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España España · Shangri-la. Andalucía
Críticas de Maggie Smee
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Críticas 376
Críticas ordenadas por utilidad
8
20 de diciembre de 2014
25 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es de agradecer que existan películas que han sido creadas, no sé si con el mero fin de ganar prestigio, que no lo creo, pero con la inteligente idea de que, aunque no vayan a ser un éxito de taquilla inmediato, puedan ser mucho más rentables con el paso del tiempo, y mientras nuevas generaciones vayan descubriéndolas, teniendo una vida comercial larga, los “booms” instantáneos pueden que antes acaben siendo regalados comprando un diario tras quemarlas por la televisión hasta la saciedad. Y es que el caso de “Mr. Turner” no sólo es ese, es que además demuestra que aunque las coproducciones entre varios países suelen ser productos fallidos, y más si son “biopics”, demuestra que no tiene por qué ser siempre así. Aquí no se si se aturde con fechas o datos innecesarios, Leigh sabe lo que quiere contar y no sobre Turner ya, si no además sobre su entorno social, el artístico y el proceso creativo. Una proeza. Y todo desde la más absoluta modestia de medios, muy bien resuelta eso sí, luciendo lo que se debe, dando el “pego” en varias escenas con una inteligente planificación y sin apabullar con recreaciones o en tono gratuitamente espectacular, ciñéndose a su objetivo primordial, lo que el autor sabe que debe contar, un objetivo tan simple como ese, y que sirva de lección para los futuros directores, ya que para algunos de los que están en activo no sé si no quieren o no están capacitados para ni siquiera aprender esta regla fundamental, se trate de un film realista, de fantasía o animación, da igual.
También “Mr. Turner” tiene la capacidad de mostrar los claroscuros de su protagonista, nunca lo idealiza ni tampoco lo juzga y, en algunos momentos, con la capacidad de conmover lo más profundo del corazón como le ocurre a la Señora Booth, preciosa por cierto esa escena, como tantas otras, gracias a una conexión director- actor que hace que Timothy Spall, con un esfuerzo encomiable, haga una excelente labor que debería figurar en la terna de los finalistas al Oscar, tras ser premiada en Cannes o Sevilla por ejemplo. Para la edición de este año en los Oscar la representación británica se sabe que seguro correrá a cargo de ese torrente que irrumpe en todas las quinielas llamado Eddie Redmayne por “La teoría del todo”, por lo que los actores americanos, este año con buen resultado para ellos, ha sido buena cosecha, podrían ser desplazados si nominan a un Spall menos atrayente o comercial que otros. Independientemente de esta frivolidad, su resultado no merece verse empañado, está genial. El resto del extenso elenco es fabuloso, porque Leigh es un director experimentado, ensaya mucho y tiene la virtud de que sus actores luzcan muy naturales en la pantalla.
Su fotografía, desde el primer el fotograma, homenajea la pintura de su autor sin caer en el regodeo, haciendo Dick Pope uno de sus mejores trabajos, así como la poco facilona banda sonora, muy lograda, supongo más de acorde con la intención de Leigh de mostrar el interior del protagonista más que de componer temas pegadizos. Muy bien su guión (y sus diálogos) y por descontado su ambientación, su vestuario… todo muy cuidado.
Pero lo dicho, puede que la carrera comercial de la película corra la misma suerte que la obra del pintor en su momento, será duramente criticada (o incluso atacada) e incomprendida por un sector, pero al igual que la verdad siempre resplandece, el resultado de “Mr. Turner” quedará con el tiempo como un logro mayor del que parece tener hoy día.
Maggie Smee
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6
24 de enero de 2015
