde su libreto en esta película dirigida por Rintaro.

Una primera media hora confusa argumentalmente, casi impenetrable para el espectador donde se nos lanzan pinceladas de lo que va a suceder sin ser demasiado claros, entre espectaculares imágenes generadas por ordenador de la futurista y caótica ciudad de Metrópolis en la que conviven humanos y robots en diferentes estratos sociales conflictivos, la trama avanza a trompicones y no siempre generando el interés que pretende.

De hecho realmente la narración solo toma impulso hacia la media hora final, pero ya es insuficiente para que la película se convierta en un hito y se queda en el común de las producciones técnicamente muy buenas pero en su conjunto descompensadas.

Eso no quiere decir ni que el film sea malo ni que no tenga sus puntos de interés y aciertos, dejando de lado el apartado visual (espectacular) y una gran banda sonora con aires de jazz años 20 en contraste con el futuro tecnológico que nos narra la cinta.

El pequeño Kenichi viaja con su tío, un detective, desde Japón a la avanzada ciudad de Metrópolis. Buscan al doctor Laughton, sin embargo éste resulta estar trabajando clandestinamente en un robot muy especial a encargo del Barón Rojo, un personaje muy influyente en la ciudad. Ese robot es Tima y tiene el aspecto de una niña humana.

Cuando Kenichi y Tima se encuentran por casualidad y escapan sin saber nada el uno del otro, estalla una revuelta popular en la ciudad mientras son perseguidos por el Barón Rojo que tiene en mente un gran plan en el que Tima es fundamental...

Mucha gente rechaza 'Metrópolis' por el diseño de sus personajes. No puedo defenderlo porque para mi tampoco es el más apropiado para una película de estas características, pero sí cabe decir que son los diseños originales de Osamu Tezuka, el autor más importante en la historia del manga y el anime japonés (de hecho se le considera el creador del género, para el que no esté puesto en el tema). Sus diseños siempre han sido así, caricaturescos y con cierto aire infantil pese a encuadrarlos en historias adultas. Entiendo que la película quiera homenajear al autor con sus reconocibles diseños, pero lo cierto es que el aspecto de los personajes chirría bastante con el tono y la película en sí, restándole cierta credibilidad a todo lo que en ella se cuenta.

Sigo en "spoiler" por falta de espacio, pero no revelo nada importante de la trama.

Fincher dejó claro con 'Perdida' que es el rey del thriller. Una película tensa, claustrofóbica y sorprendente que te mantiene atento a la pantalla del primer al último segundo. Juega con el espectador (en el buen sentido) una y otra vez, nunca sabes qué va a pasar después.

Siempre inquietante, siempre envuelto en la sospecha de un lado y de otro, el film se desarrolla de forma muy desasosegante y te atrapa sin remedio. Magníficos Rosamund Pike y Ben Affleck en una historia tremendamente efectiva por lo que cuenta y por cómo lo cuenta.

Los japoneses siguen empeñados en llevar a la imagen real sus mayores éxitos del manga, sin importarles que sean dos lenguajes audiovisuales muy distintos. Supongo que son cosas de la mercadotecnia, aún así no siempre es fácil justificarlo.

Y si bien 'Nana' es una película bien hecha técnicamente, además muy fiel a la obra original (tanto que a los fans les sorprenderá ver las reproducciones de los lugares mostrados en dibujo llevados a la realidad... a mi al menos me sorprendió) la historia no se adapta bien para el formato película de acción real y las actuaciones son flojas, adoleciendo de una sobreactuación exagerada que va entre lo excesivo y la búsqueda de la imitación del manga, algo que debería evitarse a toda costa ya que como decía, el lenguaje del manga es, en ocasiones como esta, muy diferente al del cine de imagen real. Y al final lo que trata de ser fidelidad máxima se convierte en poco menos que ridículo.

En las actuaciones principales, mejor Mika Nakashima como la rebelde Nana Osaki, que transmite mucha más veracidad en su contención, que una exagerada y plana Aoi Miyazaki, que hace de su papel de la dulce Nana Komatsu un catálogo de forzadas sonrisas. De todas formas ninguna de las dos transmite nada en particular.

Los actores en general demasiado artificiales y la historia, demasiado empeñada en ser tan fiel a la original que no parece tener estructura, ni principio ni final. La historia pierde casi todo el buen humor del que hace gala el manga, así como ese acertado retrato de la juventud actual japonesa, y se queda solo con las tramas amorosas haciéndola parecer un culebrón bastante pobre.

Tampoco se para en desarrollar personajes ni en darle una identidad propia a la película, siendo un calco bien filmado de lo que dibujó la autora Ai Yazawa pero dejándose por el camino lo mucho de especial que tiene la obra original. Es más, si esta película en algún momento se sostiene es precisamente porque la historia narrada en el manga es potente. Pero la torpeza de la realización del film, que condensa momentos salteados con muy poco arte, es insufrible.

Como adaptación visual es aceptable, pero como película no alcanza el nivel mínimo exigible. Yo creo que solo nos entretiene a nosotros, sus seguidores (y más por la curiosidad que por otra cosa), pero por lo demás resultará anodina y tonta para el resto de espectadores.