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España España · Madrid
Críticas de endini
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Críticas 29
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
3
2 de octubre de 2013
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Lo primero que a uno se le viene a la cabeza cuando se enfrenta a 'The Bling Ring' es un nombre propio: Emma Watson. La nueva película de Sofia Coppola ha jugado la baza de que la popular actriz se quiera desentender poco a poco de su encasillamiento como Hermione Granger, y pese a que su papel está acertado, no es tampoco el redescubrimiento de la actriz, tanto como esta cinta no se acerca a la mejor realización de Coppola (a mi gusto, 'Lost in Translation'), y definitivamente, provoca la sensación de que el metraje de la cinta ha sido alargado hasta la saciedad porque la historia no tiene más donde sacar.

La pandilla protagonista del filme la componen Katie Chang, Israel Broussard, Claire Julien, Taissa Farmiga y como no, Emma Watson. Este grupo de protagonistas destilan en todo momento un halo de superficialidad que tiene un doble filo: sí es cierto que en su conducta podemos ver cierta crítica a todo el mundo del famoso, glamour y modo de vida descerebrado y sin más metas que tener el nuevo bolso de la marca de moda, es también grave en el punto actoral, ya que todas las interpretaciones se quedan justo en eso: la superficialidad.

Por lo general, los personajes son algo sosos, en especial el encarnado por Israel Broussard, que siendo casi el principal hilo conductor del filme, lo que en un comienzo parece ser un chaval que puede enganchar al espectador, poco a poco vemos uno de los escollos más palpables del largometraje: sus personajes no avanzan. Esto provoca que, al no tener un especial apego por ninguno de ellos, no sientas que haya algo muy interesante que contar en pantalla.

Emma Watson, la chica que copa casi todas las fotografías de promoción, ofrece al igual que sus compañeros un personaje superficial tanto en la forma como en el contenido, y si bien sí que demuestra que no todo acabó en 'Harry Potter', no aporta tampoco lo que prometía, y aún siendo correcto, sigo pensando que en caso de tener que enseñar una cinta en la que no sea Hermione, mejor que escoja 'Las ventajas de ser un marginado', en lugar de esta producción.

Sofia Coppola intenta mostrar una crítica a la sociedad de consumo, la 'jet-set' de Hollywood, el modelo norteamericano de éxito, los excesos y el pseudo-glamour y lujo, y si bien en un comienzo parece que va bien encaminada, acaba zambullida en su propia temática, y en lugar de criticar, parece que se embriaga de todo ello, y acaba ofreciendo un largometraje que no sabe ofrecer nada memorable, cayendo en su propia trampa.

Esto provoca que hayan grandes retahílas de nombres de marcas, bolsos, zapatos y ropa, que veamos algunas escenas que parezcan anuncios (hay una específica con un perfume a cámara lenta que hace que quieras aprovechar para levantarte e ir al baño), lo cual acaba desviando la atención de su trama, la cual acaba dejando la sensación de que este hecho real, no daba para tanto.

El guión del filme se estructurará de una manera real y alarmantemente simple: la pandilla localiza la casa del famoso que quieren desvalijar por Internet, entran y roban, se van de fiesta, se drogran y echan fotos, y vuelta a empezar. Esto provoca una de las sensaciones más arraigadas en la película: el metraje se dilata en demasía. La cinta tiene una duración de unos 90 minutos, y no exagero cuando digo que en cada robo podemos estar contemplando durante cinco minutos como las 'fashion victims' de las protagonistas ojean ropa, hablan de cual es el mejor complemento o simplemente nos enseñan todo el fondo de armario de las celebridades.

Un artículo sí, pero una película...

Hay que tener en cuenta eso sí, que el argumento está basado en una historia real (extraído de un artículo de Vanity Fair de título 'Los sospechosos llevaban Louboutins'), y como está el patio, no es increíble el pensar que las verdaderas ladronas se comportaran como las protagonistas de la cinta, pero es por ello mismo, que al tratarse de un evento que realmente ocurrió y cuyos protagonistas están ahí, con vida, y con historias a sus espaldas, no llego a comprender el porqué no se les ha otorgado la profundidad suficiente para llegar mejor al espectador. Quizás echo de menos alguna explicación de porqué los protagonistas se comportan como se comportan, y echo de más tantos minutos gastados en probarse ropa y hablar de marcas de zapatos.

