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España España · Barcelona
Críticas de David MS
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Críticas 603
Críticas ordenadas por utilidad
6
30 de agosto de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Don Coscarelli debe gustarle el 'Do it Yourself' (Hágalo Usted Mismo), viendo los diferentes roles que ejerce en cada nueva película que realiza. Phantasma (1979) es el largometraje por el que se hizo conocido, un film de culto que él mismo financió con dinero de la familia, contando con amigos y actores no profesionales para interpretar. Coscarelli dirige, escribe, monta y fotografía, casi todos ellos apartados técnicos que repetiría en las tres secuelas que llegaron años después. Protagonizan Bill Thornbury, Michael Baldwin, Reggie Bannister y Angus Scrimm.

En un pequeño pueblo una serie de extrañas muertes empiezan a sucederse. El responsable parece ser 'el hombre alto' (Scrimm) -nombre por el que se conoce al personaje-, quien exhuma los cadáveres y los convierte en enanos que utiliza como esclavos. La familia Pearson y un amigo (Baldwin, Thornbury y Bannister) investigan los sucesos, relacionados con un mausoleo que es la base de operaciones de sobrenatural acontecimiento -entre muchos otros-.

Al igual que parte del cine de terror independiente que se practicaba en los setenta y ochenta -La Matanza de Texas (1974), Posesión Infernal (1981)- Phantasma tiene una carencia de medios que es suplida por altas dosis de imaginación. No hay que vender la moto, Phantasma no es una gran película, pero hay que atribuirles bastantes méritos, casi todos ellos los que hacen reconocible esta saga por el fan del género fantástico: el ambiente de pesadilla que acompaña las imágenes, la creación de algunos de los iconos del terror recientes -el hombre alto, las esferas asesinas que le acompañan, los enanos encapuchados- y alguna set piece elaborada -la que cierra la película, por decir una-.

Sus defectos, intrínsecos al dinero que disponían, malos actores -aunque Reggie Bannister rápido se gana la simpatía-, efectos especiales solo apañadetes, y un ritmo a trompicones, suma de momentos aburridos y contemplativos, con otros de mucho más interés, aquellos que han hecho del film de Coscarelli -y su labor- sea recordada más de treinta años después de su estreno.
David MS
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7
21 de febrero de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en una historia real, No sin mi Hija es la adaptación a la gran pantalla de una novela autobiográfica que se publicó en 1987. La escribió la protagonista de la historia, la ama de casa Betty Mahmoody -acompañada en la autoría del libro por William Hoffer-. Como todo material relevante que se precie no tardó en darse luz verde a una versión cinematográfica, llegó en 1991 con escasa repercusión tanto en USA -15 millones de dólares en su corto paso por la cartelera- como en España -directa a videoclub-. Entre sus deméritos, la injusta nominación a los premios Razzies para su actriz principal, Sally Field.

Dirigió Brian Gilbert (Wilde), protagonizan la citada Sally Field, Alfred Molina, Sheila Rosenthal, Roshan Seth (Indiana Jones y el Templo Maldito) y Georges Corraface (La Pasión Turca).

El matrimonio formado por la americana Betty Mahmoody (Field), el doctor iraní Moody Mahmoody (Molina) y su hija de cuatro años (Rosenthal) viven juntos y felices en Michigan. La enfermedad de un familiar de Moody hace que tengan que irse de visita a Irán, con la promesa por parte del afable marido de estar sanos y salvos y volver al cabo de dos semanas. Allí Betty conocerá el rechazo de los iranís hacia los americanos, y peor, descubrirá la trampa que le ha tendido su marido, quiere que se queden a vivir allí. Obtuvo una negativa por parte de su esposa, lo solucionó con engaños, fuerza bruta y con un secuestro que duró casi dos años.

No hay mucha diferencia entre No sin mi Hija y un telefilm de 'marido pega a esposa'. No obstante las diferencias son lo que hacen de la película de Brian Gilbert un producto por encima de la media de esta clase de producciones. La excelente recreación de una peligrosa e islámica Irán -en realidad rodaron en Israel-, el duelo interpretativo entre una madre coraje Sally Field y un Alfred Molina cabronazo, y Brian Gilbert -también guionista- potenciando los elementos más polémicos de la historia (violencia de género, la obligación de madre e hija a pasarse al islamismo...)

Se la puede acusar de ser partidista, lo americano es bueno, lo iraní malo -incluso los iranís que salen bien parados tienen una mentalidad occidental- Por otro lado, ¿Qué esperaban? No sin mi Hija es una producción norteamericana.

