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Críticas de FATHER CAPRIO
Críticas 641
Críticas ordenadas por utilidad
7
1 de febrero de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una Barbara Stanwyck que con 28 años ya había protagonizado dos personajes estelares con Capra en La mujer milagro y La amargura del general Yen, trabaja aquí con George Stevens quien dieciocho años mas tarde dirigiría la excelente Shane (Raíces profundas) y que por aquel año 35 era un realizador principiante que apuntaba muy buenas maneras. El tema escogido fue la historia real de Annie Oakley, tal vez la mejor tiradora del Oeste, a quien Sitting Bull bautizó como "la pequeña tiro fijo" y que, formando parte del espectáculo del salvaje oeste del coronel Cody (Búfalo Bill) recorrió no solo los Estados Unidos sino el mundo entero.

La película se ajusta plenamente a los hechos realmente sucedidos lo cual, además de otorgar un punto a su favor, ratifica una vez más aquello de que la realidad supera en muchas ocasiones a la ficción o, como mínimo, la iguala. Así, lo que podría haber sido una "frivolité" del guión, como por ejemplo, el cigarrillo apagado por disparo de rifle en la boca del futuro kaiser, aconteció realmente y, como bien dice Barbara Stanwyck "podría haber cambiado el curso de la historia".

Filmada, como no podía ser de otra manera, en forma de comedia para todos los públicos, la película ofrece secuencias antológicas como la del gran jefe indio Toro Sentado desconcertado buscando la cama, la de los cocineros preparando las codornices cazadas por Annie (otro hecho real, por cierto) o incluso aquella en que el gran Búfalo Bill se suelta literalmente la melena siendo el hazmerreír de la "troupe". Esta sencillez en cuanto a sus planteamientos tal vez haya sido la causa de una minusvaloración pero, a decir verdad, es un buen trabajo de Stevens y una película excelente en el género de films de los años 30 de entretenimiento y para todos los públicos, cuyo grado de envejecimiento no ha sido demasiado malo sobre todo por tratarse de hechos históricos puestos al alcance de los espectadores de cualquier época.

Por lo que hace al reparto me quedo con Barbarita, quien tiene sobre mi ese poder de seducción cinematográfica solo reservada a las más grandes. A su lado Preston Foster sigue siendo un desconocido y Melvyn Douglas una estrella en potencia, deslumbrada por la luminosidad de la Stanwyck. ¡Ah! Y el jefe indio Thunderbird muy propio en el papel de Toro Sentado.
FATHER CAPRIO
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3
18 de noviembre de 2008
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allá por los 30, Robert N. Bradbury quien venía realizando cine desde 1918 dirigió a John Wayne en una serie de westerns serie B con temáticas muy similares que fueron rescatados del justo olvido por la colección Grandes Clásicos del Oeste (El Mundo 2006-2007).

Calificadas benévolamente como "extremadamente flojas" tienen un argumento a su favor, la corta duración, alrededor de los 53-54 minutos, de forma que si lo breve si bueno dos veces bueno, lo malo, mejor todavía.

Su visionado actual solo puede justificarse desde la equivocación o desde la curiosidad por un cine de pocos medios e historias mediocres. Claro que vista una, vistas todas. En el caso que nos ocupa, familia de padre e hija, buenos, buenos se ven hostigados por banda de matones, malos, malos. ¿El chico de la película? Evidente: John Wayne, diciendo aquello "Tu mataste a mi padre" sin princesa prometida pero con hija de granjero que para el caso sirve. ¡Ah! y recuperando hermanos de paso...

Una y no más Santo Tomás. Al menos eso espero...
FATHER CAPRIO
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7
16 de junio de 2008
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Keaton me tiene ganado para su causa. La del humor original y distinto. No es el humor elegante de Chaplin ni el humor travieso de Stan Laurel y Oliver Hardy. Es el humor serio a la vez que el humor físico. Es el humor sorprendente e inesperado. Es el humor del que nos hace cómplices con su cara de palo.

