Pasable gracias al gran papel del Sr. José Coronado. La trama demasiado sencilla, el argumento bastante pobre y, el final, previsible y con un triste intento de dramatismo por asemejar a los grandes finales de Hollywood. Si hacemos una paradoja "ecuacional" y eliminamos a Coronado de la ecuación, sólo nos quedarán 104 minutos de aburrimiento.

Si metes en una batidora leche, fresas, kiwis, melocotones, helado y nata, estoy seguro que sale un rico batido. En esta película hacen lo mismo con humor, amor, fantasía y, sobretodo, mucha magia. Sin la necesidad de grandes efectos especiales, cautivadora a lo largo de sus 400 minutos y pico minutos, que pasan volando por tu imaginación y perduran en ella para siempre.

Con un genio al mando de la "orquesta" siempre es posible componer alguna bella nota musical entre tanto ruido. De gran interés por el avance técnico del 3D que va conquistando nuestros cines, la historia deja mucho que desear en comparación los bellos cómics que me convirtieron en adulto.

Escenarios de gran belleza, detalles al máximo, aunque falla en los personajes y en su paso del papel al haluro de plata.

Todo mortal sueña con jugar a un juego, por primera vez, y ganar. Lo que no sabe Michael Douglas es que a veces basta con sobrevivir.
Ondulas de tensión, suspense y hasta humor hacen vibrar las cuerdas de una guitarra bien afinada con un sólo final magnífico.

Con un plantel de lujo y un director de renombre, no consigue la total captación que se precisa a una película nominada a los 5 "grandes". Destellos de magia se vislumbran en una línea argumentativa más que previsible. De conspicuo final y, por suerte, esperanzador porque todo se ha terminado.