En definitiva, nos encontramos una película a la que la superficialidad se le va de las manos, con una historia que si bien no es merecedora de un Oscar, podía haberse enfocado de muchas maneras para hacerla más atractiva, pero que finalmente lo que muestra es un retrato de una pandilla de 'fashion victims', seguidoras de la vida fácil y únicamente interesadas por las vidas privadas de los famosos, y que nos deja con la sensación de que acabamos el filme como lo empezamos: sin conocer de dónde vienen, y lo peor de todo: sin importarnos a dónde van.
endini
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4
2 de octubre de 2013
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una nueva ocasión, nos encontramos con una de las fórmulas del verano: Adaptación de cómic + Actores famosos + Director que sepa algo del género + Un gran presupuesto (130 millones de dólares)... y a ver que sale. Así ha sido con 'R.I.P.D. Departamento de Policía Mortal' una cinta que pese a contar con unos efectos visuales a la altura, no llega a ser más que un fallido homenaje a 'Men in Black', solo que con un Jeff Bridges que no se calla, un Ryan Reynolds en modo automático y poniendo caras, y nada nuevo que aportar, algo que resulta letal para una película que no logra lo más básico de un blockbuster: entretener.

En 'R.I.P.D.' se nos cuenta la historia de un policía muerto que hace un pacto para seguir visitando la Tierra: se compromete a trabajar durante cien años a cambio de trabajar en el Departamento de Policía Mortal y así ganarse su hueco en el Cielo. Para ello hará equipo con un shérif chapado a la antigua, en busca de los más extraños monstruos que viven en la Tierra, escondidos con forma humana.

De su reparto, quizás el nombre que más atractivo interpretativo despide es Jeff Bridges, pero su personaje no da para ello. Pese a que el actor tiene algún que otro momento destacable, sobre todo con sus comentarios pasados de época y el choque que tiene con el personaje de Reynolds, al final tampoco acaba siendo del todo un protagonista muy atractivo, gran culpa de ello lo tiene la gran verborrea que tiene durante todo el filme. Bridges en esta película no se calla. El darle tanta cháchara en todas las escenas acaba siendo un verdadero dolor de cabeza, y quizás en el cómic es así y funciona, pero en pantalla resulta algo exasperante.

Ryan Reynolds protagoniza también el póster, y hará lo que muchos hacemos los fines de semana: desconectar. El actor parece llevar el piloto automático durante gran parte de la película, y claro que sí, en una producción que busca una cara bonita que mostrar, veremos la misma cara de Reynolds durante numerosos primeros planos, que parece que fueron grabados todos la misma tarde. Quizás siendo lo más reseñable de su rol sea el comienzo y alguna escena con algo más de drama, pero por lo demás, no consigue darle una carisma potente a su personaje, el cuál, hemos de admitir, sí convence en una ocasión: cuando manda a callar a Bridges.

La dirección del filme ha recaído en Robert Schwentke, el cual había firmado 'RED' o 'Mas allá del tiempo', y quizás por su trabajo en la primera, vieron en él el realizador adecuado para esta producción. Pero en cuanto se enfrenta a ella, consigue un manchón en su currículum, rodando la que es la peor película de su carrera. El cineasta se vuelve loco con los efectos visuales, sobre todo en el último tercio de la cinta, pero se olvida de un básico en el cine de este tipo: el entretenimiento. Es por ello que veremos como tanto la realización de la acción como el guión en si (firmado por Phil Hay, guionista de 'El esmoquin'), no convenza en ningún momento, provocando en muchas ocasiones, aburrimiento al que la ve.

Esto ocurre debido a que, mientras vamos viendo el filme, tengas ese "deja vu" de "esto lo he visto antes", quizás porque todo su conjunto no hace más que recordarnos a 'Men in Black', pero sin el carisma de Will Smith y Tommy Lee Jones, nos topamos con una cinta que por momentos, hará que miremos el reloj. Y es que las similitudes con el filme de los Hombres de Negro son evidentes de por si, pero el trabajo en 'R.I.P.D.' no ha conseguido diferenciar a su cinta, darle algo original para que no resulte ser tan tan solo, un malogrado homenaje pero con muertos en lugar de extraterrestres.

Si a ello le sumamos un guión que sigue una línea muy fina de argumento interesante y lo salpica de conversaciones sin mucho donde sacar, una especie de tensión sexual bizarra entre Bridges y el personaje interpretado por Mary-Louise Parker (una actriz que se ha pasado por la película a divertirse un rato) y escenas de persecuciones de bichos raros y disparos para menores de 13, lo que tenemos es un producto que es un claro "quiero y no puedo".