Esta es la versión de Betty Mahmoody recogida en su libro, faltaba conocer la otra cara de la moneda, qué tuvo que decir su marido, Moody Mahmoody. Lo consiguió en un documental griego de 2002 que cuenta su versión de los hechos -por supuesto en ellos él sale bien parado-, de título Ilman Tytärtäni (Without my Daughter), el por desgracia inédito por estos lares complemento perfecto para este competente dramón.
David MS
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1
18 de diciembre de 2013
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Año 1997. Dos películas se estrenan con similar trama principal; un volcán en erupción y el pueblo y/o ciudad de alrededores huyendo sálvese quien pueda. La primera en llegar sería la seria Un Pueblo Llamado Dante's, eficiente por lo competente de sus caros efectos especiales. La segunda en cuestión es Volcano de Mick Jackson (El Guardaespaldas), también con un coste elevado pero un producto mucho más kitsch, que hoy apreciaría la gente que se pasa las noches twitteando sobre las virtudes de Sharknado y subproductos de la productora The Asylum.

Lo curioso es que contaban con medios -90 millones de dólares- y actores de serie A: Tommy Lee Jones, Anne Heche, Don Cheadle, Keith David, Jami Gertz y John Carroll Lynch. De las dos películas ninguna arrasó en taquilla ni caló entre el público, aunque el tiempo ha sido más benevolente con Dante's Speak que con la película que me ocupa.

La trama es la idónea para cualquier disaster movie. Un volcán se encuentra bajo los cimientos de Los Angeles y entra en erupción, destrozando aquello que se pone a su paso. Los héroes de la función son el director de la oficina de emergencias (Jones), una geóloga (Heche) y un compañero de profesión del primero (Cheadle). Un argumento bien simple que seguro no le supuso un quebradero de cabeza al guionista. Tampoco es una película de guión, que Volcano guste o no depende de la puesta en escena, de personajes que nos importen, efectos especiales...

No se encuentra nada de ello en el film de Mick Jackson. La dirección queda lastrada primero por el mal diseño de producción, dando siempre la sensación de estar rodada en un estudio, nunca en localizaciones de verdad. Segundo, cada plano con efectos especiales es perjudicado por el bajo nivel de éstos. Para finalizar, lo que es la labor del director en sí, malos recursos narrativos como el slow motion en una escena heroica que sucede en un metro, o el terrible y rápido 'zoom in' a la cara de Tommy Lee Jones cuando se entera que la lava se dirige al campus donde se hospeda su hija.

Consigue hacer reír, solo valorando a Volcano como un producto concebido de manera diferente para el que fue creado se puede sacar algo de ella. Se pensaron que estaban haciendo la versión volcánica de Terremoto (1974), y en realidad lo que le salió fue una 'sproof movie' como Aterriza como Puedas (1980), la auténtica disaster movie. Escenas como el perro que se salva, Lee Jones y Heche subidos a una grúa, o el clímax son tan lamentables que uno se pregunta si no está hecho así aposta.

Los actores, pobres. Los hay buenos, pero sus personajes no tienen un ápice de personalidad, ni un puñetero detalle. Su paso por Volcano se reduce a poner cara de preocupación, susto y gritar cuando se trata de dar órdenes a los subordinados transeúntes. Lo bueno, que Volcano solo dura una hora y media, algo que no sirve para salvarla de la quema.
David MS
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1
25 de febrero de 2013
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Varios largometrajes llegaron sobre el planeta Marte a principio de la década de los 2000. Misión a Marte (2000), Fantasmas de Marte (2001) y Planeta Rojo (2000). Ninguno de los cuales convencieron en taquilla y agradaron al público -pese a que tras dos de ellos se encuentran directores tan renombrados como Brian De Palma y John Carpenter-. El mayor batacazo se lo llevó Planeta Rojo, la única película que figura en la filmografía del director Antony Hoffman, quien debió emigrar a otro planeta tras el descalabro obtenido -33 millones recuperados de los 80 gastados-.

La Tierra se muere y se busca planeta en el que instaurar vida. Marte es el planeta elegido tras plantar unas algas que permiten que el planeta rojo tenga oxígeno, pero en los últimos meses esas algas han desaparecido misteriosamente. El más cualificado equipo de técnicos y biólogos van a Marte en una misión especial para averiguar qué ha sucedido. A ellos les ponen cara -sin importar mucho el rango- Val Kilmer, Carrie Anne Moss, Tom Sizemore, Simon Baker, Benjamin Bratt y Terence Stamp.

