Es indudable que Orson Welles fue un genio. La mayoría de sus películas lo demuestran, pero si se hubiese limitado a realizar "Ciudadano Kane", ya hubiese entrado de sobra en la historia del séptimo arte. Es que la ópera prima de Orson Welles es la gran metáfora que el cine entregó a la posteridad sobre el sentido de la vida. Impecable. Si Welles no hubiera existido, el cine no sería cine.

Un inspiradísimo Clint Eastwood, en su plenitud creativa y actoral, realiza uno de los mejores western de la historia. Influido por su mentor, el grandioso Sergio Leone, Eastwood va más allá de las tendencias maniqueas del género y construye personajes llenos de grises. Es que en "Sin perdón" -al igual que en las mejores producciones de Ford o del mismo Leone- no hay buenos y malos: hay seres humanos.
Una historia impecable, que se sostiene con un reparto de grandes, y ya por entonces veteranos, actores, encabezados por el propio Eastwood, y seguido por Morgan Freeman, Richard Harris y Gene Hackman. Una película imprescindible.

Cada vez que esto mirando televisión y me cruzo con "El padrino" (cualquiera de las tres) un impulso que no puedo manejar me obliga a quedarme a mirar. Y de todas estas la que mas me atrapa es la primera. Marlon Brando es un actor verdaderamente incontenible, y en este film está particularmente bien, se maneja a sus anchas. Pero para mí la gran actuación de la película es la de Al Pacino, quien enfrenta su destino con una frialdad increible. Me emociono sinceramente cada vez que veo su actuación en el film, y desde ahí me covertí en un fanático confeso de Pacino. Por todo eso y por muho más, "El padrino" es para mi la cumbre del cine de los setenta.