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España España · Somewhere Far Beyond
Críticas de Richy
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Críticas 1.317
Críticas ordenadas por utilidad
6
17 de septiembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de los homenajes, más o menos sinceros, que la ciencia-ficción reciente da al cine de serie B típico y tópico de la década dorada del género, nos encontramos con una elaborada cinta irlandesa que no tiene ningún desperdicio. Jon Wright, quien ya debutara en el género de la comedia fantástica con “Tormented” (2009), ofrece en esta ocasión todo un ejemplo de cómo hacer del cine basura una pequeña joya amorfa.

“Grabbers” cuenta, sin envidiar a los clásicos de los cincuenta, la invasión de unos extraterrestres tentaculares que se dedican a succionar la sangre a todo bicho viviente. Van a dar con sus pegajosos cuerpos a las aguas de un pequeño pueblo costero irlandés, en el que sus habitantes tienen más alcohol en las venas que en una destilería de colonias. Este componente alcohólico resulta ser venenoso para estas criaturas, y a las buenas gentes no se les ocurre otra cosa para salvar sus vidas que permanecer ebrios hasta que aguante el cuerpo, algo que para un irlandés no resulta demasiado difícil…

Este delirante argumento sólo es la punta de lanza de un desarrollo divertido, de conversaciones hilarantes que van de la mano de unos efectos especiales notables y de una fotografía que muestra el maravilloso tono verdoso de Irlanda. El humor que desprende la cinta, zafio, sucio y degradante, resulta de lo más idóneo para combinar las peregrinas ideas de los personajes que combaten la invasión: no es casualidad que el héroe de la película sea un alcohólico fracasado (Richard Coyle). El ritmo que imprime Wright al filme es un tanto irregular, comenzando de forma algo tediosa y, hacia la mitad de la cinta, arrancando con ganas y ofreciendo grandes dosis de comicidad gamberra y alguna que otra escena espectacular.

El conjunto general no inspira nada novedoso dentro de lo que es el mismo guion, resultando una historia realmente simple. Es algo que también imita de alguna forma aquellas insustanciales películas de serie B de programa doble, con el monstruito de turno causando estragos entre los incautos vecinos, pero Wright ha sabido darle el toque de humor y la factura visual idóneas para que “Grabbers” sea algo más que una simple historia de alienígenas hostiles.

Sobre todo, muy entretenida.
Richy
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7
17 de septiembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El prolífico John Badham firmó en 1983 una de sus películas más reconocidas y taquilleras. “Juegos de guerra” contiene un planteamiento novedoso para la época y uno de los mensajes antibelicistas menos sutiles de todas las películas nacidas de la situación de psicosis colectiva que reinaba por entonces. Pero el éxito también le vino por ser una de las películas más entretenidas y mejor hilvanadas de la década.

El filme trata de un genio de la informática (Matthew Broderick, quizás en su papel más recordado) que se cuela sin querer en las entrañas de un superordenador del ejército, el WOPR, creado para hacer simulaciones bélicas y juegos de estrategia en tiempo real. Al chaval no se le ocurre elegir otro juego que el de “guerra termonuclear total”, y el WOPR simula y ejecuta todo el protocolo para vencer al enemigo comunista de un supuesto ataque nuclear. Se inicia así una carrera frenética para evitar que el ordenador provoque una catástrofe…

Desde su inicio hasta el mismo final, Badham propone un thriller informático con una maestría narrativa pocas veces vista anteriormente, y posteriormente, dentro de lo que es el puro cine comercial. Tal es así, que aún hoy en día sigue asombrando la capacidad de “Juegos de guerra” para mantenerte literalmente pegado a la butaca por muchas veces que la veas. El ritmo frenético y la fuerte cohesión de todo el conjunto permite dar todo un espectáculo de puro divertimento, siempre y cuando obviemos sus carencias cinematográficas, que las tiene. Esas carencias no están precisamente en el reparto, con un Matthew Broderick más que correcto, una Ally Sheedy en un papel con todas las probabilidades de ser un incordio cuando hace que sea todo lo contrario, y un John Wood realmente notable.

