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España España · Barcelona
Críticas de David MS
Críticas 603
Críticas ordenadas por utilidad
7
21 de septiembre de 2013
24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Breakdown (1997) es el debut en cine de Jonathan Mostow, el director que perpetró la nefasta Terminator 3: La Rebelión de las Máquinas (2003) entre otras películas igual de malas - U-571 (2000) y Los Sustitutos (2009)-. Este Breakdown es una producción del millonario Dino de Laurentiis (1919-2010), con un reparto con un único nombre potencial con el que vender entradas de cine, Kurt Russell. Le acompañan Kathleen Quinlan y J. T. Walsh (1943-1998). Su paso por las taquillas fue más que correcto, 50 millones obtenidos en USA con un coste de 36.

Los Taylor (Russell y Quinlan) son un matrimonio que se mudan a San Diego en un viaje en jeep que les lleva por el desierto de Estados Unidos. A medio camino su recién comprado jeep sufre una avería, y un camionero (Walsh) se ofrece para llevarles a la siguiente estación de servicio -a 100 km-. La esposa acepta pero el buenazo de Kurt Russell se queda para que no le pasa nada el coche, el resultado es que al coche no le pasa nada pero a la mujer se la secuestran, teniendo entonces que trazar un plan para salvarla -ante la incompetencia que tiene siempre la policía en todas estas películas-.

Escrita por el propio Jonathan Mostow, Breakdown es la mejor película de su filmografía, tampoco complicado, pero hay que admitirle que la película está bien. Sería una suma de Rescate (1996) -con Mel Gibson- y El Diablo Sobre Ruedas (1971) - otro debut, el de Spielberg-. De la primera coge la desesperación del protagonista por encontrar a un ser querido, también su comercialidad. De la segunda coge el marco desértico y una historia en la que los camiones son una parte fundamental de la historia.

A destacar: la siempre notable labor de Kurt Russell, también del antagonista J. T. Walsh -que murió un año después-, alguna escena de suspense que pone de los nervios -la escena en el banco- o desoladora -el personaje de Russell sin saber dónde buscar tras perder a su esposa-. Los únicos momentos en los que el director ha mostrado en su carrera que sabe hacer cine. Echa un poco a perder la peli el clímax, más propio de Mad Max que de la cinta de secuestros verosímil que era hasta entonces.
David MS
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6
24 de febrero de 2014
22 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pone en la portada de The Art of the Steal (2013) que llegaría a los cines el 20 de septiembre de 2013; debió ser en cine muy selectos porque no hay rastro alguno de su paso por la cartelera americana -Box Office Mojo ni siquiera tiene la ficha-. Cuando si llegó fue a principios de este mismo febrero de 2014, en un pre-estreno 'video on demand', la modalidad casera de alquilar una película -por lo que se certifica que no, no llegó a estrenarse en la fecha inicial-. Se estrene o no, no creo que se vayan a formar colas en los cines por ver la película dirigida por Jonathan Sobol.

El reparto, el motivo por el que he decidido ver The Art of the Steal, porque ni el título ni el argumento saltan demasiado la atención. Aparecen por aquí buenos actores, un par de décadas pasadas, taquilleros: Kurt Russell, Matt Dillon, Terence Stamp, Jay Baruchel -este más actual- y menos conocidos como Kenneth Welsh, Katheryn Winnick, Jason Jones y Chris Diamantopoulos.

Explica el golpe que tratan de dar un grupo de ladrones -casi todos los actores citados arriba-, entrando en el edificio aduanero de la frontera USA/Canadá para sustraer/intercambiar un libro de preciado valor. Resumiendo, una película de robos de las de toda la vida.

¿Vale la pena verse? Si es por pasar el rato, sí; porque en el cine de robos ya está casi todo inventado y todas las producciones siguen el mismo patrón. Introducción = reunión del grupo, nudo = planificación del golpe, desenlace = ejecución del plan (mejor o peor). The Art of the Steal sigue este simple esquema con eficacia por diversas razones.

