Curioso film sobre un clan irlandés asentado en Carolina del Norte y que se dedica a el timo y las estafas de poca monta. Toda la historia descansa en la relación entre Pat ( hijo de un miembro del clan que se casó con una mujer de "fuera" y que quedó así excluído del grupo) y Bokky (que en el transcurso de la película acabará entablando una relación sentimental con una mujer ajena al clan). Una historia a dos en donde uno trata de "entrar" y otro de "salir", con una excelente ambientación en esa América pobre y destartalada de moteles y autocaravanas.
La historia engancha, los personajes están excelentemente interpretados, sobre todo en el caso de Mark Walker (en el papel de Pat O'hara) y sobre todo de Julianna Margoulies (atractivísima y sensual) y sobre todo del magnífico secundario Jack Gammon (Double D), en su papel de viejo vaquero curtido por la vida.
A pesar de los malos (turcos? rusos?) de telefilm que aparecen al final, y de ese desenlace donde el jefe del clan aparece como deus ex machina para poner paz y orden y hacer que todo acabe bien, un film más que interesante, muy lejos de la pretenciosidad de tantas y tantas películas americanas de hoy en día.

Lo peor que le puede pasar a una película de terror (de terror especializado: zombies) es que no meta miedo y que llegue a resultar tediosa. Los efectos especiales son ridículos, dentro de pocos años esos artilugios tecnológicos de última moda resultarán patéticos.
El guión de lo más pobre (cuantas películas ya sobre virus que se escapan al control humano?), los personajes menos que de tebeo, la acción que se pretende espectacular resulta a veces patéticamente ridícula (esos zombies moviéndose así, como borrachos de fin de semana, dan más risa que horror, la escena en que un láser corta limpiamente en cachitos a varios miembros del equipo que entra en la Colmena es de partirse de risa...), en fin, que lo único que merece la pena en esta película es la voz y la cara de Milla Jovovich, que no es una gran actriz pero que está de muy buen ver, especialmente con chupa de cuero negra.

La idea de la película es muy original, la actuación de actores y actrices buena, y durante la primera hora la historia y sus complicaciones ( esa reestructuración de una familia compuesta por dos mujeres que son pareja y sus hijos fruto de la inseminación ) cuando el "progenitor" aparece son interesantes y abren muchas posibilidades, explorando toda esa sensación que tenemos hoy sobre la incertidumbre, las dudas y el carácter inestable y siempre problemático de las relaciones y de los grupos constituídos.
El desenlace es, curiosamente, muy parecido a los finales felices que podíamos ver en las películas de los años 40 o 50, en los que el orden establecido era restaurado después de la amenaza que venía de alguien de fuera que lo subvertía. Sólo que en este caso esa restauración se produce precisamente con los nuevos modelos familiares: es la familia feliz homosexual la que queda restaurada, las tendencias hetero de una de las dos madres la que se presenta como un desliz producto de la confusión de sentimientos y una vez que el "progenitor" queda fuera, castigado de alguna manera por su intromisión, el orden queda otra vez restaurado.
Es una pena que el final sea tan tan convencional, y que el director no arriesgue más, o que deje simplemente un final abierto, sin tener que caer en el convencionalismo homosexual (que no por homosexual deja de ser convencionalismo).

Si vais a Francia, país centralista por excelencia, veréis que en las librerías existe una sección llamada "Regionalisme" donde podréis econtrar guías de la región, historias locales, guías gastronómicas o pequeños inventarios léxicos o gramaticales del dialecto local...
Y es que La France, que ha laminado durante los siglos XIX y XX todas las culturas en las otras lenguas de Francia (vasco, catalán, alemán de alsacia, flamenco...) son también unos genios a la hora de vender y de exportar las singularidades de su territorio, a sus ochocientos tipos de queso, son capaces de sacarle brillo al genio de lo local, como se puede ver en esta graciosa comedia de Dany Boon.
La película no es nada especial, a veces son todos tan majos tan majos que resultan cargantes... todo conflicto queda anulado o apenas sugerido, por algo es una comedia.
Pero deja muy buen sabor de boca: sabe nadar entre los tópicos, explotarlos y explicarlos sin molestar a nadie, y eso resulta muy agradable.
Se atrevería a hacer en España una comedia parecida, enfocando el tema en Cataluña, Andalucía, País Vasco, Asturias... Me temo que no.

La idea de la película (el vínculo entre el final del Imperio Romano y, más concretamente, entre el emperador-niño Rómulo Augústulo y por otra parte la leyenda artúrica) no estaba mal, daba bastante de sí.
Pero la realización es horrible: personajes planos, sin ninguna complejidad, de cómic infantil, y con secuencias de batallas de espadas que parecen constituir el espectáculo y el centro de la película.
Los malos (los godos, los germanos) son muy malos, y solo les falta oler mal. Los buenos son muy buenos, se llevan bien entre ellos y al chico y la chica sólo les falta adoptar al niño-emperador y constituir una familia moderna.
Lo único que se salva (visualmente) es la actriz india, con esos ojos tan preciosos y la voz tan seductora que le ponen en la versión española.
Por cierto: por qué las voces de niño en las versiones españolas de las películas son tan insufribles y, sobre todo, tan increíbles? Con ese castellano de niño urbanita de la España del siglo XXI no hay quien se crea al último emperador, ni de coña.