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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de Federico Furzan
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
10
1 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me gusta escribir clases de historia. Me parece que para eso hay que buscar libros e investigar. Además, creo que nadie está en este medio para explorar lo que ocurrió en una película realizada hace 89 años. Parece ser más importante entender cómo nació el horror como género comercial, y generalmente aceptado durante la era del “pre-code” (esa etapa oscura del cine en el que no existían códigos sobre lo que se podía mostrar y lo que no podía estar en pantalla). Dracula de Tod Browning parece ser una buena oportunidad para explorar la historia que no se trata del blanco y negro, o del sonido poco nítido. Es conveniente entender por qué es el clásico que ayudó a conformar una etiqueta para Universal Pictures que hoy, no tiene el resultado que todos esperaron en su relanzamiento. Quizás el pasado es intocable.

Decir que Browning hizo Dracula de principio a fin es ir en contra de lo que dicen muchos que vivieron aquella época. Era un director errático que mostró sus intenciones desde el principio de la producción. El casting fue horrible. Nadie creía en Bela Lugosi como la cara del conde, y no fue sino porque lo había interpretado en el escenario de forma admirable que alguien decidió elegirlo. Los efectos especiales eran pobres para la época, y nadie sabía como manejar bien el concepto de sonido en el cine. Era una apuesta que solo contenía valor porque era el lanzamiento oficial de la obra de Stoker en la gran pantalla. Nada más. Y así Universal Pictures crea el personaje que hasta el día de hoy sigue utilizando como un icono del horror.

Eran otros momentos. Las producciones eran compartidas literalmente, ya que en la noche se rodaba Dracula de Tod Browning y durante el día George Melford hacía su versión de Drácula. Se extraían metrajes de otras películas y se insertaban como parte de la película. Todo era precario y no era meticuloso. Nadie apostaba por producciones gigantes con presupuestos exorbitantes. Entonces ¿cómo Dracula se conforma? ¿Dónde está lo que la hace merecedora de tanta atención casi un siglo después?

Creo que primero que nada, se debe reconocer el riesgo del horror en una época en la que este tipo de películas no existían y mucho menos con sonido. El estudio se arriesga con un estreno limitado y misterioso. La gente se desmayaba en los cines. El éxito era inmediato.

Pero también el elemento “Lugosi” es difícil de omitir. El actor indicaba que era la última vez que lo iba a interpretar debido a que no quería ser un estereotipo. Pero indudablemente imprime autenticidad a un rol distinto para la época. La sutileza, la elegancia y la incorporación de personalidad, era algo innovador que no tenía la obra original de Stoker y mucho menos lo que Murnau había hecho con Nosferatu. Sí, Browning y los guionistas se inspiraron en lo que habían visto antes para poder crear el escenario de Lugosi. Pero es el actor quien termina de modelar lo que hasta hoy se mantiene. La tensión sexual de un hombre cuya hambre es innombrable, nunca admitida pero omnipresente. Es en esta seductora personalidad que Lugosi se mantiene de principio a fin para poder patentar al personaje que hoy es más cultura que otra cosa. Si los clásicos se deben respetar, Lugosi es un excelente punto de partida para ello.

Con una corta duración, Dracula de Tod Browning pasa desapercibida actualmente como documento de análisis más que un largometraje de horror. Pero en esa puesta en escena hay algo. Hay miedo por lo desconocido, hay cierta actitud juguetona por parte de un Van Helsing poco recordado, y hay una sensación general de la grandeza de un personaje que dura muy poco tiempo en pantalla lamentablemente. El clásico de Browning es clásico por Bela Lugosi. Negarlo es negar la historia del horror y del vampirismo como uno de los subgéneros más importantes.

**** Originalmente publicada en https://cinelipsis.com/dracula-browning/ ****
Federico Furzan
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2
1 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En realidad esto es un requisito. Siento que es un deber calificar y hacer el review de cada película que veo y luego postearlo acá.

No la pasé bien viendo Cop Out. Soy fanático de Kevin Smith, pero definitivamente cuando no pretende hacer una comedia típica de Hollywood. Hablemos de Clerks, Mallrats, y de inclusive Jay and Silent Bob Strike Back, que cuenta con un elenco excepcional y con un tipo de comedia que se inclina a lo Hollywood pero que conserva el “slapstick” de Smith. Siempre llevado a los límites.