La ley de la hospitalidad no está catalogada entre sus mejores películas. Puede ser. Pero la cantidad de momentos “ilustres” es tal, que contarlos siquiera someramente equivaldría a una completa sinopsis de la película. No obstante pongan el acento en aquella esquina con “muchísimo tráfico” o en aquel tren de recorrido variable según la terquedad de las mulas o en el rescate estilo “yo Tarzán, tu Jane” que nos regala el amigo Buster.

Detalles de calidad. Uno detrás de otro, especialmente en la primera parte de la película. La segunda quizás pueda calificarse de más convencional y previsible, pero aún así deja momentos dignos de mención. Y no olvidemos que estamos ante el primer largo dirigido por el propio Buster Keaton...

Actor, director, atleta ¿Hay quien dé más?
FATHER CAPRIO
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6
22 de diciembre de 2006
14 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película claramente de Visconti. En bastantes aspectos recuerda mucho a Senso. Batallas, oficiales, buena música, colorísmo, vestuarios. Pero todo ello, aún formando un hermoso "paisaje" no me decía mucho.
Hay un cierto empalago de bailes, tantos que deseas que acabe la fiesta ó que al menos aparezca Burt Lancaster. Su interpretación es punto y aparte. Memorable. Hace creible al personaje. Logra que lo entendamos aunque no compartamos sus planteamientos ni su fatalismo. Los diálogos de su conversación con el senador son excelentes, claro exponente de la calidad de la obra literaria que dá soporte a la película.
Claudia Cardinale, bella y poco más. Alain Delon tal vez me ha defraudado menos que en otras películas suyas.
Si a todo ello le unimos un metraje excesivo y la falta de alguna que otra secuencia de más tensión pues el resultado final no deja de ser una obra interesante que puede verse pero que acaba defraudando un tanto. Quizás porque esperabamos mucho más.
FATHER CAPRIO
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5
16 de febrero de 2010
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
A base de moverme en el terreno de las críticas cinematográficas me estoy dando cuenta de que existen tres clases de películas. Por un lado están las obras maestras, verdaderos portentos del séptimo arte. Por otro, las entretenidas, dilatando al máximo posible el concepto de entretenimiento, y por último están las malas de solemnidad. Como verán las simplemente malas podrían ser, eso sí, generosamente, incluidas en el segundo apartado con los agravios comparativos consiguientes para aquellos buenos trabajos que no alcanzan el cum laude de los elegidos.

No diga mala, diga entretenida, que parece quedar más educado y otorga ciertas posibilidades de redención a filmes que de otro modo serían infumables. Es el caso de Un diamante al rojo vivo, película de Peter Yates a mayor gloria y prez de un Robert Redford que si bien en sus inicios ya era sinónimo de buen ver y tenía en su curriculum muy buenos trabajos (Dos hombres y un destino, Descalzos por el parque) no tenía la solvencia que luego tendría en cuanto a la oferta de guiones y por ello también, de vez en cuando le tocaba bailar con la más fea y, terciándose, se agarraba a la escoba para entretenerse e ir aumentado caché.

Para ser justo, entre lo poquito que se salva de esta película está el amigo Redford. Su alegría totalmente contenida en los compases finales, andando por fuera y corriendo por dentro, le acredita como lo que es y como lo que llegaría a ser, un buen actor y un excepcional hombre de cine. También rescataré de la quema a Zero Mostel, actor que hasta cuando no está demasiado bien nos ofrece cosas interesantes. Tal es el caso. Su papel de padre-abogado-corrupto-delincuente consigue el aprobado con cierta benevolencia por parte del examinador, en este caso, el menda. Por su parte, George Segal en la línea de siempre, es decir, nati de nati, y no Mistral precisamente.

Para quienes desconozcan la trama, les diré que todo se centra en el robo de un diamante disputado por dos países africanos, por cuenta de uno de ellos. Su representante en la ONU sufraga los gastos de captura y envío, a un grupo de delincuentes tipo Rufufu a los que todo parece salirles mal. Por ponerles un símil que algunos reconocerán, lo del caco Bonifacio de los antiguos TBOs, pero en guapo con muchísimos absurdos e innumerables disparates. Si, ya se que no era casual y que pretendían lograr la risa del espectador. En mi caso lo mas que consiguieron es un esperpéntico e indefinible gesto.
FATHER CAPRIO
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