Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de Míchel The Wolf Barba
<< 1 2 3 4 >>
Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
5
4 de agosto de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Samuel L. Jackson es la única razón de ser de esta película, completamente vacía, por cierto. Seré muy breve. Como producto de entretenimiento para una tarde o noche aburrida, pues funciona. Pero vamos...

La trama es tan simple como el mecanismo de un chupete: unos recién casados, blanco él y negra ella, se acaban de mudar. No les deben caer muy bien a su vecino el poli duro y negro, porque éste les putea casi desde que empieza la película. Luego hay un intento de dar un poco de fondo dramático al personaje de Jackson, pero na de na.

No les va a aburrir, a lo más les tendrá un poco -un poquitín- en vilo, pero a los 30 segundos de que acabe ya se habrán percatado de la peli tan mala que acaban de ver.

Si quieren ver algo mejor sobre vecinos capulletes, poneos Arlington Road, que tampoco es un peliculón pero el reparto es mejor.

Un 5 por Samuel haciendo de vecino cabrón.
Míchel The Wolf Barba
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
5 de agosto de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Advertencia previa: si, tras leer la sinopsis, se sientan a ver la película con el aliciente de disfrutar de un épico enfrentamiento final Eastwood - Costner, han cometido un craso error.
……………………………………………………………………………………………………………

Tristemente poco conocida entre los no incondicionales de Eastwood –probablemente por haber aparecido entre sus más célebres filmes “Unforgiven” (1992) y The bridges of Madison County” (1995)-, “A perfect world” constituye una road movie “made in Clint”: terriblemente tierna, envolvente y profunda, como lo fuera su deslumbrante “Mystic River”, diez años posterior. A partir de aquí, Eastwood comenzó a demostrar que su manera de entender el cine iba más allá de héroes duros (véanse Wales o Munny); más bien se orientaba hacia la exploración de la condición humana, en todas sus formas.

La trama, hasta cierto punto inverosímil, no centra la atención del espectador tanto como el proceso de aprendizaje mutuo que experimenta la pareja protagonista secuestrador (Costner en su mejor trabajo) – niño secuestrado (fantásticamente creíble Lowther). Mientras el pequeño e inocentón Philip –ahora con ocho años no son tan inocentes- desarrolla un previsible aunque atípico síndrome de Estocolmo (aprecia a Butch aunque le cuestiona muchos de sus aspectos morales), el avispado y cruel Butch Haynes se encariña en no escasa medida de su rehén, y le enseña cosas para hacer de él un hombre, algunas de ellas inmorales, otras útiles. Ambos actores, aparte de brillar con luz propia, lo hacen como conjunto, demostrando una compenetración que constituye una buena parte de la grandeza de la película.

La trama paralela (investigación policial) parece no aportar demasiado, pero luego verá el espectador que será necesaria para comprender hasta qué punto ha llegado el apego entre la pareja principal. Se agradece que Clint se otorgara un papel secundario, pues su personaje de ranger pasota y chulo no necesita más minutos que los que tiene.

En síntesis, podríamos decir que, aparte de ser un producto brillante, emocionante y lacrimógeno para algunos, “A perfect world” representa el punto de inflexión en la filmografía del gran Clint Eastwood: con esta película conocimos al verdadero Clint. El Clint que conoce como pocos los entresijos de las emociones humanas y, lo que es mejor, los sabe plasmar 24 veces por segundo.

Inferior a “Mystic River”, aun así es una auténtica joya.
Míchel The Wolf Barba
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
1 de julio de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No, ese hombre que en "Sin perdón" se llama William Munny no es el hombre del poncho.

Munny es un auténtico asesino. No es Josey Wales. Wales mataba por venganza; Munny mata con el pretexto de que necesita el dinero de las prostitutas, pero mata porque ésa es su auténtica naturaleza. Había sentado la cabeza gracias a su mujer. Muerta ésta, consigue reprimir (aparentemente) su instinto bebedor y asesino y se decide a criar a sus hijos y mantener la granja. Pero vemos que, a la mínima que vuelve a sentir la llamada del pasado, no duda en dejar solos a sus hijos y embarcar a su antiguo socio Ned, con un pasado no muy diferente del de Munny.

Se unen al "Kid" (que había informado a Munny de la recompensa de las prostitutas); el trío es curioso en cierto sentido: Kid dice que ha matado a cinco hombres (sólo "dice"), Munny y Ed llevan mucho tiempo sin matar. Por eso, cuando vuelven a disparar, se sienten extraños, no se reconocen.

Little Bill (insuperable Hackman) es sádico, cruel. Lo único que le diferencia de Munny es que en la película Little Bill es el malo y Munny el bueno. Pero los dos son seres despreciables, dos asesinos imperdonables.

Por eso no reconocemos en Munny n¡ a Wales ni mucho menos al hombre sin nombre. No obstante, éste último sí que aparece un momento en la película: en la escena final. Ahí es cuando vemos por última vez en la historia del cine al hombre sin nombre.

Sórdida, oscura, desesperanzadora, amarga. Y sobre todo impactante. El western tuvo un más que digno final.
Míchel The Wolf Barba
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
14 de julio de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ninguna película como "Freaks" repartió nunca tanta sordidez como amor a partes iguales.

Ninguna película como "Freaks" ha mostrado jamás la capacidad no sólo de amar, sino también de odiar ferozmente de aquellas personas que no son como los "normales".

Sólo "Freaks" nos escupe la asquerosidad del creerse superior a cualquiera.

Una película necesaria e indispensable. Hay que verla.
Míchel The Wolf Barba
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
8 de julio de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Por un puñado de dólares" o el inicio de una leyenda en la historia del cine. ¿O debería decir dos? Por un lado, la de Leone, que con sus películas marca de la casa consiguió darle otra vuelta de tuerca a este bendito género, que por aquellos años (1965) andaba tambaleándose (su último gran título, "El hombre que mató a Liberty Valance", de 1962, supuso el fin del western clásico), creando el controvertido subgénero del spaghetti western. Por otro lado, ésta película creó el mito de Clint Eastwood como el eterno hombre lacónico, de ceño fruncido, violento pero justiciero, que le ha acompañado siempre y que le ha convertido en figura de culto.
Míchel The Wolf Barba
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 >>
Más sobre Míchel The Wolf Barba
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow