Me propongo escribir la crítica de esta animación púber a los 20 minutos de enfrentarme a semejante delirio visual.
La horrorosa película de siempre del Disney-Pixar reciente, multiplicada por diez: la falaz visión de empoderamiento femenino, la basura adolescente de por medio, junto a una suma argumental de situaciones grotescas, inanes y demenciales.
Estoy hasta las narices de este histerismo cinematográfico adolescente femenino y sus consabidas, arribistas e incontenibles tracas.
Tan mala y decadente, como la invasión de Putin en Ucrania.
Lo peor de todo, es que unos señores especialistas críticos han dicho en otras páginas de cine que esto es bueno: imperdonable (a no ser que hayan recibido un sobre, con una paga extra, con el que afrontar la subida de precios que nos asola).

Inconmensurable obra maestra de Cimino en dos actos (o tres, según se vea): un primer acto donde se muestra la camaradería, amistad y el costumbrismo de un grupo de amigos trabajadores jóvenes norteamericanos en un pueblo industrial norteño (Pittsburgh, Pennsylvania), y la boda ortodoxa rusa de uno de ellos; y, un segundo acto donde se muestra la guerra de Vietnam y sus horripilantes daños morales, psicológicos y físicos (incluyendo el macabro juego de la ruleta rusa).
Mención aparte se merece la excepcional música empleada en el film con la "Cavatina" de Stanley Myers y el "Agnus Dei" de Samuel Barber.

Sobrio drama con formato de thriller policial de carácter independiente, en el que un padre (policía militar jubilado) se dedica a localizar a su hijo recién llegado de la guerra de Irak, desaparecido.
No entiendo bien la comparación o símil del "valle de Elah" (lugar en el que David derrotó a Goliat en el Antiguo Testamento): quizás, los niños de Irak y presos con los que realizan torturas y demás representen a David y, Goliat esté reflejado en el ejército norteamericano. Al llegar a territorio norteamericano, los traumas, delitos y muertes causados en Irak (entre ellas un niño atropellado por un blindado), se vuelven en contra de estos soldados en forma crimen irracional y forzado.
Carente de acción, con ritmo pausado y con cierta desgana emocional por su pareja protagonista (incluyendo algunos diálogos chirriantes y absurdos), la película aburre en su tramo intermedio para luego, recuperar algo de interés en su tramo final.
Regular.

Pseudo ciencia-ficción edulcorada del más kitsch y cursi melodrama que puedas imaginar.
Se las quiere dar de profunda, pero nada más lejos de la realidad.
Recuerda mucho a otra estafa, como es "Interstellar".
Unos marcianos calamares que vienen en son de paz a pedirnos colaboración futura (entonces por qué diablos vienen en 12 enormes naves temibles); a cambio, nos darán el secreto de dominar la cuarta dimensión, el tiempo; a todo esto, el lenguaje universal del cosmos, las matemáticas, se omite y se recurre al viejo truco lingüístico y sus limitaciones de código. Ya tenemos el conflicto, ya tenemos la película.
Y lo más importante, si los extraterrestres conocen el futuro, por que no se limitan a entablar contacto con la Dra. Banks y punto. Engaño y fraude por doquier.
La lengua es el último elemento que se utilizaría en un presunto intercambio con otra civilización alienígena (además, que disparen tinta (como los calamares terrestres) para escribir dibujando círculos, parece una tomadura de pelo). Antes estarían las matemáticas o, incluso, la música (frecuencias), como medio más coherente y lógico de contacto.
Pero lo más chocante es como una civilización tan adelantada, no puede dominar el ínfimo y limitado código lingüístico anglosajón y reproducirlo con audios o textos (otra perogrullada más, como la de ponerles bombas en su nave al estilo de la ETA).
En realidad, es una película más de viajes en el tiempo, por cierto, aburrida como pocas aunque, eso sí, muy bien hecha y espectacularmente ambientada y diseñada. Se trata del debut de Villeneuve en la ciencia-ficción.

Insufrible, pueril y vergonzante film.
La animación decadente digital de moda para epilépticos y TDAH que repercute agresivamente en las neuronas de nuestros infantes, apagándolas y desconectándolas para vivir como tecnoadictos sometidos en un mundo enfermo irreal saturado de miseria y destrucción.
La jerga y los diálogos que se muestran son de una pobreza extrema y dan vergüenza y tristeza; reflejan la bajeza sin paliativos de esta miserable película.
Quizás sea la peor película de dibujos que he visto en toda mi vida, con un diseño grotesco, feo y repulsivo a partes iguales.
En suma un engendro que solo puede calificarse de TORTURA VISUAL (los mejores momentos que pasé fue cuando cerraba los ojos para descansar un poco de esta bazofia).
Si me encuentro con un solo crítico (ciego posiblemente) que defienda tamaña aberración, tendré que decirle que por su condescendencia e infamia, el cine, aparte de estar malherido, agoniza y camina -como el planeta- a su fin con paso firme.
Los que defienden este tipo de cine, revisad a Miyazaki y aprended.
Por cierto, a ese tal Jeff Rowe, ¿nadie puede encerrarlo para siempre?