El problema con Cop Out es que parece que es algo que se hizo porque tenía que hacerse y no por inspiración. Al igual que Due Date que es absolutamente aburrida, Cop Out es una comedia forzada. El Willis sale cool como siempre y Morgan es el payaso. Pero no resulta. No hay química. Los villanos increiblemente estúpidos y unos personajes policías que provoca que se mueran.

El argumento: típico de películas de policía. Agentes son suspendidos por un mal performance, se toman las cosas en sus manos a conveniencia propia y vencen a senda banda de narcos.

Resultado: una comedia demasiado larga y poco efectiva.

Necesito decir más?

Pues creo que si debo mencionar el punto positivo: Seann William Scott como siempre hace reir. Lo siento pero es Stiffler. Bruce Willis tiene gran capacidad de mantenerse cool.

Dicen que Smith sufrió para lograr que Bruce Willis actuara acá como alguien convincente y al menos se dejara tomar una foto para el poster. Con razón.

**** Originalmente publicado en https://cinelipsis.com/cop-out/ ****
Federico Furzan
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10
26 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando pasan los primeros 5 minutos de La Edad de Oro (título en español), nos damos cuenta de que no vamos a ver algo normal. La descripción de la anatomía de un escorpión, y luego pasamos a una escena en una playa con unos monjes rezando.

Surrealista? You have no idea!!!!

La Edad de Oro es una pieza kafkiana que representa como la burguesía denigra todo lo que no es correcto. Es una historia que a pesar de tener una trama absurda y sin sentido, entendemos el por qué de su realización.

No vale la pena describir mucho porque no se va a entender nada. Lo interesante es lo que representa una estructura fílmica como esta en el año 1930 (apenas se estrenó en Estados Unidos en 1979). Un ataque directo a una sociedad que no tiene límites al juzgar cosas que ellos mismos hacen. Desde una felación notoria a un dedo del pie de una estatua hasta las cabelleras despellejadas sobre un crucifjo con música digna de fiesta, Buñuel se destaca y se atreve. Se jacta de decir cosas que nadie más dice y se sale con la suya, simplemente dando como excusa que su película es el resultado del sueño un hombre loco (este fue el argumento para poder estrenar la película).

Tal vez el filme de 63 minutos no sea el mejor de Buñuel pero es prácticamente el más importante. Describe paso a paso la evolución de una sociedad burguesa hasta el declive basado en sus propios principios. Ellos mismos se transportan a un crescendo particular que termina en hormigas (no literalmente) caminando a su propio casa de tortura de la que emerge una figura muy parecida a Cristo y que culmina haciendo algo que no puedo revelar.

**** Originalmente publicada en www.cinelipsis.com ****
Federico Furzan
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7
26 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada cierto tiempo, el cine nos da unas pequeñas joyas que funcionan mejor como un experimento que como una película típica de Hollywood. Frozen se destaca como una piedra en bruto que de principio a fin se apodera del público con una simpleza bastante fácil de explotar. Es lo bello de películas como esta. Hacen tanto con tan pocos ingredientes.

Ni siquiera la violencia es necesaria en filmes como estos. Sin embargo, la crudeza lo es. Y es precisamente el por qué de que Frozen sea tan poderosa.

La premisa es muy sencilla: ¿Qué pasaría si tres personas se montan en una telesilla en temperaturas bajo cero y todo el mundo se olvida de ellos? Es Open Water pero en la nieve (accesorios y animales incluidos).

No puedo contar mucho para quienes no la han visto. No es una película sorpresiva en su premisa pero si en su capacidad de hacernos cerrar los ojos ante la desesperación. Lo interesante es que los personajes al fin hacen cosas inteligentes (o simplemente lo posible) para salirse de la situación y las cosas por supuesto no salen bien.

Adam Green es un director que se atreve a hacer cosas diferentes y es en personas como él, en donde fanáticos del horror alojamos la confianza. El splatterfest que es Hatchet es casi nostálgico, y un verdadero clásico del género. Pero esta vez consigue hacer un filme totalmente diferente que logra una sensación visceral y totalmente primitiva que casi hace que cerremos los ojos cada vez que los recursos son más escasos y las posibilidades de vida son casi nulas.

