Aunque no me entusiasmen las sitcoms con risas enlatadas, el piloto de "Shit My Dad Says" se ve con agrado. Los protagonistas están bien definidos y sus gags funcionan bastante bien (a pesar de que la mayoría de las situaciones son bastante predecibles).

No parece que vaya a convertirse en una serie que enganche a una legión de fans, pero si te coincide verla no te desagradarán las historias de este padre cascarrabias y del hijo pródigo que quiere ganarse su corazón.

Aunque he visto las películas, no he leído ningún libro de Harry Potter. Sin embargo, la historia de su autora despierta mi curiosidad. Por eso me interesé por esta tvmovie. Lo que cuenta, el ascenso a la fama de JK Rowling, podría ser interesante. El problema es que esta película se limita a retratar los hechos en postales de diferentes momentos de su vida. Pero no profundiza en su personalidad, no hay subtexto en ninguno de esos fragmentos que vemos pasar por la pantalla. La narración es tan superficial que parece deslizarse sobre hielo y todos los personajes son planos como un post-it.

Es verdad que hay poco de cinematográfico en el proceso de escritura de una novela, pero deberían haber indagado más en las circunstancias de su autora.

En esta peliculilla, Disney continúa explotando mal a sus viejas glorias. "Tod y Toby 2" es una historia anticuada, cuyo único propósito es hacer caja a través de la venta en dvd. Al igual que secuelas como "Tarzán 2" o "El libro de la selva 2", "Tod y Toby 2" también provoca el aburrimiento de todos los públicos. Si alguien tiene que verla por obligación, aúlle cada vez que salga un tópico y acabará afónico.

Para todos aquellos que echan de menos humor delirante y terror absurdo en el cine convencional llega esta maravillosa locura, cuyo punto de partida no tiene sentido y a todos nos encanta.
Con Eric Roberts haciendo de malo-maligno y el maestro del cine de rebajas a la producción nada podía fallar. "Sharktopus" es una película para televisión sin otro objetivo que hacernos pasar un rato divertido. Con el mismo magnetismo y los recursos de una atracción de feria.
Una vez más: gracias, Roger Corman.

Puede que «yes, we can» sea una frase popularizada por Barack Obama, pero mucho antes de que el presidente norteamericano la emplease como lema de su campaña electoral este ya era el grito de guerra de los seguidores de «Bob el constructor», una serie infantil que comenzó a emitirse en 1999. Como el título puede llevar a engaño, será mejor aclarar que «Bob el constructor» no es una serie protagonizada por un promotor inmobiliario que si dedica a especular. Eso sería demasiado didáctico para los niños y aquí lo que se trata es de tenerlos entretenidos con cuentos sin conexión con la realidad. Sólo en un mundo de ficción pueden existir Bob y las máquinas que lo ayudan. Para los adultos, ver a un albañil que mejora la calidad de vida de sus vecinos mediante sus reparaciones resulta demasiado irónico. Acostumbrados a «Pepe Gotera y Otilio», ese dúo de chapuzas tan español, «Bob el constructor» se presenta como el representante ideal de un gremio con una mala fana ganada a martillazos. Para que la fantasía fuese perfecta, a esta serie sólo le falta un banquero que conceda créditos sin intereses.