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Vanuatu Vanuatu · Petrogrado
Críticas de CuchiCuchi
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
1
28 de diciembre de 2010
67 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas de Andy Warhol. Las películas de Mariah Carey. Las películas de Prince. “Bolero”, de Bo Derek. “Tarzán de los monos”, de Bo Derek. Nueve mil novecientas noventa y ocho películas de Jesús Franco (todas las que hizo menos dos). Un millón de películas amateur que ni con sentido del humor se pueden ver. Un trillón de películas blandiporno en las que las actrices se ríen cuando les toca el rollo lésbico.

“Cocktail” de Tom Cruise.

“Hay motivo”. Aunque ésta no debería jugar.

Mike Myers.

Una película taiwanesa que iba de una habitación en la que llovía. El primer cuarto de hora de una película hindú en la que cantaba él, ella y un abuelete que vivía en la calle (en el minuto 16 terminó mi experiencia con el cine indio).
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CuchiCuchi
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5
7 de enero de 2010
81 de 138 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi colegio los tíos guays jugaban al fútbol. Los irrelevantes y los maricas jugaban al baloncesto. Luego había una especie de zona de seguridad y, por último, estaba el equipo de rugby: repetidores compulsivos, fumadores precoces, leyendas de la indisciplina, delincuentes varios, el único lugar de todo el colegio en el que no había separación entre los de pago y los becarios. El peor día de mi vida fue cuando me comunicaron que por mucho que lo intentara nunca entraría en el equipo de fútbol. A mí no me importaba el deporte, pero me atraían las mujeres. Y a las tías de los colegios cercanos, sobre todo a las más cachondas, les atraían sólo los futbolistas. Me ofrecieron un puesto en el equipo de baloncesto.

Un tipo al que conocía vagamente me comentó que estaban buscando gente para el equipo de rugby. “Yo no sé jugar al rugby”, contesté. “Entonces, das el perfil exacto”, sentenció.

Pasé un año en aquel conjunto, al terminar el cual seguía sin saber jugar al rugby, pero, lamento el tono carcelario, aprendí a respetarlo. Desde que te tiran al suelo por primera vez y unas mil libras de grasa animal te caen encima, aprendes a respetarlo. Lo siguiente es que te pongan un mote, porque en rugby todos tienen un mote relacionado con el aspecto físico. Y ya estás dentro, como quien dice. Recuerdo a “Dumbo”, “Leroy”, “Peggy”, “Masa” , “El Botijo”... A mí me llamaban “Chochona”, no pienso explicar por qué.

Había un árbitro que, por alguna afrenta pasada, nos la tenía jurada. Era un chulo prepotente y faltón al que apodaban “Rocky” porque tenía fama de hacer cien flexiones seguidas con un brazo. Después de cada encuentro hacíamos planes para asesinarlo de forma dolorosa.

Un día, sucedió. A mí me cogió algo lejos, en otra parte del campo, pero puedo asegurar que lo escuché como si lo hubieran emitido por los altavoces. Una doble onomatopeya completamente reconocible: el contacto violento de un puño con una cara ajena. “El Botijo” se había tomado la justicia por su mano y ésta había ido a parar al rostro de “Rocky”; quizás no contaba con que “Rocky” devolviera el golpe casi al instante. Todos nos volvimos locos, corriendo hacia el lugar de autos, fingiendo separar a los ensangrentados protagonistas, pero colocando al azar algún directo al equipo rival. La escaramuza duró unos minutos, hasta que los dos equipos, “Rocky” integrado en el contrario, recularon en desafiante formación. El incidente fue conocido como “El Botijazo”. Naturalmente, nos expulsaron de la competición.

Lo celebramos por la noche, con Larios, DYC y un radiocasete con bafles en la cochera para camiones del padre de “Dumbo”. Estaba previsto que “Leroy” trajera a varias chicas de su barrio, pero ocurrió lo inimaginable. Se corrió la voz y las tías de los colegios cercanos, las más cachondas, dejaron por un día de ligar con los de fútbol y aparecieron por allí. “El Botijo” fue la estrella de la velada pero todos tuvimos nuestro trocito de gloria.
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CuchiCuchi
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9
27 de noviembre de 2011
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Te puede gustar o no Polanski, pero tienes que reconocer que todas las escenas las hace de manera distinta a cualquier otro. Siempre hay algún gesto de un actor que nos extraña pero no lo bastante para dejarnos intrigados y olvidarnos de la trama, algún plano diferente pero no tanto para que nos pongamos a pensar en él, algo distinto que va formando una tela de araña de momentos distintos que envuelven una película normal. Esa es la razón por la que "La semilla del Diablo" no parece una película de terror. Bueno, eso y que las sagas satánicas posteriores eran más ruidosas y asquerosillas.

Ésta fue la primera película que emitió un programa de TVE 2 llamado "Mis terrores favoritos" de Chicho Ibáñez Serrador el día 12 de Octubre de 1981. Un momento histórico para mí y para todos mis compañeros de cole, que a partir de entonces vivimos en vilo las noches de los lunes y sin sueño las madrugadas de los martes. Por eso le tengo un cariño especial. Por eso y porque la vi con mi madre, que vigilaba mis vigilias televisivas adolescentes -con rotundo fracaso, como años después se vio- haciendo el papel de cancerbera moral.

Fue la única película de miedo que jamás vio mi madre. Lo hizo sin abrir la boca de principio a fin.
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CuchiCuchi
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6
10 de febrero de 2013
26 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unos amigotes casi cuarentones se reúnen después de quince años. Se pasan el week end analizando por qué han traicionado sus ideales de juventud, quién se ha vendido más, quién se compadece más y esas cosas. Naturalmente también escuchan música borrachos y follan un poco al tuntún.

Intento ponerme en su lugar y no me sale esta película. Creo que nosotros nos pasaríamos todo el fin de semana recordando anécdotas humillantes y descojonándonos, no porque seamos divertidos, sino porque no habría otra cosa que hacer. A lo mejor después de un día y medio alguno ya estaría harto y pondría tierra de por medio. Y también escucharíamos música borrachos. Aunque lo de follar con la mujer de otro seguiría perteneciendo al mundo de la sci fantasy.

En América parece muy común eso de no ver más a los amigos de juventud, claro que América es muy grande. En España, que es más pequeña que Dakota del Norte y también que Dakota del Sur, los amigos de infancia y juventud son un castigo para toda la eternidad. Estamos mutuamente encadenados a estos capullos de por vida. Sólo en una cosa se coincide: el personaje de William Hurt proclama la fatuidad de la reunión puesto que “una vez que salgamos de esta casa volveremos a toparnos con la realidad”. La cruda realidad política.
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CuchiCuchi
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7
18 de mayo de 2011
30 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me obsesiona esta cuestión desde que vi por primera vez “El graduado”. Hasta me leí la novela para averiguarlo, pero la novela es igual que la película (o, mejor dicho, al revés). Hay otras cuestiones que también me obsesionan, aunque tienen menor importancia, como por ejemplo por qué corre tan raro Dustin Hoffman (sin mover los brazos, como si tuviera una armadura en la parte de arriba del cuerpo, lo observó agudamente mi mujer).

Paso a spoiler para desgranar algunas explicaciones.
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CuchiCuchi
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