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Rusia Rusia · Stalingrado
Críticas de Ferdydurke
Críticas 2.844
Críticas ordenadas por utilidad
1
27 de enero de 2018
84 de 156 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mujer golpeada y maltratada por su marido (como todas, por lo menos en potencia), ¿abandonada además al irse (¡¿no quería que se fuera?!) con una de diecinueve? (qué cabrón), madre de hija, muy joven, brutalmente violada y asesinada (otro peligro lacerante y constante) se enfrenta, emprende una cruzada libertaria, verdadera y salvaje contra todos los hombres malos (prácticamente la unánime mayoría, salvo quizás los negros y homosexuales, probablemente, seguramente sea así, eso creo), "Un hombre bueno es difícil de encontrar", diría Flannery O'Connor, especialmente centrada su lucha contra los policías (todos, o casi, homófobos, racistas, violentos y muy lerdos) y los curas (pasaban por allí pero son pederastas de raíz y querencia), con el fin de encontrar/atrapar al malnacidohijodeperra asesino y violador de su querida niña.
Ella es nuestra amada heroína. Amante vocacional y sincera de los animales (condición sine qua non para ser una buena persona, si no pasas esa prueba, mereces el infierno, hay que acreditar esa bondad con algún gesto fehaciente), los enanos (más bien discapacitados métricos), los negros (por supuesto, la duda ofende) y del bien (aunque disimule a veces, es más buena que el cielo, las estrellas y Nevada Las Vegas, lo que pasa es que la pobre arrastra un dolor tan grande que a menudo se pierde, pero ya decimos que es santa y generosa, valerosa y bondadosa como el sol y todas las galaxias, como Oregón, Nueva York, Madagascar y Formentera).
A ver, nos falta algo. Violencia de género, racismo indiscriminado, violaciones, agresiones, mutilaciones, estupefacciones...
Ah sí. Humor del bueno. No todo iba a ser llanto y crujir de dientes. Es también necesario el relajo. Un engrasante para que el pueblo trague. Vaselina que es cosa fina. Entre horror y desgracia algún chiste o comentario ingenioso que anime la fiesta y aliñe el guiso.
¿Y la construcción de personajes, la lógica narrativa, la mesura, el tiento, la coherencia, el pudor, la vergüenza, la honestidad, la franqueza?
Jaja. Nada. Son paquetes, meros instrumentos para introducir tres o cuatro ideas boyantes, óptimas, respetables y pertinentes.
¿Qué harías si fueras un director con algunas pretensiones y grandes ambiciones?
a) Cuestionar el mundo actual con sus monsergas, propagandas e ideología dominante. Debatir, dudar, replantear, preguntarse, desnudar, valorar, temblar, sutilizar.
b) Montarte en el carro de los vencedores. Volverte un esbirro o nada más que comercial. Dar forma al discurso oficial. Ser parte del paisaje. Ponerte en la foto y recibir premios por tu buen comportamiento. Amar a los perros fieles.
c) Ni lo uno ni lo otro. Lo que te surja o te apetezca. Algo libre y personal. Una observación particular. Una extrañeza insólita. Sentido común. La vida misma. Lo que sea.
Este director ha elegido...
Spoiler:
Para que la oferta fuera completa me faltaban unos cuantos detalles o temas muy interesantes que habían quedado en el tintero:..., unidad de quemados y lanzados, malvados aterradores, palizas insospechadas y habituales, descubrimientos casuales y abismales, enfermedades terminales, suicidios impactantes, madres acojonantes...
Veamos. Unos cuantos asuntillos curiosos más:
- ¿Cómo es posible que tras tirar a un tío por la ventana y agredir a otra persona a plena luz del día y delante de todos (delante del recién jefe negro, por ejemplo), no te detengan inmediatamente y se te caiga el pelo?
- ¿Cómo es posible que a continuación el agredido salvajemente te encuentre casualmente en la habitación del hospital y te ponga la pajita en señal de paz? ¿Es homosexual, buena persona evidentemente? ¿Calmado, reflexivo, gay, obvia, oficialmente?
- ¿Cómo es posible que de cenutrio, cernícalo y troglodita que no tiene ni medio milímetro de cerebro con luz o sano pase a redimido hombre bueno y política y humanamente concienciado y generoso en lo que tardas en beberte ese refresco tan jugoso con pajita mediante?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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5
2 de julio de 2017
30 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Observación o narración?
Si abusas de la contemplación, detienes el tiempo, lo adensas y espesas, lo llenas de una nada numerosa y muy habitada. Eludes la absurda concatenación de los hechos, paras la rueda, atentas contra la puta convención, saboteas la trama, eres libre, nada debes, estás tú solo y lo mirado, te conviertes en lo otro, escapas, vuelas sin salir de ti, de tus preciosos ojos entusiasmados, hacia fuera y hacia dentro.
