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Críticas de TerrorWeekend
Críticas 1.849
Críticas ordenadas por utilidad
6
3 de octubre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay veces en que la gracia de una película no son sus giros finales, en algunas cintas se ven llegar mucho antes y, sin embargo, uno la disfruta igualmente. Pues eso justo es lo que ocurre con Monster Party, cuyo título ya adelanta el giro que tiene lugar a mitad de cinta: está bien rodada, utiliza perfectamente sus espacios y ofrece una película que, sin ser novedosa, resulta muy entretenida.

Casper, Iris y Dodge malviven dando pequeños atracos en la cara oculta de Malibú, aquella que no tiene que ver con las playas o el lujo. Esa noche se les ofrece una posible salida a la pobreza: hacerse pasar por camareros en una fiesta que se celebra en una gran mansión y dar un gran golpe.

Chris von Hoffmann, al igual que hiciera en su ópera Drifter (2016), vuelve a utilizar la figura de unos ladrones como los antihéroes de la película y, de nuevo al igual que Drifter, les enfrenta a un grupo de psicópatas que irán a por sus vidas… Pero todo lo que en aquella era suciedad, polvo y sudor, aquí mágicamente se convierte en una suerte del Spring Breakers (2012) de Harmony Korine: luz, cuerpos perfectos, lujo y belleza. Tal como dije en el primer párrafo, el titulo adelanta la sorpresa que esconde la cinta pero sospecho que obedece a las intenciones del autor para hacer saber al espectador qué espera a los jóvenes protagonistas una vez hayan cruzado el umbral de la mansión.

Hay lujo en Monster Party. Tanto el escenario como el vestuario, acompañado por la fotografía cuasi publicitaria de Tobias Deml, dan ese toque diferente al espectador acostumbrado a que los festivales de muerte y sangre tengan lugar en rincones oscuros. Tras una radiografía rápida de los protagonistas y colocarles en un callejón sin retorno, Hoffmann retrasa hasta último momento el pistoletazo de salida a la violencia; mientras presenta a los contendientes de lo que está por llegar, cuece la tensión a fuego lento entre drogas, alcohol y humillación para que una vez todo estalle no detenerse un solo momento aunque alguno de sus giros resulten caprichosos.

Gran parte de la efectividad de Monster Party reside en el acertado casting comandado por el retorno de Robin Tunney al género tras The Craft (1996) y End Of Days (1999), bien acompañada por Julian McMahon (Charmed, Nick/tup), Lance Reddick (Fringe) y Diego Boneta (Scream Queens) como la parte adulta mientras en la parte adolescente destacan Sam Strike (Leatherface) como el atribulado protagonista y Erin Moriarty (Jessica Jones).

Monster Party es una cinta divertida, festivalera, que hace virtud de su falta de ambición, es un divertimento con un ritmo medido y dosis de gore más que adecuadas. Eso sí, no esperes encontrar algún elemento de denuncia social porque esa no es la liga en la que Chris von Hoffmann quiere jugar.

https://www.terrorweekend.com/2019/09/monster-party-review.html
TerrorWeekend
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6
6 de septiembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedias sobre zombies tenemos muchas, las primeras que me vienen a la cabeza serían Braindead, tu madre se ha comido a mi perro (Peter Jackson, 1992), Shaun of the Dead (Edgar Wright, 2004) o Zombieland (Ruben Fleischer, 2009) y si bien las tres son superiores a la película de la que hablaremos hoy, no es menos cierto que Eat, Brains, Love tiene un cierto mensaje de importancia que aquellas no tenían más allá de ser estupendos divertimentos. Y este mensaje es... ¡las enfermedades de transmisión sexual!

Jake es un adolescente normal y corriente con las hormonas que le salen por las orejas. Le gusta Amanda una chica de su instituto pero nunca se ha atrevido a hablar con ella. Pero nada de esto importa el día que los dos se transforman en zombies de repente y empiezan a comerse a todos sus compañeros.

La película tiene diversos elementos para poder calificarla de original pese a que utilice temas tan usados como los zombies y la adolescencia, en Eat, Brain, Love no inventará la pólvora pero sí que sabe contar una historia lo suficientemente novedosa para no parecer que estamos viendo la enésima versión de la zomedia de turno. Todo el juego que da tratar el virus como si fuera una E.T.S, y que los síntomas vayan y vengan y los toques de gore que van regando la cinta a lo largo de su duración, que por cierto se pasa en un suspiro, hacen de esta película un agradable pasatiempo.

