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España España · Girona
Críticas de Francesc
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Críticas 91
Críticas ordenadas por utilidad
9
6 de mayo de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás la epopeya más grande jamás filmada. Su autor nos relata el transitar de Yuri Zhivago, doctor y poeta ruso, a lo largo de los años que siguen la revolución rusa de 1917, haciéndonos partícipes no sólo de los episodios más singulares de la guerra civil (especial mención a la carga de la caballería contra los manifestantes), sino también de la relación que mantiene Zhivago tanto con su mujer (tímidamente interpretada por Geraldine Chaplin) como con su amante (la sobreviviente Julie Christie, en el papel de Lara).

Esta película, concebida y rodada como un gran espectáculo de masas, a modo de la anterior "Lawrence de Arabia", constituye no sólo una obra imprescindible e imperecedera en la filmografía de su autor, sino una de las mejores películas de la década de los 60, por los siguientes motivos:
- Recoge a la perfección no sólo cómo su autor entiende el cine, sino cómo debe ser contada una historia y cómo debe y puede sobrevivir el hombre a un destino que parece estar escrito.
- Es una cinta muy completa en la que hay de todo: espectáculo, luchas, revolución, matanzas, aventuras, paisaje, odio, amor, traición, suspense, historia, etc. Siendo verdad que la película es un poco larga, su metraje está más que justificado por todo lo que nos cuenta.
- Es la mejor y más compleja interpretación del actor egipcio Omar Sharif. Su declamación es soberbia y su rostro refleja todo lo que le sucede durante el film. Jamás un primer plano de la cara nos ha emocionado tanto como el de Yuri Zhivago en esta película.
- Si los ojos miel de Omar Sharif son el 50% de la película, el otro 50% son los ojos azules, de un azul divino cristalino, de Julie Christie, perfectamente encuadrados por el director en preciosos primeros planos. Y es que es una película de escenas, no de diálogos. Diríase casi que es como una película de la época muda. Los diálogos son mínimos. Sólo los imprescindibles para comprender la trama.
- Contiene algunas de las mejores escenas de la historia del cine: la de la carga de la caballería contra el pueblo es, simplemente, espectacular. Las otras dos escenas que más me gustaron las cuento en el spoiler.
- Los exteriores, rodados cerca de Madrid, Soria y Salamanca, recrean perfectamente la Rusia de principios de siglo.
- Los secundarios son de lujo: sobretodo el gran Alec Guinness (en una interpretación buscadamente rígida como hermanastro de Zhivago) y el único Rod Steiger (en el papel de Komarovsky), que se come la pantalla cada vez que aparece.
- Los extras: es una película llena de extras, como se hacía antes de la era digital. Están todos perfectamente dirigidos.
- La banda sonora, con el tema de Lara se hizo muy famosa. La razón está perfectamente justificada: es una de las mejores bandas sonoras del cine, romántica donde las haya.

Lo mejor: La épica y el modo en que está rodada. Las interpretaciones. El sabor a clásico en cada uno de sus fotogramas.
Lo peor: Me hubiera gustado que el personaje de Yuri Zhivago hubiera estado un poco más desarrollado, ya que minutos para ello tiene la película.

Una gran obra, en todos los sentidos. Igual se merecería un 9,5.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Francesc
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10
26 de septiembre de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien es cierto que por muchos es considerada un Hitchcock menor, como sucede con "Atrapa a un ladrón" o "Recuerda", para mí es la última gran obra maestra del director británico, y el legado de su filmografía. A continuación os expongo las razones por las que digo esto y os recomiendo encarecidamente el visionado de esta cinta:

- Porque es la primera y única colaboración (aunque parezca imposible) entre Hitchcock y Sean Connery. El actor escocés constituyó un acierto absoluto de casting: es la masculinidad en sí misma y uno de los mejores actores que ha dado el celuloide. No sabemos cómo no trabajó más con Hitchcock (seguramente por un tema de productora). Sabemos que Hitch hubiera querido ser Cary Grant, pero no dudamos en que también le gustaría haber estado en la piel de Sean Connery (especialmente besando a Tippi Hedren).
- Porque es la segunda y última colaboración de Hitchcock con Tippi Hedren, aquí más bella que nunca. Jamás la exsuegra de Banderas, que no era una buena actriz, ha estado mejor (mucho mejor que en "Los pájaros").
- Porque es la última colaboración de Hitchcock con Bernard Herrmann.
- Porque no nos importa que los decorados parezcan decorados, ni que abunden las transparencias. La puesta en escena y la interpretación absorben de tal manera que perdonas estos pequeños pecados.
- Porque la interpretación de Diane Baker es la quintaesencia del sádico humor hitchcockiano.
- Porque contiene dos de los mejores besos de la filmografía del director: el primero en el despacho de Connery-Mark, y el segundo en los establos. Más de uno, al ver la película, quisiera haber vesado así a la Hedren.
- Porque es interesante ver cómo, una película que estaba inicialmente pensada para se interpretada por Grace Kelly, acaba siendo interpretada por otra actriz (Hedren) que hace olvidar a la primera. No me imagino a Kelly en el papel de Hedren, por muy buena actriz que fuera la princesa.
- Porque tiene mucho de "Vértigo" y "Recuerda".
- Porque contiene alguna de las escenas más elegantes de la filmografía del maestro (me referiré a ello en el spoiler).
- Porque la puesta en escena es de las mejores de su director (la presentación de la ladrona es puro cine).
- Porque es la última gran película del maestro. Lo que rodó después está a un nivel muy por debajo. Sólo con ver la diferencia entre el dúo Connery-Hedren y el dúo Newman-Andrews entenderán a qué me refiero.
- Porque es una lección de cine tan grande que, al final, te das cuenta de porqué Hitch era un maestro.
Por todo ello, y mucho más, mi nota no puede ser otra que un 10.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Francesc
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10
20 de octubre de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mejor western de Walsh, y la película que consagró definitivamente al australiano Errol Flynn como estrella indiscutible de Hollywood, constituye no sólo una obra imprescindible en la ya de por sí brillante cinematografía de su autor, sino una realización mítica, en la que no sólo destacan las escenas de acción (impresionantes), sino también las más íntimas y contemplativas, especialmente entre los dos protagonistas.

Sin duda, estamos ante una obra superior, en donde destaca una perfecta puesta en escena y presentación de los personajes (especialmente la de Errol Flynn como un Custer mitificado), unos intérpretes magníficos (los de siempre en la Warner Brothers de la época), una fotografía espléndida (con esos planos finales a caballo), unos diálogos perfectos en su sobriedad y sencillez, una manera de contar una historia como pocas veces se ha visto en la gran pantalla, un guión que, a pesar de que es pura invención la mayoría de las veces, nos consigue engañar en su inverosimilitud, y una dirección de actores tan perfecta que da la impresión de que todos se lo pasaron genial rodándola, especialmente la pareja Flynn-de Havilland (como Custer y su esposa Elizabeth) en la que era su octava y última aparición conjunta en una película.

Es una de mis películas favoritas de los años 40, por múltiples razones:
- Porque resume a la perfección cómo debe contarse una historia: narra una sucesión de hechos, desde la perspectiva del coronel (o general) Custer, desde su entrada en la academia militar de Westpoint como cadete hasta su muerte en la mítica batalla de Little Big Horn a manos de Caballo loco, de una manera tan bien descrita que, al final, nos creemos que lo que se nos está contando es la verdad, cuando ésta es lo de menos. Como apuntó Ford en "El hombre que mató a Liberty Valance" a través del director del periódico, esto es el oeste, y aquí cuando los hechos se convierten en leyenda, se publica la leyenda. De esta forma, se nos muestra a un Custer legendario, mitificado, con más luces que sombras, en búsqueda obsesiva de la gloria (o la muerte, todo depende del punto de vista).
- Porque el dúo protagonista (Flynn y De Havilland) brillan a un alto nivel, y demuestran lo buenos actores que son. Basta ver la mítica escena de la despedida ("pasear a su lado por la vida, señora, fue muy agradable"), antes del último combate, para darse cuenta de lo que es interpretar. Es imposible que no se nos salte una lágrima en esa escena. Y esto, en una película que se supone de acción, es muy difícil de conseguir. Por esto, para quien suscribe esta crítica, la película contiene la mejor escena de despedida de la historia del cine.
- Porque Flynn es Custer, indiscutiblemente. Es imposible imaginarse a otro en la piel del afamado general. Ni siquiera Henry Fonda, con lo buen actor que es, pudo captar el halo y las formas de Custer como hizo Flynn.
- Por las ganas irrefrenables que te dan de silbar la mítica canción "Garry Owen" cuando se acaba la película. En mi caso, recuerdo que la vi por primera vez en una sesión de sábado por la tarde en televisión y, cuando acabó, no podía dejar de entonar aquel estribillo.
- Porque si sólo se hubieran rodado los últimos 10 minutos ya de por sí la película sería una obra maestra. La planificación y el encuadre de dichas escenas es de lo mejor que yo he visto en la gran pantalla.
- Porque una simple mirada (la de Havilland hacia Flynn) puede emocionarnos más que mil palabras.
- Por el homenaje que le hace John Ford en la mítica "Fort Apache", en donde se aprecia el gran respeto del director americano de origen irlandés por la batalla final rodada por Walsh.
- Porque Walsh es un maestro en contar silencios. En esta película, más que en otras, hay que estar atento a las miradas de los personajes. La mirada de la de Havilland cuando se da cuenta de que su marido no es nadie si no está al frente, y que la vida civil le mata por dentro. La mirada de Flynn cuando comprende que la de Havilland sabe que no va a volverlo a ver y finge lo contrario. La mirada de de Havilland cuando su marido lee el diario que ella ha escrito y en donde se nos rebelan sus temores. La mirada de Kennedy cuando se da cuenta de que acompañando al séptimo de caballería se dirige hacia su trágico destino, etc. Son una serie de miradas sin apenas diálogo tan perfectas que cualquier diálogo de más sólo habría empobrecido y empequeñecido la escena. Eso hace que, aunque la película es aparentemente sencilla y parece un cuento narrado para el disfrute de aquellos niños que soñaban con las películas de indios y vaqueros, en su sencillez se encuentra su complejidad, que sólo intuimos a cada nuevo visionado.
- Porque cuando acabas de ver la película te dan ganas de alistarte en el séptimo de caballería y morir por y para América. Ello no es de extrañar, pues la película está hecha para animar a la sociedad americana a entrar en la segunda guerra mundial, mediante la exaltación de los valores americanos, del ejército y de conseguir la gloria en la batalla.
- Porque es el legado de un cine que ya no existe: hoy ya no se hacen películas así.