Tres actores convincentes y novatos juegan con diálogos tontos y casi clicherosos pero que en una telesilla suenan algo tensos. Pero realmente no hace falta que pase de ahí. No hay exageración en reacciones como pasa en la mayoría de las películas de terror; los actores hacen lo que deben hacer y lo que cualquier persona haría. La violencia es gratuita pero no sale en pantalla (increíblemente). Es una rareza que en una película de estas, solo hace falta un sonido para aterrorizar, en vez de una imagen o efectos especiales.

¿Un defecto? un desenlace un poco extendido.

Kudos a Adam Green por aventurarse en un campo nuevo y lograr que nunca queramos ir a esquiar. Ya sea en helicóptero.

****Originalmente publicado en https://cinelipsis.com/review-frozen/****
Federico Furzan
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8
4 de octubre de 2020
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos sabemos qué tipo de película es Bill & Ted Face the Music. Al menos los que crecimos en ese ambiente dominado por experimentos ochentosos de comedia y fantasía. Y creo que somos esos lo que corremos a ver las nuevas aventuras de Bill y Ted, los Wyld Stallyns, el dúo que nunca encontró su lugar en el mundo. Casi treinta años han pasado y sí, hoy nos encontramos con dos personajes que el tiempo no ha perdonado. Pero así como sabemos y entendemos el tipo de película que se plantea en Bill & Ted Face the Music, un merecido descanso de nuestra situación actual, me cuesta dejar de reconocer y mencionar que la película aborda un sentido de soltar como pocas franquicias suelen hacerlo. Me sentí en compañía de amigos, pero también en compañía de quienes quedan y serán los que acompañen a nuestros herederos. Con una sonrisa gigante me despedí.

El rock no es igual. Es prácticamente inexistente. Y luego de todo el éxito que vino al final de Bogus Journey, Bill y Ted son los mismos de siempre, pero ahora con dos hijas, y la realidad tormentosa de la vejez. Pero llega una visita del futuro. Una que indica que la misión de los fracasados es crear una canción que salve al mundo. El talento no existe. Solo existe la capacidad de viajar en el tiempo, ir al futuro a recopilar la creación y volver al presente para presentar esa canción mágica. Bill y Ted deben aceptar el reto. Pero detrás de ellos están Billie y Thea, sus hijas, que se unen a la misión de imprevisto y aportan el mejor recurso a esta aventura.

Las aventuras de Bill y Ted no cambian. Son iteraciones de escenas dependientes de cuan creativo sea el guion que nutre de personalidad a dos hombres que no pueden seguir actuando como chicos porque ya no lo son. Y aun cuando hay una sensación de incomodidad en Reeves (observen sus movimientos, no son iguales), es imposible descartar la química que se produce con su compañero y el resto de quienes les acompañan. Cuando la película podría depender completamente de ellos, deciden proyectar a sus hijas como las geniales herederas de lo bueno y lo malo. En ambos personajes se esconde el secreto de una enseñanza indirecta sobre la franquicia. A esto sumamos que esa escena final es tan justa como debería ser, y Bill y Ted admiten que su objetivo siempre fue uno solo.

Nada en Bill & Ted Face the Music se siente como un elemento "adicional" que no tenía que aparecer. Todas las decisiones son acertadas. Es una película floja en su guión pero hay mucho que la salva. La música, personajes nuevos (el androide es GENIAL), un maquillaje excepcional que si no obtiene una nominación al Oscar sería una injusticia atribuida al género, y por supuesto la aparición de nuestro querido personaje, la Muerte. Es difícil no catalogarla como la mejor escena de la película. Una que trae lágrimas a los ojos. Un grito de redención, aceptación y amistad.

Esta es la tercera parte, y muy probablemente la última, de una aventura de casi cuarenta años. Quienes no hayan estado desde el principio, poco van a entender. Pero a veces explorar el pasado no está nada mal. Con Bill y Ted vale la pena ver lo que ocurrió en 1989, en 1991, y ahora.



**** Originalmente publicada en www.cinelipsis.com/bill-and-ted-face/ ****
Federico Furzan
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