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que se basan en interesantes hechos reales, teniendo como soporte un argumento bastante prometedor. Ese es el caso de “La conspiración del silencio”. Pero lo que pasa luego es que creo que se ha confiado demasiado en el peso dramático de su historia, que lo tiene, pero no se ha trasladado esa tensión ni al guión ni a la dirección, que corre a cargo de Giulio Ricciarelli, el cual en contados momentos consigue imprimir el nervio necesario. En manos de un director más experimentado su resultado nos hace sospechar que hubiera sido bastante más logrado. Puede que en un futuro Ricciarelli sea un director más diestro, ya que cuenta con cierta sensibilidad como aquí demuestra, porque aunque funcional tampoco es despreciable.
Su ambientación, aunque no cuente con un despliegue de medios, aprovecha su presupuesto. Quizás en las escenas de exteriores han tenido una tendencia a hacerla más colorista para que contraste con las escenas de interior, sobre todo las correspondientes a despachos, que son más oscuras, pero por lo demás todo va por el camino de la corrección más discreto. Quizás haya que sumar, como punto negativo, esa tendencia mundial de producir películas con cierta asepsia, que menos mal que sabemos dónde se desarrolla, pero casi sin identidad, en este caso exenta del sello característico del cine alemán, arrimándose a un estilo casi estandarizado y muy extendido en la producción actual.
Su banda sonora acompaña bien al relato. El reparto, encabezado por un joven Alexander Fehling, desempeñan sus personajes con eficacia. Y su vestuario, sobre todo los modelos femeninos, son preciosos. A lo mejor terminar así el comentario puede sonar frívolo o a que no recomendaríamos el film, y no es así. Aunque tiene sus puntos en contra creo que en estos casos mi balanza particular tiende a inclinarse más a recomendar que a ignorar esta clase de películas. Porque reconocemos que al menos se trata de un film interesante, que si se lo encuentran en alguna ocasión, lo pueden visionar porque está bien construido, y porque tiene esa cualidad tan poco estimulante que comúnmente se conoce como un “producto comercial con dosis de didactismo”, que no sé si emocionará al espectador, pero al menos, con cierto nivel tanto de corrección como de cierta frialdad, sí les podrá mantener entretenidos con cierta dignidad. Y porque también, aunque sea un ejemplo más del cine alemán, han tenido el valor una vez más de contar historias nada agradables para ellos, como el caso presente, una historia bastante dura y que con parcialidad, que se cuenta sin pudor, quizás con el firme propósito de que nunca jamás se vuelvan a repetir. Y es que con esa base, cualquier film, por pequeñito que sea, siempre nos enseña más de lo que a priori podemos pensar.
Maggie Smee
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4
24 de marzo de 2023
33 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son varias las razones que hacen de “Ellas hablan” (Women Talking) un film fallido. Precisamente, el año pasado la prefirieron para los Oscars, aunque en dos apartados nada más (película y guión adaptado) antes que “Al descubierto” (cuyo título original era “Ella dijo”). En ambas, tras el movimiento “Me Too”, surgen estas producciones donde sus títulos dejan claro que la mujer se manifiesta, pero mientras la película de Maria Schrader se desenvuelve con cierto interés, esta de Sarah Polley, “Ellas hablan”, se convierte en un film más reiterativo y tedioso, cuyo Oscar al mejor guion adaptado se justifica solamente por intentar premiar el “bienbuenismo” obligado de la Academia de cara a la galería. En todo caso hubiera sido mejor la elección la de Maria Schrader porque “Ellas hablan”, como decíamos al principio, es fallido, con errores de base que impiden que sea ni siquiera un film correcto.

