Su principal problema es que no es una comedia, intenta transmitir seriedad con un argumento absurdo de base. Tal vez con el toque de calidad suficiente funcionaria pero no es el caso.
Leer su sinopsis equivale a ver el 90% del metraje, no sorprende en nada.
Un chasco.

Por un lado es una película adelantada a su tiempo. No solo por sus efectos especiales sinó por el contenido en sí. A lo largo de los 90 y hasta en la actualidad han salido muchos films inspirándose en su guión. Tiene escenas realmente conseguidas y Ed Harris no decepciona nunca.
Por otro lado el final es ridículo y hace aguas por todas partes (nunca mejor dicho). Terminar una película de terror de un modo tan cursi merece bajar un par de décimas la nota final. Tambien me han sobrado los enfrentamientos entre el personal del submarino, creo que si se hubieran centrado en el misterio durante las más de 2 horas de metraje se digeririan mejor.

No es por sus múltiples lagunas, sus cutres paisajes por ordenador con desproporcionado contraste, sus incrédulas interpretaciones o porque no se aclare en ningún momento el sentido de la película. Es porque ni da miedo, ni da risa, ni siquiera entretiene, que son sus objetivos.
No le doy la puntuación mínima porque la intención es buena, el guión y desenlace del mismo tienen cierta originalidad y el tema principal de su banda sonora siempre ha sido mi canción favorita (aunque no sea la original de Kim Carnes, supongo que por derechos de copyright).
Por lo demás es inepte en todos los sentidos y 100% evitable.

La película consta, básicamente, de un conjunto de escenas vistas hasta en la saciedad en innumerables ocasiones anteriores que, además, se van repitiendo descaradamente a lo largo del metraje. El resultado final es una diarrea a partes iguales de lo peor de Habitación 1408 y de El Exorcista que solo dejará satisfechos a los menos exigentes, a quienes busquen una sucesión de espantos sin ton ni son sin importarles que el trasfondo esté completamente vacío. El final ñoño ha sido la cerecita del pastel.
Independientemente ya de la pésima calidad del producto, lo que más me sorprende es que tengan la desfachatez de vendértelo como una historia real.

Media hora de cantos gregorianos y otra media recitando versos de la biblia sepultan un film de buenas intenciones, que empieza apuntando maneras, pero que no termina de arrancar y peca de una evidente falta de ritmo, donde en su mayor parte tienes la sensación que va a pasar algo que no termina pasando.
Sus notables interpretaciones consiguen que no entres en un profundo sueño, aunque ver a Olivier Rabourdin de monje resulta tan creible como a Van Damme de pianista, por mucho que lo intente...
No obstante, debo reconocer que admiro cuando un drama no abusa de cursiladas o sobreactuaciones para dar lástima. Lo que ves es lo que hay, una historia triste e interesante, pero mal llevada.