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España España · León
Críticas de Fuman2
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Críticas 314
Críticas ordenadas por utilidad
8
1 de septiembre de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo dice Anna Magnani, la Mamma por antonomasia, a una compañera de la noche, refiriéndose a Ettore, su hijo, que holgazanea, roba y anda en malas compañías. Anna Magnani lo es casi todo en esta película de la "porca miseria", en que seres desclasados se rebozan en el lodo de la desesperación. Esa Mamma Roma es la madre, con iconografía que a veces se acerca a la representada en las iglesias. Hay un momento en que le preguntan: "¿Te dejarías crucificar por él, verdad?", y ella responde "sí, cómo lo sabes", sin dudar un momento. Mamma Roma tiene a su hijo con un chulo más joven que ella, un indeseable que luego se casa con otra, pero no por ello deja de venir a exigirla dinero cuando las cosas le van mal. Ella se ha rehabilitado, se ha hecho vendedora de hortalizas, ha comprado un piso en un barrio de las afueras; quiere que Ettore tenga un futuro "normal", dentro de los valores de la burguesía. Pero la desdicha está siempre alerta. Ettore es adolescente y está desorientado en el amor, en el sexo, en la vida. Todo es tremendamente sórdido, con la picaresca como único sistema de supervivencia. A veces llega a excesos grotescos, como cuando chantajean entre todos al dueño de una trattoria para que de a Ettore un trabajo. La estética de las imágenes es depurada, con esos solares desolados por donde trotan los muchachos como masais por una sabana triste. La música barroca contrasta con la brutalidad de lo narrado. Se respira un aire de tragedia, en el más puro sentido de fatum, del final inevitable. No se puede luchar contra un ambiente hostil que lo tritura todo. Por eso dice la Mamma: "si tuvieran dinero..." El dinero, suele decirse, no da la felicidad; pero a veces puede evitar la indignidad y el embrutecimiento. Los actores secundarios son típicamente pasolinianos: se diría que son gente de la calle, con sus caras angulosas y sus gestos amargos y esos detalles de dientes disparejos, de pelos del sobaco, de ropa ajada. Es ese realismo peculiar que nos hace olvidar que hay focos y cámaras y un director de escena, lo mismo que pasaba en "Accattone" y otras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fuman2
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8
2 de febrero de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me pongo a revisar la obra de Greenaway y lo primero que noto es la ausencia de una pantalla grande en sala oscura. Y es que el cine de Grenaway es un cine de grandes formatos, concebido como un espectáculo operístico. Roma es el marco en esta ocasión, con su grandiosidad arquitectónica de exteriores y también de las zonas más privadas. En esta película hasta los retretes son inmensos. La puesta en escena está pensada hasta la más mínima simetría y los colores que aparecen tampoco son casuales. Predomina por ejemplo el rojo, que aparece tanto en las camisas y corbatas del protagonista, como en manteles y cortinas, y en la sangre que surge de las narices de algún personaje. Por cierto, las narices tienen también su protagonismo. La música es por supuesto importante, no podía ser menos en una ópera. Sólo faltan los diálogos cantados. Hay un algo de Fellini, aunque falta la sensualidad meditarránea del genio. Aquí todo está lleno de símbolos abstractos, más para flemáticos ingleses, pero no por ello es menos interesante. El protagonista es un arquitecto maduro que viene a Roma a homenajear a otro arquitecto (Etienne-Louis Boullée, un neoclasico del XVIII) con su joven esposa embarazada. El resto de la historia es una paulatina bajada a los infiernos. Pero bueno, el argumento en sí no importa tanto como la manera de contarlo, como pasa en la buena literatura.