Mucha destrucción, algo es algo

Eso sí, donde más se nota que se ha volatilizado su enorme presupuesto ha sido en los efectos especiales. Es por ello que veremos un gran despliegue gráfico en cuanto a destrucción, coches dando vueltas de campana y cristales rotos, que al final es lo que más protagonismo acaba por tener, pero que claro, pese a todo su despliegue no logra maquillar una cinta que por lo general es algo soporífera, y por mucho ruido que haga un bicho saltando entre edificios, uno siente que no es suficiente. En cuanto al diseño de los villanos, sí que hay alguno que tiene su encanto, pero no se les ha dado más protagonismo que el necesario para recibir los disparos.

En definitiva, nos encontramos con un largometraje que no llega a enganchar, al que le falta carisma para ser una buena comedia, e inventiva y ritmo para ser un digno representante del cine de acción. Pese a todo, los efectos visuales están bastante conseguidos, y tendrá a lo largo de su metraje con algún que otro punto de humor que nos vuelve a conectar a la cinta, pero en la que sientes que puedes salir de la sala a buscar más palomitas, porque no te vas a perder nada.
endini
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8
17 de septiembre de 2013
43 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hablamos de una película de carreras, podemos igual sentirnos algo reacios al género, por mi parte con el recuerdo de 'Días de trueno', pero si colocamos en su cartel un nombre como es el de Ron Howard tras la cámara, con un reparto compuesto por Chris Hemsworth, Daniel Brühl y Olivia Wilde, poco puede fallar para encontrar una producción de calidad, que es más, consigue dar la sorpresa para todos aquellos que hayan visto el tráiler y no tengan ni idea de Fórmula 1: 'Rush' es tan buena película dentro como fuera de la pista de carreras.

Basada en una historia real, el largometraje gira en torno a la rivalidad entre los pilotos de Fórmula 1 Niki Lauda y James Hunt, dos de los conductores más destacados de los años 70 y cuya estela aún persiste en nuestros días. Con un argumento así, cualquiera podría pensar que nos encontramos con un filme que solo sabrán disfrutar completamente quienes conozcan del mundo del motor, pero nada más lejos de la realidad.

El papel de James Hunt lo hace un Chris Hemsworth al que alegra ver fuera de su rol de 'Thor', y siendo sinceros, encaja como anillo al dedo. No es solo la apariencia física del actor con Hunt, sino que las similitudes entre la vida real de su personaje y el momento de la carrera cinematográfica de Hemsworth parecen estar a la par. Es por ello que el actor interpreta con soltura, decisión y carácter un papel de playboy, mujeriego, competidor, orgulloso y prepotente piloto de Fórmula 1 al que consigue darle la carisma que merece. Es por ello que, en ocasiones, podríamos pensar que el actor está casi haciendo de si mismo, y pese a que pueda dar esa impresión, también hallamos un personaje lleno de matices, que engancha e interesa.

Ahora bien, Daniel Brühl merece ser nombrado como se hace cuando un piloto gana el Mundial de F1. El actor vuelve a demostrar su dominio de los idiomas, y aunque parezca una minucia, tan solo oírle hablar con el acento austríaco de Lauda (el actor es alemán, y ambos acentos difieren mucho) se nota lo mucho que ha trabajado su personaje. Ello se ve en pantalla, y Brühl consigue una de las interpretaciones más creíbles de su carrera, con momentos de una gran profundidad dramática (una simple escena de cómo intenta ponerse el casco de competición hace que uno se estremezca), hacen de su papel en el filme sea el más reseñable de entre sus compañeros. En definitiva, ver al actor en acción y todos los matices de su personaje, desde movimientos a presencia, manera de hablar y carisma, hacen que pueda hacer sombra a la figura imponente de Hemsworth, con un personaje que es su completa antítesis.

En cuanto a la dirección, hemos de aplaudir a Ron Howard por saber dar emoción a las dos facetas de la película: dentro y fuera de la pista. Y cuando nos referimos a "dentro" de la pista, es un término muy profundo: Howard convierte las carreras de Fórmula 1 en un sin fin de planos en un interminable número de lugares distintos, y convierte un deporte que puede parecer tan estático en televisión en un agresivo espectáculo de metal, rueda, pistones, gasolina y asfalto ardiendo.