Su adaptación es bastante mediocre, deja mucho que desear y el “aire teatral” (en el peor sentido del concepto) está presente todo el metraje, plagado de diálogos en los que se notan los momentos de réplica: ahora es el turno de esta, luego le toca a la otra... todo eso intercalado con algunas imágenes del resto de compañeras, como muy interesadas en lo que una y otra vez se dice. Su directora ha decidido revestirla con una fotografía de Luc Montpellier “retocada”, con unos tonos oscuros, grises y ocres, como en plan “dogma” para darle una atmósfera falsamente realista que subraye aún más el drama que se nos cuenta y que no solamente es innecesario, si no que acaba restando verosimilitud y hartando, incapaz de sacar matices de la campiña donde se ha rodada, con contados momentos de atardeceres que pretenden evocar el cine de Malick, pero que se convierten en escenas irrelevantes de escasa belleza.

La estupenda banda sonora de Hildur Guonadóttir (que no alcanzó ser nominada al Oscar por ninguno sus trabajos este año) fue injustamente ignorada, cuando realmente es casi de lo mejor de la película.

El capítulo interpretativo puede llegar a ser el más doloroso, porque el ramillete de actrices en su elenco es muy atrayente, pero finalmente carece de atractivo porque no terminan de poder dar el callo. La mayoría van vestidas de negro con sus pañuelos en la cabeza, que parecen emular a Irene Papas en una tragedia griega o un rollo pseudo lorquiano, pero se estancan en su apariencia, delatando sus limitados personajes. Resalta quizás Rooney Mara por ser algo diferente del resto y haber imprimido cierta dulzura a la relación con Ben Whishaw. El caso contrario, las más desafortunadas son Jessie Buckley, actriz que nunca había visto tan forzada como aquí, y su coproductora (junto a Brad Pitt entre otros), Frances McDormand, muy desaprovechada, la que menos aparece, y es como una Doña Rogelia paródica de la tragedia de Puerto Hurraco, que también poco nos importa.

Y lo que son las cosas. Aunque la autora Miriam Toews, se crió en una colonia menonita canadiense, y en teoría ha vivido mucho de lo que cuenta, todo se queda en intenciones, en denuncias que hoy se producen tras muchos silencios, pero no es contundente. Si se pone mucha voluntad se sigue, porque realmente es una tragedia lo que se cuenta, pero no arrastra al espectador. Falta engancharnos a las vísceras, precisamente a su guionista y su directora, que eso era fundamental, y se queda en un film que no deja ninguna huella, que no plantea ninguna diatriba porque todos/as estamos con ellas, no hay tensión y ni siquiera numeritos de actrices en estado de gracia. Quizás al ser una producción de la “resucitada” Orion Pictures, se encuentren las razones del posible apoyo de la industria, porque hay poco donde rascar.
Maggie Smee
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5
24 de julio de 2015
24 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé cómo lo he hecho, pero me he mantenido al margen de la promoción de “Inside Out” (no me parece acertada la traducción española de “Del revés”). Tras visionarla, me enteré que había mantenido un duelo titánico en la taquilla americana con “Jurassic World”, que hoy ya es, y por ahora, la tercera más taquillera de la historia del cine americano. Una semana consiguió arrebatarle el primer puesto, lo que da idea también de las fabulosas recaudaciones de este film dirigido por Pete Docter, junto a Ronaldo Del Carmen, y cuyo guión de Michael Arndt, se basa en una historia del mismo Pete Docter. El mismo de “Up”, y eso se nota.
Desde miles de sketchs de humoristas para la televisión o el cine, como Woody Allen en “Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo pero temía preguntar”, a “Cómo ser John Malkovich”, por ejemplo, muchos han indagado en las interioridades de la mente o el cuerpo humano, cada uno bajo su particular perspectiva. Incluso recuerdo también a Albert Barillé, que a finales de los 70, que inició una serie de dibujos animados para la televisión, “Érase una vez…”, que fue todo un éxito, entre otras razones, por su carácter divulgativo. De hecho, hasta hace relativamente poco, han proseguido sus trabajos con éxito. Todo lo digo porque también me ha sorprendido que con una semana de exhibición en estas páginas ya existan más de ciento treinta comentarios, la mayoría calificándola de excelente y destacando su originalidad. No es que no la recomiende, pero no creo que sea ni tan genial ni tan original.
“Inside Out” para mí, dista muchas millas de la notable trilogía de “Toy Story”, que tenía mensajes más sanos y universales, (mejor obviar otros trabajos de animación de otros estudios que también la superan), asemejándose al mundo de “Up”, un film para nada desdeñable pero que tampoco me parece que sea de alto nivel. El corto que precede el film, “Lava”, entra también en este conjunto apreciable pero sobrevalorado, sobre todo el corto, del estilo de los que hacía la compañía Disney en la década de los cuarenta del siglo pasado y que despide, a pesar de su moderna factura, un cierto olor a naftalina.
No creo que sea un film para niños pequeños, que se pueden aburrir fácilmente. Está pensado para los jóvenes y los que sobre todo sean padres. Pero no con un punto de nostalgia sano, ya que me parece que está destinada a familias convencionales, estructuradas y adineradas, aunque con cierta “conciencia social”. De los que recuerdan como detalle entrañable, por ejemplo, una noticia que suelen dar todos los veinticinco de diciembre en todos los noticiarios: “Hoy en todos los hogares Papá Noel ha dejado regalos a los niños.” O noticia que se da también en el día de Reyes, da igual. Sin llegar a ese punto tan obsceno en el que no se tiene en cuenta a los más desfavorecidos, el film destila unos convencionalismos que no me atraen. Sirva de ejemplo, el que pueda existir, cuando se madura, una isla interior destinada a las “marcas”, como si fuera un pilar interior, y aunque algunos lo posean, no sería un valor a destacar.
Maggie Smee
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7
29 de diciembre de 2018
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la proyección de “Lo que esconde Silver Lake” tuve una sensación inusual de embotamiento, tanto argumental como visual, pero en sentido positivo, de hecho aún sigo dándole vueltas. Hacía tiempo que no me ocurría algo así y, también, que no veía una reacción tan dispar entre los asistentes que me recordó al término de “El árbol de la vida” de Malick: mientras una pareja recriminaba el uno a la otra que tenían que haberse metido en otra película, otros algunos salían enojados y tres amigos comentaban tranquilamente la película y todas sus claves... había de todo. Y es que “Lo que esconde Silver Lake” no es apta para el “gran público” que consume sobre todo cine comercial. Para mi sorpresa, este tipo de cine no se suele estrenar en Navidad, aunque entrara en cartelera cual broma el día de los Santos Inocentes, que es cuando las salas proyectan cine familiar a destajo, en muchos casos, de la peor calaña. Al menos yo agradezco el riesgo y la iniciativa de salvar la cartelera navideña.