Dirige el siempre interesante Rodman Flender especialista en cine de género por haber dirigido episodios de Historias de la cripta o Leprechaun 2, y de series de adolescentes míticas como Dawson Crece o Cinco en familia, y no pierde ocasión de juntar ambos mundos como hizo en la serie de Scream o la inolvidable El diablo metió la mano, cinta que tiene muchos paralelismos con Eat, Brains, Love. Si las comparáramos creo que la película de 1999 tiene un encanto que esta carece. Guion escrito a cuatro manos por Mike Hierro y David Strauss que no deja de ser una adaptación a la novela del mismo nombre que publicó Jeff Hart en 2013. Protagonizada por Jake Cannavale, quien debuta en largometraje, y Angelique Rivera (The Crooked Man), que aunque tengan química entre los dos no veo que su interpretación sea digna de mención, en especial la de Jake Cannavale. Quien sí que está más inspirada es Sarah Yarkin (Feliz día de tu Muerte 2) quien tiene el personaje más interesante que recuerda a Men in Black.

Película entretenida para ver acompañado. Tal vez no sea tan buena como las que mencionaba al principio pero no por ello es un mal producto. Tiene cierta utilidad como mensaje a la juventud sobre los peligros de las relaciones sexuales sin protección.

https://www.terrorweekend.com/2019/09/eat-brains-love-review.html
TerrorWeekend
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7
14 de agosto de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a colocarnos en situación, Into the Dark es una serie creada por Blumhouse Television para la plataforma online Hulu. Esta serie se compone de 12 episodios que a su vez funcionan como películas independientes. Dicho esto hoy os hablaré del episodio 10, dirigido por Gigi Saul Guerrero, más conocida como "La muñeca del terror".

Lo primero que destaca de Culture Shock es la gran critica a la sociedad actual, Gigi trata el tema sin miramientos y va directa a donde más duele. Como nos tiene acostumbrados esta directora mexicana, no se anda con rodeos. Uno de los grandes aciertos en todas sus producciones es la crudeza en su narrativa.

Marisol es una chica embarazada que tiene su futuro muy claro, quiere que su inminente hija se críe en Estados Unidos y no en México. Para eso paga a unos tipos que le cruzarán por la frontera de forma ilegal. El problema es que una vez en Estados Unidos no todo es tan bonito como pinta. La supuesta tierra de las oportunidades pronto se volverá una auténtica pesadilla para Marisol.

Gigi Saul Guerrero sigue demostrando que como directora no tiene límites. Ya sean series, cortometrajes o esta película para la plataforma Hulu, se maneja bien en todos los ámbitos. Su buen hacer sumado a un guion extremadamente inteligente escrito por Efrén Hernández, James Benson y la propia directora, dan como resultado esta auténtica maravilla.

Como punto negativo, a pesar de contar con un guion que funciona como un guante debido a nuestra más cruda actualidad, puede recordar a la reciente Black Mirror, cosa que le hace perder algo de fuelle. O simplemente al tratar temas que estamos viendo cada día en las noticias nada más encender la televisión, estas cosas hacen que Culture Shock pierda un poco de fuelle.

Por donde no pierde nada de fuelle, más bien al contrario es en su reparto. Empezando por Martha Higareda, la cual marca una actuación tremenda, o contar con actores de la talla de Barbara Crampton o Shawn Ashmore hacen que el film gane muchos puntos.

Para los que hemos seguido la trayectoria de esta directora, tal vez echemos en falta su vertiente más oscura y sucia que impregna todos sus cortometrajes, aunque estoy seguro que tarde o temprano ese sello de "La muñeca del terror" lo veremos en la gran pantalla.

Aún falta por revisar el resto de episodios de esta serie, pero ya os avanzo que podéis disfrutar de Culture Shock sin haber visto ningún otro, y por supuesto desde TerrorWeekend os recomendamos encarecidamente verlo. Es como ver un magnifico episodio de Black Mirror pasando por el filtro del terror más visceral.

https://www.terrorweekend.com/2019/08/culture-shock-review.html
TerrorWeekend
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4
12 de agosto de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal vez Homewrecker podría ser un espejo en el que todos los directores y actores/actrices deberían mirarse. Imaginemos un aspirante a director y dos actrices que están tomando un café y hablan sobre un proyecto que involucra una casa y dos mujeres. ¿Qué debería/podría ser?

Michelle y Linda van al mismo gimnasio y la primera invita a la segunda a su casa. Lo que en principio debería ser una tarde de charlas y risa con dos mujeres compartiendo sus secretos, se convierte en algo mucho más siniestro.