Si te ciñes al contar, al puro relato, todo cambia entonces, ese pequeño milagro de los panes y los peces, crece, se multiplica y expande, entretienes, evades, distraes, atrapas, aceleras el fluir de las cosas, aligeras, engañas, magnificas, dramatizas, reduces, simplificas, concentras y alegras.
La mayoría de las películas optan por la segunda opción. Muy pocas se quedan con la primera elección.
Pero también hay algunas, más ambiguas o diletantes, quizás más timoratas o astutas, hábiles y sabias, tal vez pícaras o ricas, el caso es que esas mezclan, reparten, confunden. Discurrir remansado, mirada agitada.
Y finalmente hay otro grupo, no tan escaso como pareciera, que prefiere la calma delicada, el ojo clínico, la relajada paciencia, todas esas virtudes de espíritu arropadas, que no desnudas, por un cierto tremendismo consistente, a ser posible, en generosa ración de muertes, sustos y enfermedades. Como si no se atrevieran del todo y hubieran querido adornar su película despojada con elementos indispensables de morbo, sentimiento y comunes humores horrores humanos, ese conjunto de padecimientos que todos tememos y alguna vez inevitablemente sufrimos. Como si la propuesta fuera un tanto espuria, mitad arte sano, otro taco de melodrama gordo al fondo, como de lado o al trasluz pero claramente presente, marcando el ritmo, dándole al bombo, el tono. Apreciable, correcta, conocida fórmula que en esta ocasión se nos presenta con distinguido oficio e indudables atributos. Todo lo cual no evita la gastada sensación de "deja vu", de reconocido ejercicio de estilo, de huellas borradas y otra vez tan pisadas.
Ni un pero les pongo a los actores y especialmente a las niñas, siempre graciosas y queribles en estos pintiparados casos, cebos fílmicos que nunca fallan. Lo mismo que el jazz, la naturaleza o la esperanza que suele sonreír como el sol primero después de un muy largo y duro invierno.
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Ferdydurke
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4
17 de enero de 2015
27 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante, pero demasiado contradictoria y tramposa.
Se alimenta de facciones en lucha: el Arte o el Dinero, la sinceridad del artista o las mentiras del vendedor, ¿el bien y el mal?... Amy, Margaret, es la (infinitamente) buena, Christoph, Walter, el (terroríficamente) malo. Ella crea con pasión y hermosura, él es un parásito que vive a su costa; de su trabajo, honestidad, sencillez..., en fin, de su humildad de niña tímida y asustada. O quizás no. Quizás ella sea una pobre mujer que abandona a su marido, tiene una niña pequeña, un trabajo penoso y un montón de cuadros que no interesa a nadie y que casi tiene que regalar. Hasta que llega un hombre que la saca de la "miseria" y el anonimato y, gracias a todas sus (malas) artes, empeños y embustes, la convierte en multimillonaria y archifamosa. Porque vamos a ver, ¿es lícito, honrado, coherente o aceptable vender tu alma al diablo con el fin de montarte en el dólar y vivir como una reina para que, luego, cuando el puñetero venga a reclamarte la deuda, te hagas la despistada, la ofendida o la inocente, es que yo no sabía nada, cuánta inesperada sorpresa, no me había dado cuenta de que mentías, de que no pintabas, de que no... ?, ¿pero cómo iba yo a imaginarme, con lo ingenua y bien pensada que soy, que el maligno era tan tramposo y torticero, imposible? ¿Es verosímil o aceptable tanta ignorancia, asumir lo bueno del engaño, sacarle todo el beneficio, y renegar después de lo malo con tanta soltura y desparpajo?
Bueno, durante la primera parte se ve bien por el tono de comedia, de parodia, de amable cachondeo sobre el muy ¿mal gusto? de la gente, sobre cómo, muchas veces, es incompatible crear con vender, sobre las modas y la estupidez general, sobre el Kitsch, el infantilismo y el pop, la producción en serie y el mercantilismo más bobo, sobre.., pero cuando se plantea la verdadera lucha de poder y la película es tan partidaria de ella, tan maniquea, simplista y olvida todo lo que había mostrado antes para derivar hacia una elegía roma, un cantar de santa que carga y cansa, se elimina la posibilidad de haber hablado con fundamento y sustancia del porqué triunfaron tanto esas niñas "zombis" tan tristes, del entorno, la época y la verdad de las cosas, siempre tan huidiza y poco complaciente.