El director no duda meter su cámara en los motores de los bólidos, detrás de los frenos, en el sudor de los pilotos... En definitiva, es un gustazo ver las secuencias de carreras por el sonido atronador, el despliegue de planos, y la tensión que logra crear con ellos. Si bien, y cómo he comentado al principio de la crítica, aunque esta parte del filme puede encantar a los fans del motor, fuera de la pista se cuenta una historia, y es para reseñar. Howard se mueve con maestría entre dos personajes muy diferentes, que necesitan un punto de enfoque diferente cada uno, y aún así, logra mostrar una historia que parece no tener un favorito, en la cual a lo largo del largometraje deja al espectador con una visión tan amplia y cercana de sus dos protagonistas, que no sabes cuál de los dos es el primer nombre del cartel.

Querida rivalidad

La película logra ser una gran pintura sobre todo lo que rodeaba la Formula 1 de los 70, pero para ver esta producción, hemos de recordar que no nos encontramos ante un documental. Es por ello que a lo largo del filme, que abarcará en su argumento varios años, habrán partes que serán menos reseñadas que otras, por lo que en ocasiones parece que algo que podía haber sido un momento para detenerse y mostrar al espectador una parte de su historia, ésta sea pasada por alto. A ello me refiero a que la cinta sigue un guión muy bien trabajado, pero que puede dejar algún vacío para aquellos que busquen saber más sobre las carreras de bólidos.

Y éste es también uno de los aciertos del largometraje, el mostrar una trama y unos personajes tan interesantes y potentes, que hacen que las carreras pasen casi a un segundo plano, y eso que como hemos señalado, son una delicia en medios. Fuera de la pista viviremos la angustia de los pilotos, la ambición, los sueños, el esfuerzo y sudor por conseguirlos, el trabajo y la fiesta... En total, una gran cantidad de situaciones variadas y vistas desde dos perspectivas muy diferentes si son a ojos de Lauda o Hunt, pero que al final deja un mensaje clave: el poder de la rivalidad como medio para superarse a uno mismo.

Es por ello que da gusto ver una obra de estas características en las carteleras, que sabemos que cuenta una historia de principio a fin, sin segundas partes o precuelas que puedan afear su conjunto, y logra trasladarnos a una historia real que resulta apasionante. En definitiva, nos encontramos con un filme muy bien ejecutado, con una banda sonora muy bien escogida, y donde las interpretaciones de sus protagonistas demuestran que, hacer un personaje de Marvel no tiene porqué ser el fin de tu carrera, y que aún queda hueco para actores que saben amar a su personaje y trabajarlo. Aquí da igual quién gane, es el espectador el que se lleva el premio.
endini
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7
9 de septiembre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No parece tener fin la retahíla de películas que giran al mismo tema: el Apocalipsis. Desde las innumerables epidemias zombies como en '28 días después' o el próximo estreno, 'Guerra Mundial Z', hasta catástrofes naturales que provocan que el enemigo sea el hombre y el hambre, como en 'La carretera', el mundo del cine ha visto pasarlas canutas a la raza humana. En este caso, no hará falta irse a las desiertas calles neoyorquinas de 'Soy leyenda', los hermanos Pastor nos traer el fin a casa, a Barcelona, a su visión de 'Los últimos días'.

El filme no pretende llevarnos a ningún futuro post-apocalíptico, ni el enfoque es a través de los ojos de un norteamericano. El lugar es la Ciudad Condal. El año: 2013. La causa: El Pánico; una misteriosa enfermedad que se ha extendido por todo el planeta y que provoca en el ser humano un miedo irracional a salir al exterior, provocándole una miente casi inmediata al hacerlo.

Con este panorama nos encontramos con Marc (Quim Gutiérrez), un informático que se encuentra en el punto de mira de Enrique (José Coronado): un 'pez gordo' traído de la central de la empresa para reestructurar la plantilla. Mientras el agobio del protagonista aumenta en su trabajo, ocurre el desastre. Con la sociedad sumida en el caos, y encerrado en su edificio de trabajo, Marc se embarcará en la difícil aventura de cruzar Barcelona por entramado del metro para encontrar a novia Julia (Marta Etura).

'Los últimos días' es la segunda película de Àlex Pastor y David Pastor. Los hermanos catalanes rodaron su primer filme en Estados Unidos, 'Los últimos días', con una historia también de tintes apocalípticos, que parece ser la tónica de su trabajo más actual (habrá que esperar en un futuro si sus nuevas películas se desentienden de esta temática, o por si el contrario, se encasillan), y esa visión del cine norteamericano deja su impronta en 'Los últimos días', que en ocasiones es un quiero y no puedo de las grandes producciones de Hollywood, pero del que hay que aplaudir que hagan una cinta de tal magnitud en España, con la que está cayendo.

