La más floja de todas las anteriores.
A pesar de la muerte de Thalberg, la peli se salvó gracias al infinito talento de los "Brothers", que lejos de obedecer ridículos guiones, convirtieron un bodrio en una comedia con grandes momentos cómicos.
Insisto... el único mérito reside en estos genios con mayúsculas.

Fué su primera película que no era de origen teatral...y se nota.
Menos mal que luego vinieron las dos siguientes en Paramount.
Aún así, se hacen los dueños de la función, a pesar de la retahÍla de inútiles secundarios y de un horroroso guión.
Es que los Marx podían con todo. Incluso con la mediocridad de actores, guionistas y directores.
Sin ellos, la comedia sería vulgar antes, ahora y en en el futuro.

Los Marx convirtieron una vulgar comedia musical, en una magistral sucesión de gags.
La Metro los quiso convertir en personajes normales y simpáticos, y sólo lo consiguieron aquí y en contadas partes de "Un día en las carreras".
Casi todo lo que vino después no nos gustó ni a nosotros ni a ellos.
Fué un crimen obligarles a respetar guiones.

A pesar del abuso de números musicales, dado su origen teatral, cuando los hermanos aparecen en pantalla, convierten un musical del montón en una trepidante comedia sólo al alcance de estos individuos tocados por la varita.

Y lo consiguieron a medias.
Porque lo mejor son los momentos en los que Roger Moore se salta las reglas y mantiene el tono irónico que todos sus seguidores queremos.
Gracias a él, la película mantiene bien el tipo y consigue ser una de las mas recordadas.