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Críticas de Revista Contraste
Críticas 1.404
Críticas ordenadas por utilidad
7
15 de octubre de 2021
3 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con más de diez títulos a sus espaldas, Fernando León de Aranoa mantiene en esta nueva película el tono social y el vínculo con la denuncia que le ha ido caracterizando. Sin embargo, en este largometraje, su mirada consigue más matices, así como ponerse a relatar la vida desde otros zapatos, aunque bajo la sombra de un cinismo que nada pero guarda algo de ropa.

El telón se abre con un patrón de corte paternalista que despliega todas sus armas en beneficio de la empresa y, supuestamente, de sus trabajadores. No obstante, poco a poco, va revelando una corriente manipuladora hacia sus intereses, que intenta hacer compatibles con los intereses de sus empleados.

A partir de esta dinámica narrativa, León de Aranoa hace gala de una magnífica escritura y dirección, y también dirección de actores. Su guion está blindado por una coherencia y una sembrada profusión de metáforas visuales y verbales que nutren el conflicto, las caracterizaciones, el avance de la trama y la profundización en el tema.

A pesar de sus momentos hiperbólicos y coincidencias forzadas, propias de aplicar un esquema satírico en el argumento, el ritmo y la fluidez llevan al espectador de secuencia en secuencia y de sorpresa en sorpresa.

Eso sí, también hay que decirlo, El buen patrón es un viaje oscuro a lo canalla de la condición humana, con momentos muy incómodos (aunque sea entre risas o, quizá por eso, aún más incómodos) y con una mirada sombría y pesimista. En este sentido, casi a modo de fábula de corte trágico, el film destila una no explicitada moraleja, al dibujar las múltiples consecuencias de jugar con fuego.

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2
10 de noviembre de 2023
2 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
'La bala de Dios' es un film innecesariamente largo, innecesariamente sangriento e innecesariamente mugriento. La simpleza de este análisis confirma lo que el espectador percibe desde los primeros exabruptos de la película, que es una obra totalmente superflua en su conjunto.

Nick Cassavetes recupera la novela de Boston Teran, un durísimo relato basado en hechos reales acerca de la violencia, la venganza y, en cierta medida, la redención. La pareja protagonista es lo único salvable de La bala de Dios al conformar un dúo que, no siendo original, se va compenetrando desde posiciones opuestas. La transformación de ambos, que les lleva a confluir en un punto entre el derrotismo y la esperanza, hubiera rescatado esta historia si hubiese sido verdaderamente el eje central. Si bien podríamos calificarlo de “hilo argumental”, queda absolutamente escondido y torpedeado por un larguísimo metraje repleto de violencia gratuita, vísceras centrífugas y, casi lo que es peor, unos diálogos vacíos de contenido, pobres de léxico y agotadores en su vulgaridad.

Maika Monroe y Nikolaj Coster-Waldau encarnan a los personajes principales con bastante verosimilitud, lo que hace que aún se note más el despropósito del proyecto. La intervención de Jamie Foxx, por el contrario, pasa totalmente desapercibida y, si yo fuese él, intentaría que siguiese siendo así.

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7
3 de diciembre de 2021
2 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva entrega de Cazafantasmas es la verdadera segunda secuela, al contrario de la estrenada en 2016. Con una mezcla de melancolía presentada a través de guiños y referencias al film clásico de 1984 y un reparto joven que recuerda, en muchos aspectos, a series contemporáneas de éxito como Stranger things, la película entretiene a todos los públicos.

Dirigida por Jason Reitman —el hijo del director del primer título de la saga—Cazafantasmas: más allá se ubica en el presente, en una granja abandonada en el pequeño pueblo de Oklahoma, el cual supone un punto caliente para la actividad paranormal. Callie (Carrie Coon) es una madre soltera con problemas económicos que decide mudarse con sus dos hijos – el adolescente Trevor (Finn Wolfhard) y su hermana de diez años Phoebe (Mckenna Grace) – a la siniestra casa de campo heredada de su reciente difunto padre.

