Un clásico. Gran James Stewart. Viendo a Donna Reed comprendes lo que significa enamorarse de la madre. Actores secundarios maravillosos. Una historia bonita contada con alegría y sin complejos.

Solo un pero, falta Pepe Isbert.

Ensalzar y promocionar lo que critica. Pocas películas habrán hecho más por envolver la avaricia y el juego sucio en un paquete tan bien presentado.

Charlie Sheen acaba siendo un perdedor, fiel reflejo del papel de su padre en el film.

Gordon Gekko es el superhéroe moderno, el epítome de vitudes a las que la mayor parte de los mediocres del mundo aspira.

Fracaso en las intenciones de Stone, éxito de público con un merecido Oscar al actor que hace creíble el glamour del dinero y del arribismo.

Es la "Casablanca" del terror psicológico. Una película que logra encajar todas las piezas a la perfección, otros grandes directores han intentado copiar la fórmula y no lo consiguen, incluso con materia prima de mejor calidad. Un plato donde todos los ingredientes aportan su sabor pero se mezclan entre si creando algo nuevo y único. Nos impregna de sensaciones contínuamente, la lucha de la racionalidad y las emociones más profundas, la extraña atracción de lo prohibido, el morbo en estado puro.

Los trucos de guión, las inconsistencias en los retratos de los personajes, al igual que en el film de Michael Curtiz no importan, son secundarios. ¿Acaso suena una campana cuando un ángel recibe sus alas?.

Una banda sonora notable y escenas para la antología del cine, diálogos memorables y un final de 10 que te hacen desear saber más.

Es un gran contraste que Ridley Scott se atreviera con la segunda parte, dispusiese de todas las claves, de una historia a la altura, grandes actores, un presupuesto acorde y solo pudiese hacer un producto digno. Por desgracia todo apunta a que Jonathan Demme no lo habría sabido hacer mejor y tuvo la virtud de decir no.

Una película que fascina donde debería de repugnar.

Vista de nuevo quince años después mantiene el frescor de la sencillez. Una narración sobria y contenida. El papel de Spader es el elemento perturbado y perturbador que rasga la fina línea que hay entre la verdad y las falsas apariencias en las que tan fácilmente nos instalamos, el estatus y la mentira como protector de nuestros miedos.

Gran opera prima.

Película coral al estilo de Shortcuts en la que todos los actores se enfrentan a la violencia y al racismo desde varios ángulos, hasta ahí bien. Pero en ningún momento he llegado a creerme a ningún personaje, las cosas suceden, muchas veces gratuitamente y no llegas a identificarte con nadie. Falta de empatía y con un montaje fallido, sobran elementos. Ves a los personajes "malos" haciendo "buenas" obras y parece más una obligación del actor ante el guión que una evolución emocional o lógica de las tramas. Que los actores estén relacionados entre sí es puro capricho del guión, a diferencia de la mencionada Shortcuts donde la composición final de la obra añade mucha información a todos los episodios vistos parcialmente.

Viendo tan buenas críticas de esta película creo que tendré que darle en el futuro una segunda oportunidad porque es posible que algo se me escape; que todos somos capaces de lo mejor y de lo peor es un tópico manido y en esta película demostrado a la fuerza.