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España España · Piedrabuena
Críticas de Kirry Burrio
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
7
24 de octubre de 2016
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras sorprendernos con su primer episodio Caída en picado, procedemos al visionado de este nuevo capítulo de la tercera temporada de Black Mirror. En este caso, la ficción cambiará notablemente y nos llevará por otros derroteros, concretamente los videojuegos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kirry Burrio
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8
27 de enero de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo largo de nuestra vida construimos una personalidad definida en base a nuestras propias experiencias y vivencias, especialmente durante la primera edad. Levantamos muros invisibles e impenetrables que esconden la franqueza y nuestro verdadero ser, y conjugamos a la vez muchas personalidades dentro de un mismo cuerpo. Shyamalan y Múltiple se refieren a esto mismo, presentando un personaje débil psicológicamente que forja la entereza en base a personalidades diferentes y poderosas en consecución hasta su llegada de La Bestia reflejada en el animal que ve su poderío mediante el uso de la fuerza.

El título no es más que un ejemplo, elevado a la máxima expresión para dar cabida a un guion accesible al público, de lo que una persona puede llegar a transformarse. El personaje de Kevin elabora diferentes personalidades para evadirse de su propia realidad y conseguir que los muros sean impenetrables. Pero ojo, que el resto de personajes también esconden sus particulares personalidades dentro de ellos, especialmente la joven protagonista traumatizada y marcada*. Es por ello que el filme se destapa como un puro drama enmarcado dentro de un thriller psicológico y supeditado por una trama bien ejecutada y llevada con suma firmeza. Shyamalan es experto en esto y, como he mencionado anteriormente, ya lo ha hecho en anteriores títulos. La diferencia radica en que su estilo nunca había terminado de estar lo suficientemente pulido y esto afectaba a la propia naturaleza del filme, dejando esa sensación de me han engañado o no es lo que esperaba fruto de un previo giro de guión quizá demasiado pegado con calzador.

En cualquier caso, en Múltiple vemos a un Shyamalan más maduro que ha conseguido subsanar algunos errores y acercarse más a ese público medio que tanto le ha costado durante su ya extensa trayectoria. Si además le sumamos a un McAvoy impoluto, el resultado es un título equilibrado por una estructura marcada que ve en su Segundo Acto la ocasión de referirse a sí misma y terminar sin dejar ningún cabo suelto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kirry Burrio
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8
19 de octubre de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras subir a los cielos con Drive y bajar a los infiernos con Only God Forgives, Nicolas Winding Refn –genio para algunos, mediocre para otros- regresa a la gran pantalla con The Neon Demon, esta vez con Elle Fanning como protagonista, sustituyendo a Ryan Gosling. ¿Habrá estado a la altura? En mi opinión SÍ.

Jesse es una chica que llega a Los Angeles, California, para hacer su sueño realidad: convertirse en supermodelo. Pero su juventud y belleza despertará al demonio, y se verá atrapada en un peligroso mundo de envidias y celos en el que las modelos están dispuestas a todo para triunfar.

Bajo esta premisa, Winding Refn compone un macabro relato sobre el mundo de la moda y el precio de la fama. Pero regresemos al principio, a los primeros compases del filme. ¿Qué es lo que llama la atención? Una vez más, la escena, el hiperrealismo que hace gala este director en cada una de sus obras. Fanning aparece tumbada sobre un sofá, repleto de sangre; o como diría Jep Gambardella: “Sí, es todo un truco”. Puro montaje.

Fanning despierta, se limpia la sangre y la invitan a una fiesta. “¿Tú a quién te follas?” le preguntan. El precio de la fama conlleva pecados carnales, ¿y quién es responsable de tales actos? Fácil, el hombre. El varón, idealizado como ser opresor que viola de una forma u otra a las jóvenes e ingenuas futuras modelos, que lo ven como un aliado que les tiende la mano. Un ser espirituoso que otorga la oportunidad de alzarse a los cielos. Pero el cielo sólo tiene un asiento disponible, y ese asiento tiene fija su mirada sobre una persona: Jessie, nuestra protagonista. La mujer, idealizada como esclava de unos pocos o diosa de muchos, repleta de purpurina color oro para gobernarlos. Una diosa que ejercerá su breve mandato sobre clones de ella misma, duplicados gracias a los poderes de una poderosa magia: la cirugía estética.

¿Y qué supone la gloria? Fama, deseo, anhelo, envidia. El triunfo de lo natural no es absoluto frente a lo artificial, que perseguirá y atormentará a aquello que posea el don: el don de la naturaleza, el don de la ¿fortuna? Las ratas que mirarán serán las mismas que comerán tus restos. Felices y contentas por obtener la bendición, el poder de lo divino. Pero no todos están preparados para ello, y lo mismo que perseguirás te acabará consumiendo. Y mientras tanto, tus compañeras -aquellas con las que habías compartido codicia- esperarán, ansiosas, tu derrota. El ojo que todo consume.

El cine como expresión, como crítica, como deseo, como movimiento. El cine como arte. El cine como The Neon Demon, de Nicolas Winding Refn. Gracias.
Kirry Burrio
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6
31 de octubre de 2017
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la mano de Borja Cobeaga -autor de, entre otras, la famosa Vaya Semanita (2003) o Pagafantas (2009)- nos llega la nueva producción española de Netflix: Fe de Etarras. Una sátira ágil, fresca e inteligente que nos sumerge en el seno de una peculiar célula terrorista compuesta por un veterano riojano que quiere demostrar que no es un cobarde (Javier Cámara), una pareja de cuyo compromiso depende el fino hilo del que se sostiene la banda (Miren Ibarguren y Gorka Otxoa) y un albaceteño que cree que entrar en el comando le hará ser la mayor comparación viviente de Chuck Norris -aunque este no pueda dar patadas giratorias voladoras-. Todos se reunirán con un objetivo común: elevar la causa terrorista de ETA al lugar que se merece y contribuir a la causa. Pero, enfrascados en pleno inicio de la década viviente, ¿estará la organización preparada para dar un próximo golpe? 

Lo primero que se pone sobre la mesa son dos conceptos sobre los que girará la cinta: la cobardía y la lealtad, dos términos inversamente proporcionales pero complementarios que aquí tendrán un tratamiento interesante, ya que se postulan en torno a la figura de una organización terrorista. Fe de Etarras nos irá presentando a los personajes de forma escalonada, dejando que sea la propia trama la que nos envuelva y nos aclimate dentro de los acontecimientos, y la narrativa estará supeditada mediante unos tintes de comedia que harán pasar los minutos de forma llevadera. El piso franco donde estarán afincados será el eje de los acontecimientos casi en su totalidad y el lugar donde surjan las disputas entre los integrantes.

Sin embargo, los conceptos interesantes vienen de la mano de una relación causa-efecto que, bajo mi punto de vista, está muy conseguida en esta ágil sátira. Todo tiene un porqué y las relaciones entre los diferentes personajes están motivadas por su propio peso en la historia. Un ejemplo: la vecina de este peculiar grupo, al comienzo de la cinta, llega al piso para entregarles un obsequio en forma de croquetas caseras. Martín (Javier Cámara) acepta y, ante la torpeza en la cocina del grupo, decide visitar a la vecina para que les de algo más. Pues bien, este hecho se transformará en una de las ramificaciones en la trama más importantes. También lo es el contexto donde se ubica la acción, una España unificada ante el papel de La Roja en el tan venerado Mundial de Sudáfrica de 2010, que juega un papel muy importante y es uno de los motivos que preceden al gran desenlace. Porque Fe de Etarras no habla del terrorismo armado, habla del terrorismo del día a día: de las peleas, los enfados, las "mentiras" y los perdones que al final nos unen y no nos hacen otras cosa más que ser humanos. Y es que no importan banderas o reivindicaciones cuando se es feliz; y no hay más feliz que el que se rodea con quien le hace feliz. 

En definitiva, Fe de Etarras es una interesante comedia que nos deja este 2017 bajo el sello de la tan criticada Netflix en el ámbito peliculero. La dirección tipo sketch, el divertido e inteligente guion y unas actuaciones más que correctas hacen de esta película un título recomendable durante sus 90 minutos que se pasarán, literalmente, volando. Película recomendable.

Más críticas en: https://cinefilosfrustrados.com
Kirry Burrio
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7
22 de octubre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de que Black Mirror tuvo un breve trayecto por el mundo seriéfilo, fue muy intenso. Detrás de sus futuros distópicos -o no tan distópicos-, en los que la tecnología ha invadido nuestro más simple día a día, se esconde una implacable crítica a la sociedad que nos rodea y, posiblemente, a nosotros mismos. Caída en picado recoge todo esto y lo convierte en una sátira de las redes sociales y las relaciones humanas.

Lacie (Bryce Dallas Howard) trabaja en una oficina y vive en un mundo lleno de felicidad, sonrisas y obsesión por la imagen pública. Su amiga Naomi (Alicia Eve) está muy bien posicionada en la élite social, y Lacie está desesperada por unirse a ella.

En esta partícular ciencia ficción, llena de colores y de sonrisas de felicidad, Lacie es un peón más del mundo jerarquizado y perfectamente organizado de las redes sociales, que llegaron para brindarnos una ventana a las vidas de los demás. El mundo de lo políticamente correcto se impone, más que nunca, en esta peculiar sátira social, dónde cada sonrisa se ve enmascarada por un sistema de puntos que nos juzga y cataloga como meras aplicaciones de una tienda online.

Y, ¿qué pasa con el que obtiene baja puntuación? Fácil, se verá hundido en la sociedad jerárquica que se impone; capitaneada por cuatros altos y personajes que juegan a ser dios. Porque sí, amigos, esto no es ningún invento de Charlie Brooker: esto es la realidad impuesta en nuestra vida. Detrás de una galletita sonriente mordida, un café en taza rosa y un texto de 12 caracteres donde pone Feliz Domingo, se esconde un pañuelo arrugado con los trozos de dulce.

Y, a su vez, detrás de una serie de planos perfectamente ejecutados y etalonados con sumo detalle, se vuelve a esconder un personaje de Bryce Dallas Howard lleno de complejos y de fobias en su temprana edad, que buscará tapar sus carencias y mirar cabizbajo al resto de masa que quiere obtener lo mismo que él. Un personaje que iniciará un viaje -simbolizado como cambio y progreso- rumbo a la fama y a la aceptación social, y en el que abrirá los ojos y descubrirá la gran mentira encubierta que hay detrás de pintorescos paisajes y vallas publicitarias sonrientes. Una distopía disfrazada de música alegre, sonrisas efervescentes y deseos de futuro que se evaporan al obtener las tan ansiadas 5 estrellas.

Porque Caída en picado trata precisamente de eso: el juego del escondite. Aquel juego de calle en el que un avispado descubría los mejores escondites de los demás. Pero esta vez los participantes no llegarán a su casa con las botas llenas de barro y la sonrisa en la cara, esta vez llegarán con ropa conjuntada y deportivas nike de 30€ compradas en Aliexpress; sonrientes o llorosos por haber perdido su escondrijo, aquel donde guardan todas sus fobias y, sobre todo, su verdadero yo.

Un capítulo recomendable.
Kirry Burrio
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