Fuman2
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10
14 de enero de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de "Psicosis" ahora, cuando ha sido analizada una y mil veces, es un poco de locos. Pero para locos, uno. La película siempre me ha encantado y no pierde un átomo de emoción por muchas veces que la vea. Para empezar habría que hablar de dos películas, la que va desde el principio hasta que la protagonista llega al motel Bates, y el resto. Aquí aparece la quintaesencia de ese truco tan utilizado por el maestro del suspense y que fue bautizado como McGuffin: el espectador anda preocupado por un tema que luego resulta ser un señuelo. Tras una primera escena de una sensualidad llamativa para la época (se diría que hay detrás una marca de sujetadores, dada la colección que se exhibe) arranca una típica película policiaca, con todos los los ingredientes del género: dinero robado, policía perseguidor, preocupación del delincuente. Pero, hete aquí que la ladrona llega a un motel apartado y se encuentra con un sujeto extraño y con su misteriosa madre y ya no importa un carajo el dinero ni si la pilla o no. Nace una nueva película, ya no policiaca sino de terror gótico,o de misterio o -como se decía en la época- "de complejos". Y vuelven a estar todos los elementos del género, como sustos, sonidos, sombras, etc. que serán utilizados luego hasta la saciedad. No hay que pasar por alto la increíble interpretación de un joven Anthony Perkins, al que cuesta trabajo deslindar del personaje. Y, claro, está la fotografía y el montaje, y está la escena de la ducha con sus tropecientos planos y esa música que es todo un hallazgo y, a estas alturas, un icono cultural.
Fuman2
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8
3 de noviembre de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué gran lección de cine y qué gran ejemplo de humanidad, sobre todo en los tiempos que corren. La historia va de un policía que tiene vocación de policía y no está dispuesto a que nadie se interponga entre él y su ideal de justicia. Puede callar y otorgar, sería más fácil para él, pero no, se niega y brega contra viento y marea. Le tratan de tonto, no le entienden. Al corrupto le cuesta trabajo asumir que alguien no lo sea, que alguien se empeñe en seguir en la escasez teniendo tan fácil lo contrario. Pero el joven Serpico sigue en sus trece. Es curioso que alguien sea protagonista de una historia por el hecho de limitarse a cumplir con su deber. Normalmente lo son los fuera de la ley o bien los policías heroicos. Pero es que a veces, como ocurre en ese New York de los sesenta, para ser honrado hay que ser héroe. A todo esto, el protagonista es un Al Pacino que ya muestra su saber estar enla pantalla, a pesar de la juventud. Se coronará con "El padrino" y no dejará de crecer y crecer como actor. Pero ya tiene esa mirada enormemente expresiva y su naturalidad de movimientos, que son la clave de hacer creíbles sus personajes. La película está narrada con sencillez y muy buena factura, sin efectismo ni escenas de acción innecesarias. La violencia es la justa y no le hace falta a Lumet mucha salsa de tomate. Importa sobre todo el mensaje y resultar convincente y creíble ante es expectador. Y doy fe de que conmigo lo consigue.
Fuman2
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6
8 de agosto de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya que estamos ante una película de historia muy francesa, me permito titular en franchute, espero que no muy macarrónicamente. La cosa viene a las referencias tan evidentes a la pintura histórica que aparecen en el filme. Es quizás esa parte estética, junto a la decoración de interiores y la ambientación de época lo más llamativo de toda la película. El reparto está lleno de viejas glorias, algunos tan caracterizados que apenas se les reconoce. Destaca John Malkovich, en el papel de un Talleyrand que es figura capital en cuanto a dar solidez diplomática a las conquistas guerreras de Napoleón. Las maneras de Malkovich van muy bien a un personaje tan complejo y versátil que, dicho sea de paso, estuvo a bien con todo el mundo, desde los revolucionarios de 1789 hasta Napoleón y los Borbones. No se puede decir lo mismo de Christian Clavier haciendo de Bonaparte, con esos cuatro gestos hieráticos tan caricaturescos. Me sonaba a cómico y efectivamente, está en las pelis de Astérix, en Los visitantes y hasta en Les Bronzés font du sky, como he podido ver. Lo único que le acompaña es un físico achaparrado muy napoleónico. La complejidad de un personaje como Napoleón, con su mezcla de conquistador brutal, revolucionario e ilustrado, queda bastante desdibujada. Con todo la película resulta interesante como resumen de una época, si no se quiere hacer el esfuerzo de leer un grueso tocho.
Fuman2
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