Badham, aparte del objetivo indiscutible de entretener, planteó el filme como una advertencia a la escalada global de misiles nucleares entre las dos grandes potencias a cada lado del telón de acero, y la facilidad con que cualquier error, por muy estúpido que sea, puede iniciar una hecatombe imparable.

Mensaje claro y entretenimiento en estado puro, no se puede pedir más. Muy recomendable.
Richy
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7
16 de septiembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquiera diría, después de ver “Rango”, que la supremacía de Pixar en el cine de animación tiene sus días contados, y el comentario no estaría del todo desacertado. Bien es cierto que la tecnología es la misma para todos y el verdadero talento está en saber utilizarla, algo que el equipo de Gore Verbinski ha hecho de forma espectacular con esta maravilla de largometraje.

Para empezar, “Rango” no es la típica historieta de dibujos animados destinada a los más pequeños, sino que su dimensión es mucho más extensa y su discurso presenta más lecturas que las historias de Disney, muchas ellas excelentes (“Toy Story”, 1995 y, en especial, “Toy Story 3”, 2010, son verdaderas obras maestras) pero cortadas con el mismo molde. Claro está, que la productora que ha dado vida a esta “Rango” no es cualquier desconocida, sino que se trata de la todopoderosa Industrial Light and Magic de George Lucas, por lo que estamos ante un mastodóntico duelo de tecnología y creatividad en el que ganan el cine y los espectadores.

El filme de Verbinski (“Piratas del Caribe”) nos presenta a un flacucho camaleón, actor de vocación, que se pierde en el desierto de Mojave y encuentra un pueblo, Dirt, donde el bien más preciado es el agua. Para sobrevivir en tan pintoresco lugar y caer en gracia a sus rudos habitantes, se hace pasar por “Rango”, un pistolero arrojado y valeroso a quien nadie le tose y ayuda al pueblo a descubrir quién les está robando el agua.

La capacidad física del camaleón para mimetizarse con el entorno ante un peligro se refleja también en su capacidad social de ocultar sus defectos de los demás haciéndose pasar por quien no es. La trama se hace interesante cuantas más mentiras va acumulando “Rango”, previendo un desenlace poco satisfactorio para nuestro flacucho camaleón. De esa forma, la narración se asienta en la pura comedia típica del género, y desarrolla virtudes morales tales como la amistad o la valentía, también típicas, sin faltar la consabida moraleja y del inevitable desarrollo convencional, algo en lo que casi todos los directores de animación caen en algún momento, por desgracia, a pesar de la originalidad de la propuesta. En el caso de “Rango”, se nota un descenso de nivel hacia la mitad de la cinta, que luego recupera en los minutos finales.

Aparte del evidente mensaje del “sé siempre tú mismo”, destinado al espectador más joven, Verbinski no se corta a la hora de desarrollar también otras facetas más “oscuras” o “adultas” que entran dentro de las debilidades humanas, como son los abusos de poder, la codicia o el desamparo.

Otra de las grandes bazas del filme es su espíritu de homenaje al spaguetti-western, incluyendo un “cameo” digital del mismísimo Clint Eastwood. La sensacional fotografía captura un desierto de Mojave más árido y desolado que nunca, incrementando así la sensación de estar ante un notable “western” animado. Esto, unido al ya comentado casi perfecto aspecto técnico, hacen de “Rango” uno de los filmes de animación más destacados por su complejidad innata y su excelente factura.

Muy recomendable.
Richy
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6
15 de septiembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
James McTeigue debutó bajo el mando de los hermanos Wachowski con la notable “V de Vendetta” (2006), desinflándose con su siguiente obra, “Ninja Assassin” (2009) pero sin perder su peculiar estilo visual, el cual mantiene con ésta, la tercera película de su filmografía.