La mitad del largometraje es una actualización de la historia original de la franquicia desde un punto de vista novedoso y atrayente. Sin embargo, la segunda parte supone una imitación casi exacta a lo que ya se vio hace más de 30 años en los cines de todo el mundo. De hecho, los momentos en los que se busca homenajear a la primera producción pueden resultar los menos interesantes para los espectadores que no estén familiarizados con ella, pero pueden emocionar a los más nostálgicos

Aun así, Cazafantasmas: más allá destaca por su excelente elenco de actrices y actores. La interpretación que realiza Mckenna Grace es más que perfecta, pues aporta un aire fresco a la trama con su inocencia y sabiduría. El rol de Finn Wolfhard es curioso, aunque su actuación deja mucho que desear. No hay que olvidar al personaje de Mr. Roobenson, con un Paul Rudd que vuelve a plasmar su gran carisma en la gran pantalla.

En esencia, todo un reconocimiento a los primigenios Cazafantasmas. Mucho humor, efectos especiales bien logrados, un giro moderno y un gran cariño por la entrega de 1984 —que marcó a toda una generación—, resultan la fórmula perfecta para atraer a jóvenes y mayores.

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4
15 de julio de 2019
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un amor imposible parece el típico romance convencional de cualquier tragicomedia actual. Sin embargo, Catherine Corsini dirige una trama muy compleja y diferente, que empieza como la mayoría, pero se va ensombreciendo poco a poco, con algunas sorpresas.

Rachel es una oficinista que, por seguir sola a los 26 años, ya se la considera –incluso hasta ella misma– una solterona. No obstante, su vida da un giro en cuanto aparece Philippe, un joven acomodado entendido en idiomas. Entre ambos surge un romance cuya pasión se refleja mediante múltiples e intensas escenas de sexo que se suceden durante la primera mitad de la cinta. Y fruto de esa relación, nace Chantal, el tercer elemento de un triángulo de vínculos complicados.

La película está enmarcada a finales de los años 50, con una ambientación muy cuidada. Y son, además, los convencionalismos de esa época, los que añaden obstáculos a la relación. Rachel y Philippe pertenecen a diferentes círculos sociales, por lo que él se niega a casarse y también a reconocer a su hija. De esta manera, Rachel se ve obligada a ser madre soltera en un momento en el que no estaba muy bien visto, y a persistir para lograr que Philippe dé su apellido a Chantal.

Esta actitud del chico inicia las tres relaciones destacables del film: el amor imposible entre la pareja, el nexo madre-hija y el trato entre un padre desaparecido y la niña. La directora consigue manejar muy bien todos los detalles y transmitir la dificultad de la situación con un enfoque acertado. Es admirable la manera con la que muestra el aspecto psicológico de toda la historia, las dificultades por las que pasaron algunas mujeres en ese momento y las consecuencias de la historia pesimista. Este aspecto se consigue, en parte, gracias a un gran trabajo del elenco, en especial de la protagonista.

Obviando la gran cantidad de escenas explícitas y lo enfermizo de la trama, el largometraje en sí es muy bueno, así como los giros inesperados, que otorgan el mazazo final al oscuro relato. Lo único que no ayuda es la larga duración, que divaga en algunos pormenores que no llevan a ninguna parte.

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5
25 de junio de 2019
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es la adaptación a la gran pantalla del segundo volumen de la novela de W. Bruce Cameron. En la primera, Tu mejor amigo, los mismos guionistas marcaban las bases de lo que se nos explica: el alma de un perro se va reencarnando en otros canes cada vez que fallece.

En esta entrega, se da por supuesto que el público entiende el nudo de la historia y se relata la importancia de ser fiel al propósito que uno tiene en la vida (en este caso, causa motora de esta cadena de cambios).

Y pese a que la línea base sea buena, ya que la noble razón del protagonista siempre es amar a los demás, la película se encalla (al igual que en la primera) en una serie de clichés muy lúgubres para un público joven. El alcoholismo y el abandono familiar son base de las desgracias que suceden (circunstancias en los que el perro ha de poner amor).

Pese a ello, toca resaltar el resultado final, más allá que las interpretaciones y modo de grabación que pasan sin pena ni gloria. Y es que cualquier espectador saldrá queriendo más a estos animalitos.

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