Haz click aquí para copiar la URL
España España · sevilla
Críticas de drelles
<< 1 2 3 4 5 8 >>
Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
8
4 de septiembre de 2009
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película americana de Lang se nos presenta como una vuelta de tuerca sobre los temas tan queridos de la inocencia y la justicia.

Bajo la apariencia de un alegato contra la pena de muerte, constituye un riguroso análisis de las normas de conducta de la sociedad americana en las que el autor había hendido su certero bisturí durante veinte años.

Película de construcción en espiral. Las constantes vueltas del argumento desconciertan por su fría concepción de las piezas aisladas que van a configurar un mecanismo de efecto irreversible. La última vuelta de la espiral hace volcar la película y quizá la intención del autor hacia una dirección insólita y desquiciante. ¿Ha valido la pena mostrarnos la otra cara del asunto? La apariencia de final impuesto hace que debamos reservar el juicio sobre las intenciones de Lang.

Con esta obra cierra el autor austríaco una etapa importante de su vida. Su fría y rígida concepción del cine no supo encontrar su mejor acomodo en la industria hollywoodiense; pero, pese a las limitaciones que soportó: películas de encargo, presupuestos raquíticos, actores impuestos, segundas partes de fims de éxito, intromisiones en su tarea, etcétera, consiguió realizar grandes películas, muchas de ellas incluso de superior calidad a las alemanas y, además, en casi todos los géneros que se hacían en los estudios. A diferencia de otros maestros, pocos, de su talla, demostró que era capaz de reflejar su personalidad y hacer sobresalir sus constantes autorales por encima de los condicionantes externos. Otros muchos autores, mediocres, justifican la falta de calidad de sus trabajos con esta sempiterna excusa. Por eso Lang fue uno de los más grandes.
drelles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
12 de agosto de 2009
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva mirada a las relaciones generacionales entre padres e hijos, la pérdida de valores tradicionales y el enfrentamiento entre dos mundos en una obra admirable donde brilla de forma fulgurante el estilo impagable de su autor: sereno, emocionante, ayuno de aditamentos y subrayados. Unos breves planos del exterior, las chimeneas de Tokio, el río surcado por un vapor, introducen a los personajes vistos a la altura del hombre, seres humanos que se expresan con sus miradas, sus palabras o sus comportamientos, a la vista de los cuales surge de forma directa la reflexión moral.

Una hermosa película hecha con materiales sencillos y una inmensa sabiduría, fruto de muchos años de pensamiento y lucidez.

El juego de los actores, contenidos, sensibles; la cámara quieta mostrando sin interferir; la construcción del guión, elocuente y rica, y la claridad de ideas dan como resultado la verdad cinematográfica.

Quien la vea por primera vez quedará enamorado para siempre del arte del cine... ¡qué envidia!
drelles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
31 de agosto de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película contiene las características que hacían inolvidable el cine de Hollywwod: buenos decorados, excelentes canciones, historia bien hilvanada, secundarios creíbles, dirección discreta para no entremeterse; en fin, un pasatiempo de dos horas, amenas y desengrasantes.

Hoy en día parece impensable un cine así: el director haría genialidades a troche y moche, las canciones serían inaudibles, la historia se llenaría de sexo y drogas; en resumen, sería imposible alcanzar las dos horas sin bostezar o mirar el reloj.

Aunque algunas de las características anteriores podría uno esperar que fuesen igualadas en el caso de un hipotético remake actual, desde luego aguzando mucho la imaginación; lo que sería imposible es encontrar un actor de la talla de Cagney, que hace aquí una auténtica creación, de un personaje rutinario hace un gran hombre: autoritario, megalómano, déspota, luchador, orgulloso y decidido. Es tan grande su creación que, aunque el personaje es aborrecible en muchos aspectos, le hace a uno desear que se quede con la sosa Doris Day, mediana actriz pero buena cantante, por delante del apocado Cameron Mitchell que sale huyendo al primer contratiempo. Que Cagney era grande ya lo sabíamos: eficaz en el cine negro, el musical y la comedia. Que por su creación aquí no le dieran el Oscar y acabaran después con este ridículo galardón es una prueba de la idiotez que acompaña al mundo desde su creación.
drelles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
1 de septiembre de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su segunda película Welles nos sitúa en los comienzos de la civilización del automóvil y plantea una meláncolica meditación sobre la irreversibilidad del tiempo. Nada que hagan los Ambersons, representantes de un concepto antiguo de señorío y poder, logrará impedir su reemplazo por los nuevos tecnócratas representados por Morgan y su hija.

Welles amplía su visión a cada uno de los personajes: George, Isabel, el tío, el mayor, Fanny, Harry y Lucy, constituyendo cada uno un escalón en el imparable transcurrir del tiempo y de la historia. Con mirada serena, sorprendente en un autor de veintisiete años, Welles hace desfilar las distintas mentalidades sin afilar la punta de su aguijón, con un punto de vista a caballo entre la nostalgia por los tiempos idos y el rechazo ante un mundo que no podía subsistir.

En el estilo de esta película inmortal sobresale por ejemplar el uso del plano-secuencia. Algunos de ellos son de antología: el paseo en coche de George y Lucy, con el adelantamiento final del travelling para descubrirnos que allí no hubo trampa; la despedida de ambos y la entrada final en la farmacia; el diálogo en la escalera entre Fanny y George, un prodigio mil veces imitado; la maravillosa secuencia del baile, un ejemplo de puesta en situación. Algunos otros planos como la muerte de Isabel, la despedida del tío en la estación o el diálogo en la cocina con la tía Fanny conmueven al recordarlos aunque hayan pasado años desde la última vez que se vieron. Esta es la virtud de los clásicos: permanecer en el tiempo y en la memoria, por encima de modas, premios y oropeles finalmente pasajeros.

Fue masacrada por los mercanchifles de turno, pero lo que queda son ochenta minutos de gozo y enseñanza. Welles ya no pudo superar lo alcanzado en esta magna obra: era imposibe.
drelles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
22 de enero de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta preciosa película el depurado estilo de Rohmer, decantado tras una larga carrera de obras preciosistas, siempre a vueltas con las relaciones humanas, frágiles y quebradizas como el cristal, alcanza la expresión sublime que da la perfección.

Unos diálogos armoniosamente escritos, que en manos de muchos otros autores incidirían en la vaciedad, logran el milagro de la identificación con los tiernos y sensibles protagonistas que desnudan sus almas, sus inquietudes y frustraciones ante nuestra miradas cómplices. Apenas unas intrigas leves, una encomiable espontaneidad y una apacible verosimilitud, son las banderas de este cineasta fiel a si mismo, concienciador moral de una generación, que traslada la acción al escenario futurista de un barrio moderno, lejos de la urbe cálida, para que los personajes vean enrecruzar una y otra vez sus destinos.
drelles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 8 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow