Indiana Jones es uno de los personajes más icónicos en la historia del cine. Interpretado por el legendario actor Harrison Ford, este arqueólogo aventurero ha cautivado a audiencias de todo el mundo con sus emocionantes y peligrosas hazañas. Ahora, en su quinta entrega titulada "Indiana Jones y el Dial del Destino", nos encontramos ante el adiós que tanto necesitábamos.

Una vuelta triunfal

Después de la decepcionante "Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal" en 2008, los fanáticos quedaron con un sabor amargo. Sin embargo, esta nueva entrega dirigida por James Mangold promete redimir los errores del pasado y brindar una despedida digna al querido personaje.

El film comienza en 1944, con un Indiana Jones joven y en plena forma. Nos encontramos en plena Segunda Guerra Mundial, donde Indy y su amigo arqueólogo Basil Shaw se enfrentan a los nazis en una carrera por encontrar la Lanza de Longinos, la cual se cree que contiene la sangre de Cristo. Esta secuencia inicial nos muestra a un Harrison Ford rejuvenecido digitalmente, que impresiona a pesar de estar cargada de efectos visuales.

Un regreso a la acción

La historia salta 25 años en el futuro, en la víspera del aterrizaje en la Luna. Vemos a un Indy envejecido, viviendo en un modesto apartamento en Nueva York. En este punto de su vida, se encuentra al borde de la jubilación y con su matrimonio con Marion aparentemente terminado. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando es visitado por su ahijada Helena Shaw, hija de Basil. Helena está decidida a continuar la búsqueda del Dial de Arquímedes, un artefacto que cree que puede predecir fisuras en el tiempo. Pero no es la única interesada en encontrarlo, ya que los nazis, liderados por Jurgen Voller, también están tras su pista.

Helena arrastra a Indy a esta nueva aventura, revelándose como un personaje complejo con deudas de juego y una personalidad astuta. A medida que la acción se traslada a Tánger y luego a Grecia, Helena se une a un habilidoso joven llamado Teddy, y juntos forman un equipo dinámico en su búsqueda del Dial de Arquímedes.

Un adiós lleno de nostalgia

"Indiana Jones y el Dial del Destino" es un film que mezcla sabiamente la nostalgia con una historia fresca y emocionante. Aunque se hace referencia a momentos icónicos de las películas anteriores, Mangold no exagera en los guiños al pasado. Hay espacio para el regreso de personajes conocidos como Sallah, aunque su participación es desafortunadamente limitada. Pero sin duda, el punto fuerte de esta película es el villano interpretado por Mads Mikkelsen. Su actuación como Jurgen Voller es escalofriante, convirtiéndolo en uno de los antagonistas más memorables de la saga.
Harrison Ford, una vez más, se desliza sin esfuerzo en el papel de Indy. Su sonrisa irónica y sus respuestas rápidas están presentes en todo momento, recordándonos por qué este personaje se ha convertido en un ícono del cine de aventuras.

La acción está magistralmente manejada por Mangold, quien nos presenta emocionantes escenas de persecuciones en tuk-tuks en Tánger y una inmersiva aventura submarina en busca de una parte perdida del Dial de Arquímedes. Aunque la película tiene un tono nostálgico, también aborda temas más profundos, como los arrepentimientos de Indy por haber sacrificado su vida familiar en busca de fortuna y gloria.

Un adiós digno

"Indiana Jones y el Dial del Destino" es el cierre perfecto para la saga de Indiana Jones. Nos brinda una emocionante y entretenida aventura, llena de acción y momentos nostálgicos. Pero también nos muestra a un Indiana Jones más humano, con sus propias debilidades y arrepentimientos.

Esta película es el adiós que los fanáticos de Indiana Jones estábamos esperando. Harrison Ford se despide del personaje de manera magistral, dejándonos con una sonrisa en el rostro y un cálido homenaje a uno de los héroes más grandes del cine.

"Indiana Jones y el Dial del Destino" llegará a los cines del Reino Unido el 28 de junio y a los cines de Estados Unidos el 30 de junio. Prepárate para disfrutar de una última aventura junto a este querido arqueólogo y despedirnos de él de la manera que se merece.

La película Los tres mosqueteros dirigida por Bill Thomas es un fracaso total en todos los aspectos posibles. Es evidente que se trata de una obra oportunista que fue estrenada el mismo año que la versión dirigida por Martin Bourboulon, en un intento patético de conseguir fama a partir de su éxito. Pero, en lugar de aprovechar la oportunidad para hacer algo interesante o creativo, Thomas falla miserablemente en todos los aspectos.