El peso interpretativo principal recae en Quim Gutiérrez, con sus pros y sus contras. Si bien el actor se encuentra suelto en las escenas de más tensión, y en el 'caos' que impera en las escenas donde la sociedad ha colapsado, en las escenas de 'flashbacks' y recuerdos de antes del Pánico, nos encontramos con un personaje algo desubicado, que si bien no podemos decir tampoco que desmerezca del todo, pero se nota hay cierto salto interpretativo entre el grueso del film y las escenas con antecedentes del personaje.

El segundo protagonista del filme, y con un personaje mucho más atractivo que el de Marc, es José Coronado. El actor interpreta a un imperativo jefe de una gran compañía al que todo se le viene encima cuando llega el desastre. Sin duda, éste personaje tiene un arco emocional mucho más marcado e interesante que el del propio protagonista, ya que pasa de ser un jefe implacable a un compañero de aventuras ejemplar, todo rodeado con el carisma que desprende Coronado y su buen hacer, que convierte su personaje en el mejor construido de la historia.

Una menos suerte es la que tiene el personaje de Julia, que interpreta Marta Etura. Si bien la actriz se encuentra solvente en sus escenas, su personaje no deja de ser el condicionante o detonante para que de comienzo la aventura de Marc, por lo que en momentos no es más que "la princesa a la que tienen que rescatar". Dentro de ese rol, la actriz ha sabido dar veracidad a un conflicto de parejas que suceden entre los protagonistas, que a su vez es lo que más interés tiene en su historia, ya que aún saliendo en pantalla, no es su propia aventura la razón del filme.

Un caso curioso es el de Leticia Dolera en esta película. Su participación en la cinta es casi anecdótica, y si su nombre no saliera en cartel, podríamos hablar que su papel no es más que un cameo. Ya que comparte muy pocos minutos en pantalla, su personaje no es más que un nexo de unión entre Marc y Julia, por lo que la carga interpretativa no es muy fuerte, ya que su rol no tenía un peso importante en el guión. Es por ello que no tiene tiempo en pantalla, ni referencias en el guión, para crear un personaje sólido y que hipnotice, y posiblemente ni tan siquiera se nombraría en esta crítica si no fuera por ser quien es: Leticia Dolera.

Los hermanos Pastor han hecho una película que tiene sus puntos fuertes, tanto en fotografía como en banda sonora, pero que adolece de un guión muy simple, que casi se resume en chico-busca-chica. Ante ello, la curiosidad del espectador sobre el qué, el cómo y el porqué de la enfermedad no va a encontrar respuesta: no se trata de una película sobre salvar el mundo, si no sobre salvar a la chica. Es por ello que ante la posibilidad de un proyecto, a priori tan atractivo, el guión no esté a la altura, y que incluya desde escenas totalmente fuera de contexto hasta discursos moralistas metidos con calzador.

Pese a ello, nos encontramos con un filme que consigue entretener, y que contiene escenas memorables, que si bien no va a ser un referente del género, sí que es una película que en términos de factura como fotografía y música consigue llegar a unas cotas bastante notables, y todo envuelto con el atractivo de esa Barcelona sumida en el caos, ese primer caso del 'Pánico' y esa gran actuación de Coronado.
endini
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6
9 de septiembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas de acción de los últimos años han sido enfocadas más a superhéroes enmascarados, que a los tipos normales a los que muchos nos acostumbramos a ver en sagas como 'Jungla de cristal' o 'Arma Letal', donde un solo hombre podía detener una invasión, una toma de rehenes, un atraco... Lo que sea. Si bien, los últimos estrenos de este género, si no vienen con la premisa de ser un superhéroe de Marvel, no parecen levantar cabeza. Y con este panorama se presenta 'Objetivo: La Casa Blanca', una película que vuelve a traer los ingredientes básicos del cine de acción, y que supera las expectativas, más siendo una producción de "tan solo" 70 millones de dólares.

Con un argumento que pone todas las premisas básicas de una película de este tipo, cosa que no quiere ocultar, pero que provoca en el espectador una sensación de "esto ya lo he visto antes".

