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España España · Madrid
Críticas de JBlas
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
5
27 de noviembre de 2012
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces una película es completamente mala o completamente buena y a la hora de hablar sobre ella es conveniente saber discernir de antemano si tiene más peso lo uno o lo otro. En algunas ocasiones encuentras motivos emocionales, de esos de los que dicen que la razón no entiende, que guían tu discurso de manera natural haciendo innecesario tomar decisiones intelectuales, pero esta no es una de esas ocasiones.
Reconozco mi imparcialidad con el cine español por ser consciente de la enorme dificultad y el grandísimo mérito que entraña hacer una película en este momento y en este lugar –ya sea buena o mala-. Mi decisión respecto a esta cinta, reconozco que muy discutible, va a ser la de tratar de ensalzar sus virtudes.
Os pido disculpas de antemano porque es posible que no pueda mantener esta postura durante todo el discurso y añado otra de disculpas por toda esta contradicción inicial, motivada por las contradicciones que a su vez me ha transmitido el visionado de “Invasor”, el “Black Hawk Down” español.
Esta es una peli de acción terriblemente bien rodada y lo mejor que se puede decir al espectador de una película de este tipo, lamentablemente, es que no parece española. Seguramente Daniel Calparsoro es el cineasta de este país que mejor rueda secuencias de acción y se le nota menos cómodo o menos interesado en el desarrollo de secuencias íntimas o familiares. Por eso, a pesar de intentar parecerlo en algunos momentos, “Invasor” no es para nada una película íntima ni familiar.
Calparsoro siempre ha sido un continuador de tendencias de cierto tipo de cine americano y en esta cinta lo vuelve a dejar bien patente. Es verdad que no inventa nada nuevo ni muestra nada novedoso, pero hace tan bien su trabajo que se le puede disculpar con facilidad su falta de originalidad formal. Los cineastas marcadores de estilos y tendencias son especímenes tan escasos que sí solo se les permitiera hacer películas a ellos, la industria del cine mundial directamente no existiría. Así que volvamos al mundo real en el que cineastas solventes como Calparsoro si pueden hacer películas, al menos por el momento.
Solvente si, pero no genial, Carlparsoro es culpable de algunos pecadillos en esta su última producción;
Pecadillo nº 1; la hipersobrexplotación del flashback utilizado como recurso narrativo en películas de todo tipo y condición, ha provocado que esta herramienta ya no sea capaz de lograr el impacto o la sorpresa para la que fue concebida, sobre todo cuando se abusa de su uso o se hace de manera tópica mil veces antes vista.
Pecadillo nº 2; aunque en líneas generales el grupo actoral cumple con su trabajo en una tarea y en unos registros nada sencillos, me produce cierta tristeza ver a Inma Cuesta, esa hermosa presencia del cine español, ejerciendo de mujer florero sin una trama personal que defender e interpretando -en vez de a un verdadero personaje por sí solo- el rol de la chica del protagonista.
Pecadillo nº3; El guión ni siquiera trata de justificar la existencia de un par de secuencias de acción, muy vistosas para los tráilers, pero que carecen por completo de sentido.
En fin, como os advertí, no he podido mantener mi tesis defensora de virtudes durante todo el discurso pero, aún a riesgo de perder credibilidad, creo que “Invasor” si es una peli de acción más que digna, de impecable factura y recomendable, a pesar de que seguro en breve aparecerán otras críticas y comentarios en los que no se refieran a esos errores como simples pecadillos.