Volvamos al espejo del que hemos hablado antes, con la casa, dos actrices y un director en busca de su ópera prima… Homewrecker se define como horror y comedia, tristemente flirtea con los dos géneros y no funciona en ninguno por una razón: todo se reduce a dos personajes y a una historia – gente solitaria y loca que busca amigos desesperadamente -que ya hemos visto demasiadas veces. Tomemos como ejemplo una cinta parecida, What Keeps You Alive de Colin Miniham que tiene el mismo número de personajes femeninos y el mismo espacio único; Miniham ofrece una cinta que, con sus errores, es capaz de mantener la tensión durante casi todo el metraje y sin embargo Gayne ofrece apuntes de lo que puede ser y jamás se cumple a pesar de su buena dirección en espacios cerrados.

El director Zach Gayne coescribe el guion junto a Alex Essoe y Precious Chong y estas construyen sus personajes, tal vez con elementos autobiográficos, pero a la historia le falta entidad - ¿o será coherencia? – y por ello el espectador es incapaz de entrar en la historia de Homewrecker por culpa de un argumento que va de un sentido a otro y que resulta larga a pesar de su corta duración. Es cierto que hay hallazgos en la película, como la revelación acerca del personaje de Precious Chong o todo lo relacionado con el juego de mesa que da lugar a las confidencias, que ofrecen unas esperanzas que enseguida vuelven a caer en saco roto.

Así como la fotografía de Delaney Siren es competente, la música de Doug Martsch es un ataque frontal a Homewrecker, da igual que la secuencia necesite emotividad o tensión, Martsch va a lo suyo y si los acordes no pegan con la imagen, será culpa de lo segundo. Tal vez Zach Gayne debería llevar al músico a juicio porque su composición es de juzgado de guardia.

El duelo interpretativo entre Alex Essoe y Precious Chong empieza en un 50/50 que cuando avanza la historia se va decantando hacia Precious Chong, tal vez porque su personaje tenga más matices o claroscuros, o porque hay momentos en que Essoe no conecta con lo que quiere contar y es tan solo en la última secuencia donde luce un poco más. El tercero en discordia, Kris Siddiqi, es un mal actor y se agradece que salga tan poco.

Homewrecker es una cinta fallida que es incapaz de conectar con el espectador, lo que para una película de interiores con tan solo un par de actrices es la muerte segura. Una pena.

https://www.terrorweekend.com/2019/08/homewrecker-review.html
TerrorWeekend
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8
5 de agosto de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toda ciudad, grande o pequeña, tiene su propia inercia: gente encerrada en su propia burbuja, generalmente corriendo y con las narices pegadas al móvil sin percatarse de lo que les rodea. Dentro de este universo hay unas presencias que, tal vez por incómodas o por falta de empatía, solemos ignorar: los sin techo, aquellos que por una u otra razón vagan por la ciudad sin rumbo definido. Es en este espacio donde se ambienta Hopes, el cortometraje de Raúl Monge.

El vagabundo y la niña siempre tienen la misma rutina: se levantan y recorren las calles, montan el metro para pedir dinero y, al caer la tarde, regresan a su hogar bajo el puente; tan solo un vagabundo, que comparte “refugio” con estos, es capaz de descubrir el secreto que esconden… Y a veces es mejor no saber.

El trabajo de Raúl Monge, filmado en un blanco y negro sin estridencias, toma un camino acertado y arriesgado a la vez: un corto mudo que cualquier persona, en cualquier lugar del mundo, puede ver sin necesidad de subtítulos – ya sabemos lo vagos que somos a veces para leer – pero que, a cambio, puede tomarse como una decisión puramente artística si falla en su cometido; no es el caso de Hopes que con una narración expositiva, repleta de secuencias sin hilazón aparente que parecen enfocada al giro final, esconde un sorprendente giro final que da sentido a la historia y que gana en un segundo visionado.

La cámara de Raúl Monge narra sin aspavientos, al servicio de la historia y para el que esto escribe, Hopes puede tener relación con el universo de Katsuhiro Otomo, especialmente Pesadillas y Akira, por la sorprendente trama central que el espectador no descubrirá hasta los momentos finales.

Dentro de la sencillez aparente que encontramos en el cortometraje, destacar el uso de los efectos especiales ya que la historia podría dar para un espectáculo pirotécnico y que, sin embargo, están tan cuidadosamente medidos como todo el apartado técnico, sobre todo el acertado diseño de sonido, cuasi industrial, obra de Mayte Cabrera. El nivel interpretativo es alto, destacando la naturalidad de Cora Monge como la niña protagonista – atención al baile final – y Alex Serna que interpreta al hombre; el tercero es discordia, Oswaldo Martín, cumple de sobra.

En definitiva, Hopes es un cortometraje al que le deseamos lo mejor del mundo debido a una historia que deja un buen sabor de boca, y una realización que parece sencilla pero oculta un gran trabajo. Esperemos que las siguientes obras de Raúl Monge tengan este nivel.

https://www.terrorweekend.com/2019/08/hopes-review.html
TerrorWeekend
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