"Campamento sangriento" no es ninguna obra maestra, ni por asomo. Pero dentro del abundante subgénero slasher ochentero, del que se derivan el resto de imitaciones que han llegado hasta nuestros días, es cuanto menos una muestra curiosa, original y entretenida como pocas.

En menos de hora y media es capaz de manejar géneros como el suspense (por encima del terror), el drama familiar o la comedia de campamentos-juvenil ochentero yanquis, y en su modestia y falta de pretensiones sale más que airosa.

Felissa Rose alcanzó cierta fama interpretando a Angela Baker, una chica de unos 14 años con un trauma a sus espaldas.
Tal fue el éxito entre los círculos consumidores de este tipo de cine, que dio origen a dos secuelas directas (cada vez peores) interpretadas por otra actriz, Pamela Springsteen (hermana de The Boss Bruce Springsteen).
Ya en el siglo que vivímos la propia Felissa Rose se encargó de revivir a Angela con una serie de documentales/making off y alguna deplorable secuela.

Sorprende ver como se deslizan ciertos temas controvertidos de actualidad (relaciones homosexuales, pederastia, etc) en un film de hace casi 40 años, aunque USA siempre ande a la vanguardia.
Si bien el público destinatario entiendo que fue el adolescente de los años 80, creo que "Campamento sangriento" puede ser vista por cualquier tipo de espectador al que le gusten los slashers.
Puede que resulte algo light de primeras, aunque hay algún que otro asesinato que no tiene nada que envidiar a otros slashers coetáneos.

Guarda más similitudes con "La quema" (1981) que con "Viernes 13" (1980).
La recomiendo, por encima de otros multiplicados slashers, a modo de rememorar variantes de películas de asesino en serie.

El final, como ya muchos sabrán, es de lo más recordado.

Dentro de la calidad que ofrecía siempre la Hammer no hay lugar a la duda que esta insólita propuesta de vampirismo Brit y cine oriental es uno de los puntos más bajos de la productora. Vamos, que podría haber surgido de la calenturienta mente de Jess Franco y nadie se extrañaría por ello.

Como Bruce Lee 'partía la pana' en aquellos años, a alguien por las islas británicas se le debió encender una bombilla y meter en la coctelera el cine de artes marciales con el de vampiros. El resultado se queda sólo en simpático y viejuno, visto en la actualidad. No da miedo y además aburre.

De vampiros poquita cosa. De artes marciales algo más. Sobre todo lo que vemos son peleas de espadas.

Bastante cutrecilla, la verdad. Peter Cushing se ve tan perdido como un pulpo en un garaje.
Sólo recomendada para coleccionistas empedernidos de la Hammer.

"Arrástrame al infierno" supone el reencuentro de Sam Raimi con el cine con el cual empezó su carrera y el que rápidamente le otorgó fama. Es decir, retoma la senda de "Evil dead" ("Posesión infernal") y sus secuelas. Ese cine de terror grandilocuente, plagado de excesos, regado en abundante gore tanto como de humor negro.

No estamos ante una gran obra, tal vez ni siquiera una mediana, pero "Arrástrame al infierno" es una entretenidísima película de maldiciones, demonios y brujas burlonas, efectos especiales de la vieja escuela y algún que otro momento de aguda brillantez. Bien es cierto que rondando la hora la cosa decae un poco y se entrega a los convencionalismos propios del género en los tiempos actuales. Todo lo anterior podría pasar por una peli de los 80 o los 90. El final a lo mejor es algo forzado y se podría haber llevado de otra forma, pero al fin y al cabo está impregnado de esa acidez macabra del bueno de Raimi.

En cuanto a actores, ninguno se me hizo conocido. El peso del film recae prácticamente en Alison Lohman, quién completa una notable actuación además de mostrarse con naturalidad (es un personaje mundano, creíble, vamos) y no por ello dejarse de ver mona. Tampoco lo hace mal el vidente, pero éste es más secundario.

Resumiendo. Si quieres pasar un rato divertido con una mezcla de terror-comedia de aire ochentero pero rodada en este siglo, ésta puede ser una muy buena opción.

¿Por qué "Italian Spiderman se ha ganado un merecido 8 según mi opinión? ¿Cómo un mediometraje tan bizarro y cutre puede resultar 'Notable'?
Realmente muchas podrían ser las respuestas a ambas preguntas, posiblemente sería necesario hurgar no sólo en los gustos, sino en las trayectorias cinematográficas que cada uno de nosotros hemos ido acumulando a lo largo de los años. Desde luego que si no eres de aquellos a los que el cine parodia les resulta cómico, ni tampoco eres fan de superhéroes, ni toleras el cine de serie B de las últimas décadas del pasado siglo, "Italian Spiderman" te parecerá poco menos que un mayúsculo insulto. No es mi caso.