Por los actores, porque son buenos -y merecen mejor suerte que hacer estas pelis en la actualidad-. Por el ágil montaje a lo cine de Guy Ritchie (Snatch) -un viaje de Francia a USA en tres cortes, o el uso de la pantalla partida y algún efectismo más-. Y por una escena a lo cine mudo en B/N, que relata la historia real del robo cometido por Yves Chaudron a la Mona Lisa, que sirve para que el guión pueda jugar al despiste y tener una agradable sorpresilla en el clímax.
David MS
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5
22 de mayo de 2014
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
El éxito de Contacto Sangriento (1988) por lo menos en formato doméstico convirtió a su actor principal en estrella de las artes marciales, Jean-Claude Van Damme. La misma productora de esta peli, la Cannon Group, quiso aprovechar el filón y producir un par de vehículos de acción más para el actor belga; llegaron en 1989, la recordada Kickboxer y la olvidada Cyborg. Cyborg está dirigida Albert Pyun, experto en cine de acción de muy bajo presupuesto, ejemplos son la primera versión del Capitán América (1990), Némesis (1992) y unas cuantas secuelas de Kickboxer -ya sin JCVD-.

No menciono a los secundarios de Cyborg, porque a duras penas merecen ser llamado actores casi todos ellos, y lo mismo pasa con el guion -escrito por vete a saber quién-. De que va Cyborg: la venganza de Gibson Rickenbacker (JCVD) contra la banda que mató a su familia, todo esto de camino a Atlanta, lugar en el que se encuentra la cura para la peste que ha dejado al mundo en una situación apocalíptica.

Cuando era crío me flipó Contacto Sangriento -como a muchos-, de ahí que cada nueva producción con Van Damme la esperase con ganas. Una que me dejó frío es Cyborg, una serie B que reciclaba ideas vistas en el cine sci/fi de los ochenta: de Mad Max -el apocalipsis-, Terminator -la presencia de robots- y Los Inmortales -los espacios naturales, un villano similar-.

Vuelta a ver hoy, me ha parecido curioso que me ha entretenido más que en su momento, y eso que la he visto para echarme unas risas con el cine casposo de la época, en especial el que producía la Cannon. Sus méritos son modestos, la pericia de Van Damme en las escenas de artes marciales, la ajustada duración, y un diseño de producción bastante apañado -aprovechando los escenarios que no se pudieron utilizar para la segunda parte de Masters del Universo, prevista pero sin llegar a realizarse-.

Su principal defecto, el abuso del recurso narrativo del flashback -constantes y a veces hasta repetidos-. Como curiosidad, hay una secuela que llegó cuatro años después, en ella salen Angelina Jolie, Jack Palance y Elias Koteas.
David MS
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9
13 de septiembre de 2012
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Telefilm para el canal de TV HBO, tuvo un paso minoritario por salas comerciales en España debido en parte al gran éxito logrado en el Festival de Sitges de 1995, consiguiendo premios importantes en el certamen: mejor película, director (Chris Gerolmo) y actor (Stephen Rea). El otro intérprete importante de Ciudadano X, Donald Sutherland, se quedó sin premio en el festival, lo que no le quitaría el sueño pues ese mismo año se llevo un Globo de Oro por su excelente papel secundario.

A Stephen Rea y Donald Sutherland les acompañan otros actores de renombre como Jeffrey DeMunn (The Walking Dead), Imelda Staunton (El Secreto de Vera Drake), Joss Ackland (Arma Letal 2) y Max Von Sydow (El Exorcista).

Basada en hechos reales sucedidos en la Unión Soviética, y recogidos en el libro de Robert Cullen de mismo nombre, Ciudadano X explica la caza al asesino Andrei Chikatilo (De Munn), quien entre 1982 y 1990 mató un total de 52 mujeres y niños. El encargado de investigarlo, un forense (Rea) ascendido a detective, contará con la ayuda de un coronel (Sutherland) con el que entabla una fuerte amistad.

