Con la sombra de ‘Kiki, el amor se hace’ en mi imaginario, ‘Donde caben dos’ se me antojaba como una película que intentaría emularla en el tono pero a la vez (por su premisa) satirizaría y juzgaría mucho a todos los personajes. Y justo ahí es donde personalmente creo que la película triunfa.

Todos los personajes están muy humanizados y los gags cómicos funcionan a la perfección. Me parece que para el tipo de película que es, arriesga mucho. Hay una reivindicación sana del deseo como pocas veces he visto en la gran pantalla. Se integran temas como el intercambio de parejas, las relaciones no monógamas o el incesto desde la más completa naturalidad. Y el contar con tantas caras conocidas interpretando este guion hace que uno se replantee cosas y tenga ganas de debatir al terminar el visionado.

Mención especial a las interpretaciones de Pilar Castro, Verónica Echegui y Aixa Villagrán y también a la deliciosa selección musical.

Por poner un pero, el speech del final me parece que subraya innecesariamente algo que la película ya ha contado (y bien) a lo largo de su metraje.

Una peli ligera, tremendamente actual, necesaria y recomendable.

La película, que empieza con mucha fuerza, comienza a desinflarse conforme pasan los minutos. Tate Taylor pasa de un reparto coral (con su anterior trabajo, "The Help") a un film con un solo dueño. Chadwick Boseman, que se pone en la piel del "padrino del Soul", logra ejecutar notablemente la tarea que se le encomienda.

A pesar de que el film te deja con muchas aristas del personaje principal por conocer y que puede llegar a hacerse algo lenta para algunos; los temas musicales y el carisma del sr. Boseman consiguen entretener y mejorar el resultado final de la película.