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Ferdydurke
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3
21 de diciembre de 2016
26 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Íbamos bien. Hasta casi la mitad la historia, tenía interés, los personajes eran buenos, había bellas palabras y estupendos contrastes, lo apolíneo y lo dionisíaco se batían en duelo, Thomas Wolfe nos tenía cogidos del cuello, nos arrastraba con su fuerza huracanada y su yo torrencial. Estábamos gozando moderadamente, si cabe tal contradicción timorata y aberrante.
Difícil me sería delimitar el momento preciso en el que se jodió el invento. Me gustaría echarle todas las culpas a la petarda de la Kidman (hubo un tiempo en que fue, y a veces todavía es o puede ser, más maja), a su personaje insufrible y lastimoso, grotesca representación de imposible asunción. Pero tampoco, ella es solo la chispa que enciende el pandemónium resultante, ese engendro repleto de sermones a contrapelo, lloreras sin cuento, dramones a flor de piel y grandes luminarias de las letras convertidas en fantoches lamentables (Fitzgerald y Hemingway a cada cual más reducido a un arquetipo simple, facilón y penoso), como títeres descabezados.
Diría, centrándome un poco más, que la cosa se tuerce cuando se pasa de la literatura a la histeria, o de los libros al psicodrama familiar, o del proceso de creación a la amistad más grande que el mundo; del arte a la homilía. Lo que apuntaba a recreación feliz de una relación fructífera y conflictiva se nos viene encima como fórmula narrativa esquemática y simplona con un contenido moral digno de una catequesis. Pero no nos adelantemos demasiado todavía, antes deberíamos desmenuzar algunas cuestiones un tanto más simpáticas. Por ejemplo:
- La escritura a cuatro manos. El escritor crea el boceto y posteriormente lo poda y desbroza en compañía del editor que es a su vez el que dirige la orquesta formada por estos dos individuos tan extraños y dispares.
- El yo del autor como un monstruoso animal que arrasa con todo, ahíto de egoísmo y desmadre.
- El peligro, o el acierto, según se mire, de convertir la escritura en un inmenso y feliz juego en el que las palabras solo remitan a sí mismas y no cuenten nada, millones de sílabas danzando en torno a una música enloquecida, autorreferencial y delirante.
- La bohemia frente al orden. El quizás necesario cierto desequilibrio del autor debe ser constreñido, domeñado o compensado en alguna medida para que su obra no sea completamente ilegible, nada más que puro desahogo narcisista e incomunicable.
Y ahora veamos también sus numerosos defectos:
- La innecesaria utilización de los elementos familiares como adornos engorrosos que trivializan, enfangan y atontan la narración. Tal y como están planteados, no aportan nada. Nicole es un estrambote. Laura apenas son tres o cuatro miradas. O las explicas bien o no las pones. No vale con recurrir al tópico de la queja y la muy cansina y socorrida letanía de siempre me dejas sola por tu trabajo, querido maridito o amante mío al que tanto quiero y deseo y que poco me lo agradece el puñetero con lo que yo lo valgo y le doy, ay, ay, ay.
- La correción política y la moralina apolillada. La película no se abre en torno a preguntas y ambigüedades, al contrario, se cierra y empequeñece cuando se dedica a impostar lecciones morales y soflamas clericales.
- Se tiende a la caricatura de museo de cera, al exceso, el meneo, el mareo y el memuero, no me lo creo, a la brocha gorda y la poca sutileza.
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Ferdydurke
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5
10 de marzo de 2018
22 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película que no tenía buena pinta, la crítica, sorprendentemente (según ellos la inmensa mayoría de las películas son buenas o muy buenas), no había dado el unánime y acostumbrado sí quiero; León de Aranoa estaba errante, ya no sabía si cine de monserga o explorar nuevas vías; Bardem y Pe ya no son lo que eran y a Pablo Escobar le han contado la vida tantas veces y tanta gente, ya solo falta que la escriba él mismo desde la tumba, que pocos temas más sobados había.
Y lo peor con diferencia de todo, la grotesca premisa que daba lugar a esta historia resumida en su nefando título, el amor entre una periodista, o así, y el tal Pablo que todavía nos alumbra como una estrella que murió hace tiempo y sigue todavía viva.
En fin, que había que atarse bien los machos, rezar todo lo conocido, rogar y esperar que la función no nos hiciera demasiado daño, a nosotros, pobres espectadores castigados con saña por el último cine que nos ha llegado directamente desde la parrilla de los Óscar hasta nuestras mejores salas. Cine abominable, Stalinista-Goebbelesiano-McCartysta, no sé si terriblemente conducido o simplemente aberrante. No todo. Solo un buen trozo.