JBlas
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5
27 de agosto de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que odiosas son las comparaciones y que malo es tratar de poner etiquetas a todo lo que llega a nuestras vidas. Si es cierto, que malo es, pero que útil en ocasiones saber rápidamente “de qué va” esto nuevo que ha llegado de un simple y rápido vistazo. Estas líneas me huelen a auto justificación que convierte en lícita la comparación que voy a hacer ahora mismo y, que si leyera de otro blog, quizás me parecería injusta. De esta forma, si un extraterrestre se presentara en el mundo cinematográfico actual yo le explicaría que Jean Pierre Jeunet es una especie de Tim Burton europeo -claro está que si el ET en cuestión aterrizara en Europa, cosa poco probable, yo le diría que Tim Burton es un Jeunet americano-. Tienen en común que todos los directores artísticos del mundo matarían por trabajar con ellos –en estos tiempos algunos matarían por trabajar, sin mas- porque ambos comparten un milimétrico cuidado por la puesta en escena y un gusto exquisito por la estética. Los dos tienen una filmografía irregular, pero ambos han conseguido realizar películas/referencia de toda una generación, casi nada.
Quizás yo no estaría escribiendo este blog si no hubieran existido en su día películas como “Amèlie” (2001) o “Eduardo Manostijeras” (1990) –traducida como “El Joven Manos de Tijera” en Latinoamérica, siempre me ha hecho gracia esta traducción. Por esta razón no puedo dejar de sentir cierto pesar cada vez que compruebo cómo estos dos autores en busca de la imagen perfecta descuidan la palabra -la escritura- y nos presentan películas claramente irregulares, en lo que deseo sea un declive pasajero de sus carreras. Jeunet ya no es sorprendente en su originalidad y con el personaje de Bazil –Dany Boon- recrea un mimo inocente e infantil con una curiosa manera de aceptar el mundo -descripción que parece “standard” para muchos de los personajes de Jeunet- que en ocasiones resulta demasiado atontado y cansino.
Son los momentos en los que el diálogo es prácticamente inexistente cuando Jeunet quiere sentirse cómodo en lo que parece ser un homenaje a su compatriota Jacques Tati -y a todos su predecesores en la escuela del humor gestual y el slapstick -Chaplin, Keaton, etc…- pero ni en esas acaba de convencer.
Reconozco que yo también he imaginado cuantas pisadas eran necesarias para desgastar un escalón, reconozco que también me comía los quesitos –El Caserío o La Vaca que Ríe, preferentemente- como lo hace Bazil, ¿acaso hay otra forma de comérselos?, y no puedo negar algún sentimiento de simpatía hacia alguno de sus personajes en alguna de sus intervenciones. ¿Pero no os resulta muy rara la mezcla de tonos que se produce al insertar imágenes de víctimas reales de minas antipersonas? En teoría me parece buena la idea de introducir tintes realistas en un cuento –esto es lo que es Micmacs- nada realista, pero en la práctica descubro que estás mezclas hay que hacerlas con mucho cuidado porque si no, como digo, quedan raras -podría apostar que del metraje final se ha caído alguna secuencia que apuntillaba mejor la trama realista y militar-.
En cualquier caso, a modo de conclusión me atrevo a afirmar, como otros lo hacen con Woody Allen –venga, vale, yo también lo suscribo con Woody- que una mala película de Jeunet es una buena película, casi nada.
JBlas
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6
27 de agosto de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos hallamos ante una película diferente a lo que estamos acostumbrados a encontrar en una sala de cine y quién sabe si dentro de unos años volveremos a este título como a un referente que cambió la forma de producir y exhibir cine en este país. De hecho esta es la gran diferencia con respecto a otras películas; su apuesta por una distribución global multiplataforma altamente arriesgada pero también altamente coherente, puesto que pese a quién pese internet ya no es el futuro, internet es ya el presente. A día de hoy –no dentro de cinco o diez años- el cine ya se ve a través de la red, coherente pues estrenar una película de manera simultánea en cines e internet. Arriesgada –hacer cine en este país siempre lo es, sea el tipo de cine que sea- por el intento de boicot que ha tenido que sufrir el propio Paco León por parte de aquellos distribuidores que –imitando a cualquier político actual- parecen vivir en las cavernas y no atienden, o no quieren atender, a la realidad del mundo de ahí fuera.