2001: Odisea del Espacio + la posterior Sunshine = Planeta Rojo. Tal suma es para hacerse una idea, no es reflejo de la calidad, poca en el caso de la película de un Antony Hoffman que tuvo que rodar una película de grandes vacíos argumentales, personajes cometiendo muchas estupideces, y sin un rumbo muy definido que hace que la película divague entre múltiples subtramas: hay lugar en Planeta Rojo para un robot pantera karateca que se vuelve loco y quiere matar a la tripulación, insectos carnívoros, tripulantes homicidas, supervivencia a fenómenos climatológicos destructores, charlas teológicas por parte de un perezoso personaje (Stamp), una historia de amor (Kilmer & Moss) que nos cuelan en un innecesario flashback. Dicho de otro modo, Planeta Rojo trata de dar con la tecla adecuada que consiga atraer la atención del espectador.

Rodada de manera anodina por un director visualmente poco atractivo y nada atinado en cada escena donde se requiere movimiento, mal secundado por una fotografía que se basa en darle un filtro sepia al desierto que recrea Marte, FX de segunda división, una de las peores bandas sonoras de Graeme Revell -por no hablar de la selección chumba-chumba que son los temas de acompañamiento-. Solo recordable por la obsesión del director en encuadrar el escote y los pezones de Carrie Anne Moss, y por el tinte de pelo que usó un Val Kilmer que empezaba a cavar su tumba como estrella de cine.
David MS
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8
7 de septiembre de 2012
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda película dirigida por el desconocido Jim Mickle, que como suele ser habitual ha tenido una distribución tardía en España. Una auténtica lástima, porque Stake Land es la mejor película de género en mucho tiempo, hace que a partir de ahora espere el siguiente proyecto de su director con mucho interés.

Stake Land trata la historia de un grupo de supervivientes a un apocalipsis vampiro en su viaje por encontrar las tierras de Nueva Edén, donde se está reconstruyendo el mundo tal y como era antes, aunque en su camino hacia el norte tendrán que superar el ataque no solo de los vampiros, sino de miembros de una secta que creen que los chupasangres han sido enviados por Dios para limpiar el mundo de la escoria humana.

The Road + The Walking Dead (el cómic), esos son los ecos que deja el visionado de Stake Land. Película que combina de igual manera tanto momentos dramáticos como terroríficos (al igual que los dos ejemplos mencionados). No se puede decir que el guión escrito por Jim Mickle (su director) y Nick Damici (su protagonista) sea el colmo de la originalidad, pero sí que hace un retrato bastante certero de unos personajes supervivientes en una sociedad que se ha vuelto decadente, donde el peligro acecha en cualquier esquina. Como no solo de la caracterización viven las películas (y menos en una de terror) no faltan en Stake Land momentos terroríficos bien solventados por la habilidad de Jim Mickle para rodar escenas de acción y violencia (el vampiro comiéndose al bebé en el excelente prólogo), encontramos el plus además, que es una película donde la vida de ningún personaje está a salvo. No sabemos quién va a salir vivo hasta que no vemos los créditos finales.

Hay otros tres aspectos que no pueden ser olvidados, empezando por la dirección artística de Michael Ahern y Beck Underwood, que con un presupuesto ajustado consiguen hacer de cada escenario un lugar apocalíptico y desolado. A la escenografía ayuda la música de Jeff Grace (El Señor de los Anillos) que se marca una banda sonora de impecable factura (los temas a piano). Por último, como suele ser habitual en la clase de film que tratamos, el maquillaje y los efectos especiales de los vampiros, perfectos (gracias a dios más en la linea de 30 Días de Oscuridad que de Crepúsculo).

En el reparto un desconocido Nick Damici al frente, en plan anti-héroe cazavampiros, al que deberían lloverle las ofertas después del papelón que se marca (ya quisiera el James Woods del Vampiros de John Carpenter), le secundan un prometedor Connor Paolo, una habitual del cine de terror como Danielle Harris (la mejor actriz del Halloween 2 de Rob Zombie como ya dije) y una recuperada para el cine Kelly McGillis (Top Gun, Acusados) en otro rol meritorio.

Jode ver como bazofias como toda la saga Resident Evil, Destino Final, Paranormal Activity (entre muchas otras) encuentran distribución fácilmente en España y sin embargo, la que es posiblemente la mejor película de terror del pasado 2010 se quede casi en dique seco sin que podamos visionarla ni en cine ni DVD. Una película que hubiera encajado entre el mejor cine del Carpenter de los 80.
David MS
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