Lo mejor: La dirección de actores, el ritmo altísimo de la película, la despedida entre los protagonistas (en donde un reloj o un cinturón no habían adquirido nunca tanta importancia) y la mítica escena final.
Lo peor: El personaje de Arthur Kennedy está demasiado estereotipado.

Le pongo un 9,8 porque no es de John Ford, si no, sería un 10.
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Francesc
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6
25 de marzo de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Especie de homenaje/masaje/promoción perpetrado por el director Antoni Ribas para mayor gloria del cantautor del Poble Sec, aprovechando la fama a nivel estatal de su mítica canción "Paraules d'amor", compuesta apenas un par de años antes, cuando Joan Manuel ("Juanito" para sus padres Ángeles y Josep) contaba con tan sólo 19 añitos.

Se trata de la primera aventura cinematográfica del "nano", pues repetiría posteriormente en las menos logradas "La larga agonía de los peces fuera del agua" (1970) y "Mi profesora particular" (1973). Después de ésta, Joan Manuel comprendió, al fin, que lo suyo no era actuar, sino componer y, a veces, incluso cantar. Como reza una estrofa de la canción que da título al film, parece que el "primo" de Sabina no había tenido demasiado tiempo para aprender a interpretar, y esto se nota. Vaya si se nota.

La película, en sí, no es nada del otro mundo. Como aspectos positivos de la misma, destacaría:
- La voluntariosa interpretación de Serrat (repito, voluntariosa. Y ya está. No le demos más vueltas).
- La presencia, la clase, la elegancia y el estilo, y por qué no, también la interpretación de la madre de Ricardito Bofill, la musa italiana Serena Vergano. Sin duda, uno de los aciertos de casting de la película.
- La belleza silenciosa y melancólica (como requería el guión) de Cristina Galbó, en un papel agradecido.
- Los temas musicales elegidos: La propia "Paraules d'amor", "De mica en mica" (la mejor canción para quien suscribe, aunque no acabo de entender el porqué suena cuando el autor de "La tieta" pasea solitario por el bosque de la Costa Brava), "Ara que tinc vint anys" o "Tu nombre me sabe a hierba".
- Los exteriores en La Costa Brava, especialmente los parajes de Calella de Palafrugell (en donde posteriormente Serrat se inspiraría para su gran éxito "Mediterráneo"), Sagaró y Platja d'Aro (donde podemos ver, a modo de documento histórico, la evolución sufrida en este turístico pueblo con el paso del tiempo, en su paseo principal, hoy paraíso de tiendas y restaurantes. Por ejemplo, aparece en la cinta el inolvidable bar Ramiro, donde hoy se alza el Ayuntamiento. O la mítica discoteca Maddox, en Cavall Bernat, al final del extremo norte de la Platja Gran de la localidad).
- La mítica escena del recorrido en el vehículo descapotable por toda la carretera de la costa entre Tossa de Mar y Sant Feliu de Guíxols (donde se halla la casa de la baronesa Tita Cervera).
- El piso donde se aloja nuestro protagonista en Barcelona, está muy bien ambientado y nos recuerda perfectamente a esos pisos de estudiantes de los años sesenta.
- La sensibilidad con la que está contada la historia de un tipo sencillo que anhela recuperar un amor de juventud y, cuando al fin se reencuentra con él, entiende que el tiempo ha pasado y ya nada es como antes, porque todo ha cambiado.
- El mérito de introducir canciones en catalán en una película de 1968.