“Carmina o Revienta” es una película low cost inteligentemente urdida por un prometedor director novel que ha sido muy consciente de las cartas que tenía en su mano y ha sabido jugar la partida más adecuada para conseguir salir victorioso. Parece que el subgénero del falso documental todavía no está agotado y Paco León lo ha sabido aprovechar dándole está forma a una película que, de otra manera, no se hubiera podido rodar en tan solo 11 días (el falso documental –creo yo- justifica e incluso agradece errores técnicos de todo tipo como fallos de foco en cámara, sets pobremente iluminados o preparados y sonido en ocasiones de aspecto amateur). María León –¡cómo me gusta esta chica!- es otro de los ases de la baraja de su hermano Paco, que imagino habrá reflexionado profundamente sobre la posibilidad de incorporarse o no al casting de su película -es posible que el público fan haya echado en falta al menos un cameo de este star televisivo-.
Pero sin lugar a dudas, lo que Paco León entendió perfectamente es que esta película era básicamente su madre. “Carmina o Revienta” es Carmina Barrios y poco o nada nos debe importar cuál es la parte de realidad y cuál es la de ficción de este brutal personaje a caballo entre “El Padrino” y “Torrente”, puesto que ambas partes lucen con igual veracidad y no existe una línea divisoria que las separe. Sería estupendo que pudiéramos adaptar la frase de Paco Casau –marido de Carmina en la ficción, eso sí es ficción seguro, cien por cien- "La vida es tan bonita que parece verdad" para presentar una buena película: "...es tan bonita, que parece verdad". Aunque lamentablemente no todo lo que es verdad es bonito si es verdad que "Carmina o Revienta" es una buena película.
JBlas
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8
27 de agosto de 2012
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En una época en la que el uso habitual de esenciales hallazgos como la electricidad o el agua corriente todavía no estaba estandarizado, la televisión no existía e internet ni siquiera se encontraba en el imaginario de los investigadores más audaces, nació nada menos ni nada más que el cine.
El enorme impacto social a nivel planetario que durante la primera mitad del siglo XX tuvo este nuevo espectáculo -después convertido en arte- es algo que hoy podemos imaginar pero no creo que podamos llegar a entender en su justa medida.
Que el cine ya no es lo que era ni tiene la trascendencia social y cultural de antaño es un hecho evidente y demostrable. En “La Invención de Hugo” nos encontramos con un desconocido Scorsese -mucho menos duro, más sensible y didáctico- que ha querido explicar a las nuevas generaciones lo que el cine significó para él y para muchos otros visionarios que desarrollaron este oficio como si de una verdadera fábrica de sueños se tratara.
No es seguro que el mensaje, presentado como un gran espectáculo en 3D comparable a un nuevo nacimiento del cine –anuncio publicitario alejado de la realidad, como casi siempre- llegue con claridad a estos nuevos espectadores a los que está dirigido, pero si es una película que debería llegar a todo amante del cine que perciba este arte-oficio-entretenimiento como algo más. Entendiendo este “algo más” como un factor trascendental que nos afecta de diversas maneras y hace al cine responsable, entre otras cosas, de la educación –no solo sentimental- de generaciones enteras de espectadores.
Scorsese sabe que no seríamos las personas que somos sino hubiéramos visto las películas que hemos visto y hace esta película para que seamos un poco más conscientes de nuestro amor al cine (es cierto que este principio es también aplicable a los libros que hemos leído, a la música que hemos escuchado o a los viajes que hemos realizado, pero permitidme que coloque al cine un escalón por encima de los demás -sino estaría escribiendo un blog de literatura, música o viajes-).
El seguidor habitual de Scorsese puede sentirse algo decepcionado puesto que esta es una película que parece pertenecer antes al universo de Tim Burton o Jean Pierre Jeunet que al del creador de “Taxi Driver”, el mundo formado alrededor de todos los personajes secundarios –creíbles vecinos del barrio de Amelie- no acaba de resultar todo lo encantador que se pretende, quizás la causa pueda ser precisamente que parecen personajes sacados de otras películas y no tienen la entidad ni la personalidad suficiente por si solos. Pero no hay que preocuparse, el Scorsese abuelito y algo sensiblero es todavía muy lúcido y sabe dirigir con maestría un brutal trabajo visual, técnico y estético –justamente premiado en los Oscar- para presentarnos una excelente película recomendable para todos los públicos.