Tanta palabrería para decir que nos salvamos por los pelos. Si logras soportar los primeros minutos de duro impacto, cuando te dan el primer sopapo, cuando descubres atónito, la ignorancia te había mantenido dichoso, que es una película sobre colombianos interpretada por españoles y hablada en... inglés (con algunas palabras o expresiones en español, manda madre), lo demás va solo. Malparíos. Obviamente el dinero manda, para poder hacerla y distribuirla, antes, durante y después, vive Dios. Pero pocos atentados/decisiones artísticas tan esclarecedoras y representativos de cómo está el mundo y funciona el cine. Como hacer una película sobre Rubén Darío interpretada por un mexicano y hablada en chino mandarín. En fin. Somos fuertes y lo pudimos resistir. Luego el ser humano se acostumbra a todo y casi no te das cuenta del crimen de lesa gravedad contra la humanidad.
Pero no son solo esos hechos perturbadores, hay que sumarle la aparición estelar de la Pe como trepa desaforada, frívola y pedorra sin parangón que se nos lleva al terreno de la pasión gavilanesca al tripudo Bardem (ay, la escena en la que corre con el culo al aire, y al viento, rifle en ristre por aquellos andurriales, me recordó, con perdón, a las hazañas nudistas del inefable Carlos Areces o al inverosímil Torbe en todo su apogeo cretino emitiendo sonidos de gorrino).
En esos momentos parecía/temía parodia sandunguera y platanera. Me preparé para una buena ración de risas (y un futuro gozoso escrito pinturero/portentoso).
Y no. Se van desarrollando los hechos, la petarda se hace a un lado y se cuentan cosas interesantes con ritmo intenso y entretenido. El Escobar se quiere hacer político para así evitar que los gringos le metan en la trena con la aplicación del tratado de extradición. Pero claro, una cosa es ser el jefe de la droga colombiana y otra muy distinta ser un importante gerifalte político. Lo primero lo puede conseguir cualquier psicópata con algo de inteligencia. Lo segundo es peor, mucho más complicado, tienes que ser un pelele, un monigote sinvergüenza dentro de un monstruoso sistema. Lo mismo que Escobar pero sin mancharse las manos. Ahí se equivocó, confundió el valor del dinero. El cual es solo una herramienta, la más crucial pero no la decisiva, lo que manda es el poder, el conjunto de relaciones, ese entramado de los que verdaderamente mandan, el cual expulsa sin contemplaciones a los recién llegados o que no se pliegan, a los que se creen que se pueden saltar las reglas (como salvando todas las tremendas distancias de todo tipo les pudo pasar en España a dos elementos tan distintos y acojonantes como fueron Jesús Gil y Mario Conde, que en cuanto quisieron llegar a más y poder dominar, fueron eliminados, es decir, encarcelados y silenciados) inexorables del juego. Esos seres que rigen el mundo no necesitan enseñar la pistola o los billetes para tener el dominio.
Esa es la cosa, la película gana y crece en el aspecto criminal, temporal, político, drogadicto, sufre perramente con la Penélope y en los minutos en los que aparece la santa esposa y los queridos niños (aunque sirven para decir que distinguía y diferenciaba entre lo público y lo privado, entre el trabajo y la casa. Con sus vicios sexuales pero cada cosa en su sitio, como le hace ver a Pe cuando esta se quiere asemejar a su santa esposa).
Pero sobre todo hay que destacar y aplaudir como se merece al inmenso Bardem, con una interpretación abismal, graciosa, desbordada, arriesgada, creativa, exagerada, valiente y gigantesca. Siniestramente cómico. Hermosamente terrorífico. Fabulosamente patético. Con sus carnes morenas derrengadas y todas sus bajezas expuestas sin sutileza. Mentiroso, poderoso y medio loco. Desquiciado, familiar, brutal, implacable y fullero. Aunque no se profundiza demasiado y queda solo la carcasa, el arquetipo, es Bardem el que le insufla toda la vida que le falta a esa casi caricatura. Su destino es una huida hacia delante, hacia la nada. Hay momentos, pocos, tampoco nos pasemos, en los que casi me recordó a Tony Montana. El cubano, más encocado, Pablo, más borrachuzo, tragón y follador.
Y de lado, el retrato de un país y un tiempo. La Colombia de los años ochenta y primeros noventa. Sin ley y con (mucha) muerte. Una guerra civil y campal cada día. Se expresa bien la sensación de impunidad y vértigo. De un Estado sin derecho.
También se acierta con el tono cínico, ajustado, sin idealizar, más o menos neutral, para contar unos hechos tremendos.
Pe está ridícula. Pero no creo que lo haga mal. Simplemente retrata a una tipa que así apuntaba, a zorrón
desorejado con ínfulas, a caradura con gracia y salero, a choni felona de altos vuelos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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