Se hizo finalmente con el premio de la juventud en el Festival de cine de Donostia esta bienintencionada, emotiva y eficaz crónica de la reconciliación familiar de un ex-convicto que, a la salida de la cárcel, se encontrará con 2 hijos abandonados por su madre y obligados a desenvolverse solos en el piso, así como una difícil reintegración laboral. Cine social británico para todos los públicos que deja un buen sabor de boca y que lanza simpáticos guiños a la estética y las formas del wester. En su primera proyección pública, cosechó una calurosísima acogida de los espectadores (entre tanto filme de tiempos lentos y objetivos ininteligibles, fue como un oasis de paz).

SteveMcqueen ha logrado su consagración cinematográfica internacional con este desgarrador retrato de un hombre que, tras su impecable imagen de triunfador de la Gran Manzana, esconde a un ser incapaz de frenar su adicción por el sexo, brutal e insaciable. Michael Fassbender ofrece una interpretación inolvidable (candidatura al oscar obligada) en una producción de una elegancia gélida y una fuerza desoladora. McQueen sabe combinar magistralmente música e imagen para componer escenas intensas e hipnóticas, aunque aún le queda pulir un poco su vena esteticista. Sólo por presenciar los primeros y los últimos 10 minutos, así como la escena en la que Carey Mulligan nos pone los pelos de punta con su estremecedora interpretación de "New York, New York", merece la pena embarcarse en esta impactante experiencia.

Las excelentes críticas cosechadas y su previsible triunfo en Hollywood (con importantes nominaciones a los Oscar más que probables) aumentaban las grandes expectativas ante el estreno en Donosti de "The artist" y ya se sabe que la expectativas pueden a veces actuar en contra de nuestra percepción de la película. En efecto, "The artist" ha sido para mí una ligera decepción, y no porque la película sea mala (que no lo es en absoluto), sino porque no está a la altura de lo que ella misma en algún momento pretende ser. Su principal lastre es una irregularidad demasiado acentuada por un arranque y un desenlace emocionantes, vibrantes, que no se ven correspondidos por una parte intermedia, con ambiciones dramáticas, demasiado larga y reiterativa. Un poco más de humor (con escenas tragicómicas de las que tanto se estilaban en aquella época) habría sido suficiente para remontar ese bache.
Eso sí, aunque el director no haya mostrado gran habilidad para el desvío trágico, debe ensalzarse la fuerza de muchas de sus imágenes (ese inolvidable abrazo al abrigo, esa escena de baile repetida, esa premiere inicial y, bueno, la última escena, que quita el hipo) y la sinceridad de su homenaje a una forma de hacer cine olvidada por las generaciones jóvenes. De este modo, "The artist" se acaba perfilando como un "Cinema paradiso" del cine mudo, un ejercicio nostálgico quizás poco trascendental pero bonito y disfrutable, que logra acelerar los latidos de cualquier corazón cinéfilo en varios momentos conmovedores. Y eso no es poco: es muchísimo en los tiempos que corren.

"Historias que só...." es un filme de imágenes: no sólo las fotografías que la joven protagonista captura de un mundo, rural y misterioso, a punto de desaparecer, sino las que jalonan un filme de cautivadora belleza, moroso y algo reiterativo, es cierto, pero también hipnótico en su reflejo de unas tradiciones, una forma de vivir, ser y recordar, tan alejadas del "mundo moderno". Hay en este filme algo conmovedor, quizás el cariño, autenticidad y poesía con que la realizadora traza el perfil de los habitantes de ese lugar perdido en los bosques brasileños.

Es difícil retratar un tema tan espinoso y problemático (la pedofiilia) con la sensibilidad, pudor y delicadeza con que Renato Pérez lo hace en esta dolorosa e intimista historia, presentada en el festival de San Sebastián. Al contrario que otros filmes latinos presentados a concurso, excesivamente lentos y lacónicos, "Anónimo" logra atrapar tu atención y, lo que es más importante, acaba por conquistar tu corazón. La cámara sigue los pasos del protagonista, un ex-convicto que cumplió pena por abusar sexualmente de su hija, en su difícil reinserción social, donde no encontrará más que puertas cerradas. La sobriedad y contención del relato logran alejar cualquier truculencia para centrarse en el dolor de un hombre que, consciente de lo que hizo, sólo quiere enmendar su vida de alguna forma. Sincera y emotiva, engrandecida por la extraordinaria interpretación de Mario POssandon, "Anónimo" es una gratísima sorpresa.