Hay tres focos sobre los que gira Ciudadano X y sobre los que recae todo el peso de la película:

- El retrato de una Rusia comunista que puso cantidad de trabas para que la operación de cazar al asesino fructificara. No aportaban medios, no querían hacerlo público para tener al pueblo avisado, y tampoco aceptaban colaboraciones exteriores. Es la parte de la película que refleja la Unión Soviética de los 80 y, aunque interesante, no es la mejor baza de Ciudadano X.

- La investigación por parte de los personajes de Rea y Sutherland para cazar al asesino. Sigue la estela de los mejores thrillers de los 90. Ciudadano X seria una especie de El Silencio de los Corderos de ambiente rural y realista.

- La amistad entre Burakov (Rea) y el Coronel Fetisov (Sutherland), quienes empezaron con mal pie pero se acabaron haciendo amigos. La película se beneficia de esta emotiva relación, y además de la gran labor de los dos intérpretes. Tampoco nada mal el acompañamiento que hacen un Max Von Sydow haciendo de psiquiatra (muy en plan El Exorcista e igual de resolutivo), un Joss Ackland que se hace odioso (y que tiene el problema de aparecer en una serie de escenas que se hacen reiterativas) y un enfermizo Jeffrey DeMunn.

Sumarle la buena dirección artística (se rodó en Hungría) y la bella banda sonora de Randy Edelman (Dragonheart), da como resultado una película al que la televisión se le quedó pequeña teniendo en cuenta los buenos logros conseguidos por el film de un Chris Gerolmo en su única aportación reseñable en el mundo del cine.
David MS
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5
19 de marzo de 2014
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva película surgida de un personaje del mundo del comic, en este caso uno que ni he leído ni conozco, Yo, Frankenstein (2014). Kevin Grevioux es su autor, y en su traslación a la pantalla ejerce de guionista, productor y actor secundario, tareas todas ellas en las que repite tras haberlas realizado en la saga Underworld. Dirige Stuart Beattie -también guionista- en su segunda producción tras las cámaras después de estrenar años atrás un pseudo-remake de Amanecer Rojo, Mañana, Cuando la Guerra Empiece (2010)

El reparto, para poner caras: Aaron Eckhart, Jay Courtney (el hijo de John McClane en La Jungla: Un Buen Día para Morir), Miranda Otto, Yvonne Strahovski (Asesinos de Élite), Bill Nighy (repitiendo papel similar al de Underworld) y el citado creador del comic, Kevin Grevioux. Qué escribió exactamente éste: la batalla entre gárgolas (el Bien) y demonios (el Mal) y como el monstruo de Frankenstein (Eckhart) -bautizado como Adam- interviene para desnivelar la balanza a favor de los primeros.

Si en los dos primeros párrafos se me ha escapado citar un par de veces a Underworld no es casualidad. Comparten artífices, medios y posiblemente las mismas intenciones. La trama es la misma cambiando vampiros y lobos por gárgolas y demonios, oscuros paisajes digitales góticos que lo envuelven todo, muchos (cutre) efectos especiales y la única pretensión de entretener. Como suelen dejarse poco dinero en ellas, no cuesta recuperar la inversión y obtener rápidos beneficios que aseguren una secuela para seguir sacándose unas perras.

Con Yo, Frankenstein deberían irse olvidando, batacazo en taquilla, y crítica y público poniéndola a parir. Es normal, la película no es buena, lo que no evita que en un par de frases pueda resumir porque Yo, Frankenstein no me parece tan detestable. Es corta (80 minutos), no le falta ritmo, alguna coreografía sorprende y que, si bien se acaba de ver sin agrado, tampoco molesta nunca. Queda como un intento fallido de ser otra Underworld -saga que tampoco es nada del otro mundo-.

Lo (realmente) malo: cada actor que aparece en imagen, algunos últimamente acostumbrados a cagarla -Eckhart, Courtney-, otros nunca lo habían hecho tan mal -Nighy-. No les ayuda mucho unos personajes bastante indefinidos y un guión que simplemente los deja vagando en pantalla a la espera de la siguiente escena de tortazos.
David MS
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