Esta es una película que destaca más por el cómo que por el qué.
Amer es una fuente de recursos narrativos, inspiración e imaginación que logran introducir al espectador en la piel del protagonista y los sentimientos que este esta experimentando en cada escena.

Los zoom in/out en primeros planos, el uso de planos monocromáticos como recurso expresivo, planos de angulación imposible y los interminables paseos junto a la protagonista son lo más destacado sin olvidarse del magnífico acompañamiento ambiental y musical que aunque en ocasiones aparenta no estar ahí es tan imprescindible como la imagen.

Esta película es una demostración más de que el cine actual no está tan muerto como a algunos les gustaría y que el hecho de hacer arte en el cine no esta necesariamente subordinado a un guión espléndido.

Esta podría ser una de las tantas películas en las que se representa la locura pero sin embargo es una obra maestra. Es la obra maestra de Milos Forman, director que con su dominio magistral de los planos, el tiempo, la trama, el humor y el drama ha creado la que sin duda es una de las mejores películas de los años 70.
En Alguien voló sobre el nido del cuco se nos presenta un centro de internamiento psiquiátrico habitado por peculiares y al mismo tiempo inolvidables y adorables personajes como Martini (inolvidable la secuencia en la que aparece en paños menores), Billy (ese tartamudo enamoradizo), Harvey (el superdotado que sospecha de su mujer aunque no sabe bien porqué) o el gran Jefe, el único que parecía estar cuerdo dentro de toda esta historia. Este elenco de personajes verá sus monótonas vidas trastocadas cuando ingrese en el centro un tal McMurphy llegado directamente de prisión. La entrada del personaje encarnado por Jack Nicholson revolucionará la vida de todos los demás, los sacará de su rutina y llenará su estancia en el psiquiátrico de momentos felices.
Mac, como lo conocen cariñosamente, es el que más cuerdo parece estar dentro de ese lugar (aunque al final no deja de ser un loco) y mantendrá una guerra constante con la Señorita Rachet que parece estar empeñada en hacer del psiquiátrico un espacio triste y sombrío. McMurphy no desistirá en su afán por hacer felices a sus compañeros y a él mismo y organizará numerosas “travesuras” como la escapada para pescar o la fiesta de despedida que supondrán momentos de enorme felicidad para los internos.
Sin embargo esta no es una historia de humor, ni tan siquiera feliz, se trata de un verdadero drama en el que Milos Forman sabe hilar un gran final que nos dejará a todos trastocados y bastante tristes.