JBlas
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3
27 de agosto de 2012
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En algunas ocasiones puede resultar más sencillo ser iniciador de un estilo y de una determinada forma de hacer las cosas que simplemente tratar de ser un continuador o seguidor de ese método. Afirmo esto creyendo firmemente en la ética y responsabilidad de un digno “continuador o seguidor” que tratará siempre de hacer la mejor película posible y en absoluto es mi intención sugerir que sea simple inventar el estilo de películas como “Alien” o “Blade Runner”, que lograron concebir una atmósfera y un tono que nunca antes habíamos visto y que se acabaron convirtieron en clásicos del cine –no sólo del género de la ciencia ficción-.
En aquellos últimos años setenta y primeros ochenta no estaban asentadas las bases del género y el público todavía no estaba acostumbrado a las reglas que rigen este juego, pero ahora -demasiados años después- el espectador ha visto excesivas películas que imitan una y otra vez las mismas normas copiando las mismas estructuras y han perdido una inocencia que podría ser indispensable a la hora de aceptar determinadas propuestas cinematográficas. Sabiendo que la inocencia perdida jamás volverá, el reto de los nuevos cineastas –sobre todo los de ciencia ficción- debe ser inventar nuevas reglas y nuevos estilos que vuelvan a sorprender a un espectador diferente del de hace treinta años.
“Prometheus” es una ambiciosa y hermosa película que rememora sin ningún complejo esos otros grandes clásicos del autor adentrándose literalmente en el universo de “Alien” para contarnos una historia diferente. Historia diferente si, pero con otros muchos ingredientes demasiado parecidos; la estructura, algunos de los personajes e incluso la nave, pueden ser intercambiados de una peli a otra sin que se note demasiado la diferencia.
La verdad es que como honesto espectador, estos detalles pueden importarte muy poco si acabas siendo abducido por otros valores de la película y cierto es que “Prometheus” tiene unos cuantos de esos otros valores, casi todos relacionados con una espectacular y elegantísima puesta en escena que nos hace pensar que este film fue concebido con vocación de clásico perdurable y con la intención de convertirse en una referencia en el género.
“Prometheus” posee una atractiva premisa temática inicial -muy pretenciosa sí, pero en Hollywood pueden pretender lo que quieran- y todas las personas que han fabricado esta película pueden y deben sentirse muy orgullosas de su trabajo. ¿He dicho todas? No amigos, todas no, los guionistas deben sentir algo que está en las antípodas del orgullo por su trabajo. Demasiadas e importantes cuestiones se quedan sin responder o con respuestas demasiado ambiguas y no me refiero a las preguntas trascendentales que plantea la película; ¿De dónde venimos?, ¿Quién nos creó?, sino a cuestiones bastante más prosaicas y cotidianas que se resuelven de manera torpe. Todos los personajes, en algún momento, tienen un comportamiento inesperado o parecen tener un plan oculto y esto, que podría tratarse de un punto a favor perteneciente al manual de creación de personajes interesantes, acaba por defraudar, perdiendo interés y credibilidad, debido a la incoherencia de sus actos.
Ridley Scott -probablemente en la sala de montaje y para no enfrentarse a un metraje excesivamente largo- ha decidido mostrar todo el poderío visual de una película perfectamente rodada en contra de una mejor y más completa explicación de algunos aspectos de la trama y de los personajes.
Como resultado final nos encontramos ante una película que aún pretendiendo ser recordada, no contiene ninguna secuencia absolutamente memorable –la escena de la auto cesárea de Noomi Rapace y el tropiezo en su huida de Charlize Theron tienen mucha gracia y la secuencia de arranque es alucinante- y quizás debido a esta incoherencia no acabe alcanzando su objetivo, pero aún así no deja de ser una propuesta recomendable, fundamentalmente por el abrumador espectáculo visual que presenta.
JBlas
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