Por su parte, en el haber negativo de la cinta mencionaría:
- La manía de doblar las voces de todos los intérpretes, cuando los mismos hablan perfectamente castellano. Aunque el sr. Manuel Cano sea un gran doblador (dobla también a Steve McQueen o Alain Delon), no entendemos porqué tiene que doblar a Serrat, y no podemos oir su verdadera voz. Más grave todavía me parece que doblen a un jovencísimo Emilio Gutiérrez Caba, por ejemplo, siendo éste un actor también de doblaje. Es pues, del todo incomprensible.
- Los personajes, en general, son muy superficiales y están poco desarrollados.
- La trama es muy lenta (acorde con las canciones de Serrat que acompañan el film), lo que a veces penaliza el mismo.
- La interpretación del "triste" Serrat se hace, al final, difícil de digerir.
- Las patillas que lucía por aquel entonces el cantante.
- El exceso de primeros planos, lo que nos permite ver, por ejemplo, que de joven Serrat tenía alguna que otra enorme peca negra en la cara (que con el paso del tiempo, misteriosamente, han desaparecido).

Película para fans incondicionales del cantautor catalán. Aún así, no es superior a otras cintas interpretadas en aquellos tiempos por otros famosos cantantes patrios como Julio Iglesias (véase "La vida sigue igual") o Raphael ("El golfo"). Eran todos muy hábiles entonces para aprovechar el tirón de los cantantes y llenar las salas de cine.

Le pongo un 6 por sus canciones, todas ellas excelentes. Sin las mismas, la película probablemente no hubiera aprobado.
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Francesc
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10
4 de febrero de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mejor y más grande película de su autor (fíjense lo que digo), seguida de cerca por "Luces de la ciudad" y "El gran dictador". Constituye no sólo una obra imprescindible e imperecedera en la ya extensa historia del séptimo arte, sino también la segunda mejor película muda de la historia, por detrás de la inigualable "El maquinista de la General" de Buster Keaton (siempre a juicio de este humilde crítico que suscribe).

Sin duda, estamos ante una obra total perfecta, en donde destaca una puesta en escena muy elaborada, una presentación de la historia magnífica, unos intérpretes muy inspirados (Chaplin, que era un gran cómico, supo combinar perfectamente más que nunca humor, emoción y tristeza; Georgia Hale nunca estuvo más bella, y Mack Swain interpretó el papel por el que sería recordado el resto de su vida), una fotografía en blanco y negro espléndida, un montaje para enseñar en las escuelas de cine, unos exteriores sobrenaturales, un guión de hierro, y por encima de todo, un canto al cine.

Es mi película preferida de su autor, por multitud de razones:
- Recoge a la perfección no sólo cómo su autor entiende el cine, sino cómo debe ser contada una historia y cómo debe y puede sobrevivir el hombre a un destino que parece estar escrito.
- Es una historia perfecta, y no sólo una sucesión de gags más o menos afortunados (como eran la mayoría de películas de la época). Cada gag y cada escena tienen sentido dentro del film, y lo hacen crecer a medida que ésta avanza.
- Es una cinta muy completa: no tiene puntos débiles. No sobra nada. Todo está perfectamente justificado.
- Es la mejor y más compleja interpretación de Chaplin. El británico nos hace reír como nunca, pero a la vez, nos hace llorar a lágrima viva como si no hubiera un mañana. Que difícil es hacernos pasar como si nada de un estado eufórico a otro deprimido en un abrir y cerrar de ojos! Esto sólo lo consigue un genio.
- Contiene algunas de las mejores escenas de la historia del cine: la escena donde se come los cordones de las botas, el baile de los panecillos y la pelea en la cabaña son escenas imprescindibles que todo aficionado al cine debería ver una vez en la vida.
- Chaplin es el artista total: productor, intérprete, músico, montador: es el genio indiscutible del séptimo arte y esta película refleja, más que cualquier otra, su don. El cine según Chaplin. Imprescindible.
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Francesc
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