Este sorprendentemente agradable mediometraje australiano de nostálgico regusto italiano está cargado de sentidos guiños a todo el cine exploitation, sobre todo al transalpino, de los años 60 y 70. Algo así como lo que gustan de hacer Tarantino y, sobre todo, Robert Rodríguez, pero más a lo cutre. Sin necesidad de avergonzarse por ello. Sacándolo máximo rendimiento en todo momento y luciendo desenfadadamente orgulloso.
Desde los planos, las músicas que acompañan las psicodélicas aventurillas del personaje y sus antagonistas, esas chicas tan de buen ver que poblan el relato (y son tratadas con añeja casposidad) hasta los mamporros al más puro estilo Bud Spencer.

Por encontrarle referencias, hasta me recordó a las series de monstruos japonesas en la línea de "Bioman", las primeras pelis de "Godzilla" y los mismísimos "Power Rangers".

No soy yo muy fan del cine de superhéroes, quizás la razón principal se encuentre en que nunca tuve pasión por los comics. Había visto partes sueltas de esta "Deadpool" en televisión. El caso es que llegó el momento de darla una oportunidad de principio a fin, porque aunque a veces se trate de un ejercicio de masoquismo, yo soy de los que película que empiezo película que termino, ya sea para descubrir si conforme los minutos transcurren la función levanta o por el contrario se despierta en mí la morbosa curiosidad de saber hasta qué límites puede naufragar el despropósito de turno.

"Deadpool" me la recomendó un estimado amigo cinéfilo, el cual sí es muy apasionado del cine de superhéroes y por supuesto de los comics, que es de donde con más o menos acierto beben como fuente de inspiración éste tipo de películas. Confié en su palabra que merecía mucho la pena. Yo siempre le pido que no me recomiende las típicas bobadas sin un ápice de credibilidad, con héroes estereotipados y grandilocuentes fantasmadas. Lo cierto es que en la línea de superhéroes venía de una racha sensacional tras la excelente "Watchmen", las apabullantes secuelas de "Batman begins" y ese lado humanizado exhibido en "Logan". Pero tanto va el cántaro a la fuente que... en esas tocó darme de bruces con "Deadpool".

"Deadpool" es inofensivamente zafia, humor en plan pueril vamos. Su argumento, que podría servirse perfectamente en una tira de periódico sin miedo a quedarse corto, es en síntesis, por más que lo quieran vender como la gran revolución del cine de héroes, más de lo mismo de toda la vida. Pero peor que en otras ocasiones.
Por lo tanto, no funciona como comedia, aunque si tuviera que encuadrarla en algún género sería éste el que se llevaría el gato al agua, ni como cine de superhéroes. Para este segundo apartado le falta, en mi modesta opinión, carisma, inteligencia y, dado mis gustos personales, oscuridad, ese aire neo-noir que tan bien casa con éste género de cine-comic.

Esto es auténtico fast-food de codiciosa multinacional elevado a celuloide. No dudo que proporciona gigantescos réditos, pero no va conmigo. No me resulta inteligente, ni tan siquiera estimulante. Acción, entendida como explosiones, coches volando, mamporros, espadazos, etc, por supuesto que tiene a raudales, ese es todo el plato fuerte de la peli. Pero es tan repetitivo y poco creíble que yo, y creo que muchos espectadores también, me inmunicé pronto de asombrarme con lo que iba escupiendo con fragor la pantalla. Casi al mismo tiempo perdí interés en tan simplista alarde (piro)técnico. Paradójicamente me aburrí con la sobresaturación de acción. Pecado mortal para esta clase de propuestas.

Reconozco que esta reseña indignará a los acérrimos de esta clase de películas, pero al mismo tiempo sé que, afortunadamente, no soy el único que encontrará esta crítica útil. De vez en cuando no es malo reflexionar y realizar un ejercicio de instrospección, cuestionarnos qué nos están vendiendo bajo el barniz de pretendido entretenimiento de masas, en qué estamos dejando una parte de nuestro salario cuando visitamos las salas de cine.
Por ejemplo, que se carguen a un tipo, por muy villano de turno que sea, con brutal alevosía pero pasmosa naturalidad (no olvidemos que buena parte de espectadores de "Deadpool" serán niños) al mismo tiempo que el ejecutor se marca un chiste de dudosa gracia no me pareció de recibo. Al menos yo todavía me siento capaz de discernir ciertos límites de buen gusto.

La doy un 4 por la buena factura técnica, obvio, y por los más de 13.000 empleados que, según los títulos de crédito finales, trabajaron en la confección de la película. Algo positivo tenía que haber entre tanto ruido y pocas nueces.