El guión de la cinta tocará pues, todos los palos posibles de una historia cliché del cine de acción de los 80-90: un hombre contra el mundo, terroristas, el presidente en peligro, explosiones, puntos de humor, violencia... Es por ello que no encontraremos una cinta que venga a romper esquemas, o a re-inventar el género: ésta es una cinta de acción, simple y llanamente. No por ello, y pese al poco presupuesto con la que se ha dotado, deja de tener un buen reparto, encabezado por un Gerard Butler al que da gusto volver a ver en una película de acción, y seguido por Aaron Eckhart, Morgan Freeman y Rick Yune.

Gerard Butler protagoniza el filme, y se nota que se siente cómodo en el papel. El actor dota de carisma y simpatía al héroe de la historia, que junto al sarcasmo y los puntos de humor del guión, hacen del rol principal, un papel que gusta al actor escocés. Por otra parte, y al tratarse de una película de acción tan plana, no veremos tampoco a un personaje muy profundo, y partes de su historia (como todo lo relacionado con su novia, interpretada por Radha Mitchell) no están desarrolladas. Aún así, es un protagonista solvente, y como ya habíamos comentado, da gusto volver a ver a Butler en una cinta que no sea una comedia romántica.

Del papel del Presidente se hace cargo Aaron Eckhart. El actor encarna a un mandatario norteamericano más cercano a un "amiguete" del protagonista que a un alto cargo político, lo cual, está justificado por el gran patriotismo que despide el filme, que hace del presidente un personaje llano, lo cual, sumado a momentos en el largometraje que son una apología a Estados Unidos, puede ser demasiado estereotipado. Aún así, el papel de Eckhart es correcto, y no desentona con el tono general del filme.

El personaje más carismático de la película, junto al de Butler, es el villano, encarnado por Rick Yune. Como es común en este tipo de cintas, el antihéroe despide un halo de atractivo que mantiene la atención en él, y sin llegar a ser el Jeremy Irons de 'Jungla de cristal III: La venganza', Yune añade personalidad a su personaje, que junto con Butler, forma una pareja que funciona bien como antítesis en pantalla. Pero como ya hemos comentado anteriormente, al ser personajes estereotipados, tampoco encontraremos al antihéroe definitivo en este largometraje, pero aún así es un villano digno que añade atractivo al filme.

El resto del reparto lo componen Morgan Freeman, con un rol que por momentos pondrá al espectador en tensión por su evolución en el filme, un actor que sigue siendo de los mejores secundarios para cualquier producción, así como al hijo del presidente, Finley Jocobsen, el joven actor que hace bien su rol, aunque se le podría haber exigido más, y a Dylan McDermott, cuyo personaje en la cinta es bastante atractivo, pero que cuenta con algún bajón en cuanto a diálogos que afea un poco el cómputo de una interpretación, por lo general, correcta.

Cuestión de presupuesto

Quizás uno de los mayores escollos de esta película es la de proponer una destrucción como es la de la Casa Blanca y sus alrededores, con un presupuesto muy ajustado para este tipo de producciones: 70 millones de dólares. Es por ello que, para el ojo más acostumbrado a los efectos de las grandes producciones, ver la destrucción y la puesta en escena de esta cinta se le puede hacer, en momentos, pobre. Lo cual es una pena, ya que la película tiene ambición, y una de las cosas con las que se puede quedar el espectador tras salir del cine, pese a todo sus tópicos y ese "deja-vu" que deja, es que la película, supera las expectativas.

Ese es uno de los mejores puntos que logra el filme, el cual por lo trailers y por su argumento puede parecer una producción pobre, logra superar la previsión que uno tiene al entrar al cine, ya que si si se le perdona su puesta de escena ajustada al presupuesto y que sea una película de acción de libro de estilo de cine, es un buen entretenimiento, sobre todo por un carismático Gerard Butler, y el poco miedo de la cinta de querer mostrar lo que quiere mostrar pese a no contar con la producción de una 'Oblivion' o la de que será su máxima competidora: 'Asalto al poder'.

Para disfrutar bien del largometraje, pues, hay que perdonar su presupuesto ajustado, su guión plagado de tópicos y ese patriotismo que suele salpicar este tipo de producciones, más todavía cuando el escenario principal no es otro que la Casa Blanca. Pese a ello, y si se entra al cine sabiendo lo que vas a buscar: un entretenimiento de acción al uso, la película llegará a gustar y sobre todo, dejará al espectador con un buen sabor de boca, cosa que no suele ocurrir últimamente, cuando las expectativas son tan altas que cualquier película, pese a ser notable, puede llegar a defraudar.
endini
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