La premisa inicial es suficientemente atractiva: la misteriosa muerte de Edgar Allan Poe (John Cusack), desarrollada dentro de una trama detectivesca de estilo decimonónico en la que la oscura obra del poeta es el “leit motiv” de un asesino fanático que mantiene en jaque a la policía de Baltimore. La película muestra la inmersión de Poe en la investigación, ayudando al inspector Emmett Fields (Luke Evans) gracias a pistas que el asesino va dejando relacionadas con sus obras. Ya esto es algo que nos suena de otras veces en infinidad de películas de corte policíaco, especialmente las relacionadas con asesinos en serie, y de hecho es lo que falla en la cinta de McTeigue: lo excesivamente convencional del guion.

El filme muestra a un Edgar Allan Poe triste, fracasado y susceptible, que ve cómo los fantasmas que le han inspirado sus poemas cobran vida, y se siente responsable de todo el mal. Cusack interpreta a un Poe quizás algo sobreactuado, con continuos cambios de humor que lo predisponen a un estado depresivo debido a la falta de dinero, al firme rechazo del padre de su amada (Alice Eve) y, sobre todo, a la falta de aceptación de sus obras por la crítica del momento. El estado anímico de Poe parece ser imitado también por la conseguida atmósfera general, neblinosa y oscura, de tristes tonos grises y azulados, y siluetas a contraluz.

La inspiración de McTeigue por el cine policíaco más reciente es evidente, tan evidente que prácticamente ha realizado un "copy-paste" de un popurrí de películas que van desde la referente por excelencia del género, “Seven” (1995), hasta coger estrategia y estilo de “Sleepy Hollow” (1999), pasando por alguna que otra producción de la Hammer.

En cuanto a interpretaciones, el Poe de Cusack más parece un personaje sacado del bestiario burtoniano que de una caracterización más o menos seria del poeta de Boston. El que sí brilla con luz propia es Luke Evans en la destacada interpretación del inspector Fields, un actor cada vez más carismático sin todavía ningún papel protagonista, aunque Gary Shore le va a dar una buena oportunidad en la última revisita de Drácula.

“El enigma del cuervo” se queda, pues, como un aceptable thriller de ambiente pero con el regusto final de lo que podría haber sido una gran película. No pasa de interesante.
Richy
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7
10 de septiembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva entrega de la exitosa serie de “Harry Potter”, nuevamente de la mano de Chris Columbus con los mismos personajes que la anterior, que consigue, como mínimo, igualar en calidad a la primera parte.

El filme se desarrolla con la misma profusión de efectos especiales y la encantadora y fabulosa ambientación de Hogwarts, con todo el mundo mágico que rodea a la ya mítica escuela de magia, pero además se añade una trama detectivesca en la que se incluyen asesinatos y un misterio en el más puro estilo tradicional inglés, que enriquece sobremanera el interés de la cinta. Las aventuras de Harry Potter (Daniel Radcliffe), Ron (Rupert Grint) y Hermione (Emma Watson) alcanzan así una dimensión menos infantil y más madura, aunque la película siga destinada al público juvenil.

Columbus demuestra su conocimiento de la obra de J. K. Rowling y además consigue plasmar todo el universo potteriano de manera magistral, con un gran trabajo digital y realista. La cinta contiene una gran profusión de escenas coloristas y otras en la que el estilo gótico-barroco se impone. En otras, quizás las mejores de la película, destaca la tenebrosidad de las formas y consiguen un efecto aterrador en las escenas de las arañas, recordando en muchos aspectos a reminiscencias visuales tolkianas del Bien y el Mal.

En el extenso reparto destaca el shakespeariano Kenneth Branagh con un papel bastante estúpido pero gracioso al fin y al cabo, aunque la mayoría de las veces parece estar de más. Con todo, el resto del elenco cumple sus funciones con soltura y con la precisión justa para no brillar en las interpretaciones y dejar todo el protagonismo al elaborado guion, sin duda lo mejor del filme junto con otro “score” inmortal del infalible John Williams, sin duda el compositor con más olfato cinematográfico de Hollywood.

Esta secuela de “Harry Potter” es considerada como la mejor de la saga, algo de lo que al día de escribir esta crítica no puedo opinar, pero sin duda hay que reconocer el mimo y el esfuerzo que pusieron Columbus y su equipo para que sea mejor que la primera, lo cual prácticamente se puede decir que consiguieron.

Muy recomendable.
Richy
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