La puesta en escena de la película es lamentablemente pobre, con una dirección de fotografía mediocre y una falta de imaginación que hace que parezca más una película para televisión que para la gran pantalla. Los decorados y los efectos especiales son igualmente deficientes, lo que hace que la película sea visualmente poco atractiva.

Además, las interpretaciones de los actores son verdaderamente pésimas. Ninguno de ellos logra conectar con el espectador o transmitir la emoción necesaria para hacer que la historia cobre vida. La química entre los personajes es inexistente y los diálogos son insípidos y sin vida.

Es difícil encontrar algo positivo que decir sobre esta película. Es simplemente una obra vacía, sin corazón y sin alma, que no merece la atención de nadie. Si buscas una versión emocionante y entretenida de Los tres mosqueteros, esta película no es la que debes ver. En cambio, te recomendaría la versión dirigida por Martin Bourboulon, que es claramente superior en todos los aspectos.

Jupiter Ascending llega como un intento desesperado de los autores de Matrix de recuperar un sitio que perdieron hace mucho, mucho tiempo. Concretamente, con la primera entrega de su saga pseudo filosófica, en 1999. El resto de las películas que componen dicha trilogía no valen nada.

Los autores de este producto, cuyo talento alcanzó para una película, apuestan por lo visual en esta nueva y absurda creación, como único argumento que desvíe la atención de su desastroso guión. Y eso se paga.

Jupiter es espantosamente mala. Su guión es tan ridículo, sus razones, tan absurdas, que se desea llegar a su final al poco de haber comenzado.

Todo en ella es terrible: lo que cuenta, cómo lo cuenta, los ridículos atuendos,y su villano de risa. Nada se salva en esta pesadilla, que parece haber sido creada para causar enojo y asombro, de tanto despropósito que incluye. La peor película en lo que va de año es, también, la más cara, pero es muy improbable que alguien vuelva a entregar una cantidad de dinero tan grande a esta gente.

No pierdas el tiempo con ella. Lo lamentarás.

Nueva entrega de la serie Dragon Ball, un producto que, sin ser perfecto, queda perfectamente acabado con la destrucción del gran Majin Boo. Todo cuanto vino después, serie GT, la Batalla de los dioses, esta nueva película, y la serie con la que amenazan en breve, es absolutamente prescindible e innecesaria.

La película pretende recrear el espíritu de la serie original con uno de sus grandes villanos. La realidad es que, casi treinta años después, las historias de Goku no pueden, ni deben, alargarse más.

Lo que aquí se presenta es ridículo.. Nuevas transformaciones que ya no asombran. Enemigos que cambian de bando. Todo esto lo vimos ya hace mucho, y no había necesidad de traerlo de vuelta.

Técnicamente, la película introduce algunas mejoras en la animación de los personajes, pero el modelado es casi idéntico al ya conocido años atrás. La música es floja y molesta, mostrando otro error de producción.

Una historia que nunca debió llegar, y un personaje, Freezer, que no se merece este trato. Debe ser considerada historia aparte de la oficial. De este modo, Goku, Freezer, Picolo y Vegeta quedarán para siempre como los recordamos: dignos.

Spielberg siempre atrae; se lo ha ganado, sin duda, y una nueva obra suya debe ser vista sin ausencia. A partir de aquí, debemos dejar claro que hay varios Spielberg: el de Indiana Jones, el de ET, el de La Lista de Schindler...y éste. ¿A cuál se parece más? Por supuesto, al de ET. Y eso es lo que nos vamos a encontrar en "War Horse": una película terriblemente familiar, pretendidamente visible por todos, empalagosa y sensiblera...y cursi, muy, muy cursi.

War Horse es una historia donde sobran los protagonistas humanos. De ausentarse, el resultado final sería el mismo. El verdadero actor es el caballo, Joey, un peculiar animal poco acostumbrado al mundo de fuera, duro y hostil, el que manejan, precisamente, los hombres. Este caballo, como en toda película de animales, tiene emociones, es duro y blando, fuerte y débil, amable y rudo. Y eso es cuanto veremos en las más de dos horas que dura el filme: su ir y devenir, el pasar de unas manos a otras, su separación del "otro" protagonista (el humano) y su reencuentro con él, todo ello ajustado a los clichés que no pueden faltar en este género (cobardía primera, heroicidad posterior, amistad eterna...). Lenta y previsible, aburrida y pesada, la película aspira a grandezas que otros ya consiguieron con mucho menos. Destaca, naturalmente, el apartado técnico, pero una obra de estas características no puede decaer en esta cuestión.

Exagerada, forzada y afectada; artificiosa, fingida y fabricada aventura indigesta.