“Lo que esconde Silver Lake” ha sido para mí un buen film, no del todo rematado, qué pena, con momentos absolutamente arrebatadores, filmada con un lirismo del mejor De Palma, con cierto aire a lo Lynch pero como afectado por Paul Thomas Anderson, Tom Ford, Cronenberg o Jack Smight, rindiendo tributo a Hitchcock y haciendo guiños constantes al cine y a muchos de sus mitos: desde Janet Gaynor, pasando por Marilyn Monroe o James Dean, eso sazonado con el mundo del cómic, de las conspiraciones, de los mensajes secretos en el mundo del arte, la música y la literatura, yendo desde el más puro estilo negro a Pynchon, Auster, J. F Bardin, Westlake o historias que se entrelazan a lo Carver como dirigía el gran Altman. Muchas cosas, quizás demasiados ingredientes, pero creo que aunque haya subtramas o detalles que se le escapen, demasiado bien ha salido su denso guión, con una dirección en la que David Robert Mitchell, tras su “It Follows” rodada hace cuatro años, ha demostrado haber tenido una progresión como autor y como creador sorprendente. Admirable que haya encontrado producción para este inclasificable proyecto. En España hubiera sido impensable que se hubiera llevado a cabo, y encima con un reparto, en la mayoría, no muy conocido, pero que no es impedimento para que todos sus actores se desenvuelvan muy bien, incluso seguro que a más de uno y de una podría significar su descubrimiento, liderados por Andrew Garfield en uno de los papeles más difíciles que ha desempeñado.


Su “look” visual es notable, gracias a un estupendo trabajo de Mike Gioulakis a la fotografía, que inserta breves pero interesantes escenas de animación. En cuanto a la banda sonora, Rich Vreeland, aunque en su comienzo resulte algo grandilocuente luego va como anillo al dedo, con empaque y garra, en la que entrelazan casi un centenar de canciones. Su banda sonora, al menos en canciones, es abrumadora.


El resto, desde el montaje al sonido, hacen un gran esfuerzo por seguir la línea marcada por su “autor”. Ya en el spoiler comentaremos más, pero quiero dejar claro que rompo una lanza a favor de “Lo que esconde Silver Lake”, película tan extravagante como peculiar que me impide recomendarla a cualquiera, porque para mí es un tipo de cine de autor que desgraciadamente, el engancharse a él o el jugar a lo que te plantean no está al alcance de todos. Creo que esto es disculpable entre los espectadores, pero entre los críticos, se supone que “profesionales” o de renombre, es imperdonable que sus pocas entendederas, su sensibilidad de “chichinabo” y su discutible gusto caprichoso o formación de cuarta, les haya impedido ver más allá de sus narices al no defenderla, aunque sea parcialmente, y sigan cobrando un sueldo y disfrutando de un inmerecido estatus entre los espectadores más ingenuos. Por todo ello se trata de una de las buenas películas olvidadas del año, pero que sin duda pasará ser película de culto. Afortunadamente para ellos este es un país sin memoria y con el tiempo cambiarán de opinión, como ha pasado en más de una ocasión, pero para su desgracia para eso está la hemeroteca, para comprobar lo cicateros que fueron en su día.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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