Ya hace muchos años que la oveja Dolly estuvo en todos los noticiarios. En aquella época, un enorme debate comenzó debido a las posibilidades que aportaba y los problemas éticos que creaba. Todo ello pasó rápido, no sé en la comunidad científica, ya que era una simple oveja, un animal sin raciocinio, un animal que no podría ser consciente de haber tenido una vida. Además, ni siquiera se podía clonar con efectividad, Dolly fue un golpe de azar.

“Moon” no sitúa en un futuro relativamente cercano, donde las clonaciones y la capacidad de almacenar información en la mente de un humano son usuales, o por lo menos, factibles para grandes empresas o países. Imaginaros las posibilidades que ofrecerían herramientas como estas, donde la mano de obra simplemente sería creada, donde aprender años de trabajo llevaría el tiempo necesario para cargar esa información en tu cerebro.

Esto me recuerda al uso de los seres humanos como fuentes de energía electrica en en “Matrix”, pero mucho más cercano a la realidad. En un mundo, no donde las máquinas imperen usando al hombre, pero sí donde los seres humanos traten a los clones como simples instrumentos de usar y tirar. Como dije, las similitudes con “Matrix” son reales, pero en esta película se ve mucho más real, más viable y horrorosamente cercano. La única barrera, la ética, pero por desgracia, sólo funciona cuando nuestra conciencia se ve afectada.

Criamos cerdos, vacas, pollos, etc., sin problemas, sin que casi nadie se pregunte de donde vienen esos filetes, o como han sido cuidados esos animales, o si en esa empresa se cumplirán las leyes. Mientras sea económico. ¿Qué ha impedido a las empresas maltratar a los animales en pos de una mejor producción? Nuestra moral regida por la conciencia colectiva y ciertos toques de empatía. ¿Y como se controla? Por el sistema judicial, usando inspectores que buscan a quien no cumple la ley para que sean juzgados. ¿Pero si no pudieran llegar allí inspectores?¿Y si un ser humano, creyendo ser dueño de su cuerpo y de todo lo que sale de él, cediera sus células para crear clones de si mismo?¿Y si crear vidas con un solo fin fuera necesario para el mantenimiento de nuestro nivel de vida en la tierra?

Las respuestas y bastantes más preguntas, en esta impresionante cinta de ciencia-ficción.

He visto decenas de documentales, reportajes y noticias sobre el mítico 11 de septiembre, pero sin ninguna duda, éste ha sido el que más me ha acercado a la verdadera realidad de lo sucedido y, sobre todo, sentido por todos los que tuvieron la mala suerte de vivir este atentado.

El primer hecho importante es la aleatoriedad con la que suceden las cosas. Ese día, miles de personas se levantaron como cualquier otro día, se prepararon para ir a trabajar, tenían sus preocupaciones, sus ilusiones y no podían saber lo que se les avecinaba. En el documental sucede lo mismo, los hermanos Naudet graban su documental, preocupados por sacar lo máximo de la historia del joven Tony Benetatos, un bombero novato. Luego, surge una llamada de socorro, por una posible fuga de gas, cercana a las torres gemelas. Uno de los hermanos, cámara al hombro, decide acompañar a los bomberos, mientras el otro se queda con Tony en la estación. Y así, preocupados por saber si había una fuga de gas, el ruido de un avión rompió la linealidad del documental, el cámara enfoca y un avión se estrella contra la Torre 1. En apenas unos segundos, todo cambió, tanto para los neoyorquinos como para los realizadores del documental, que se vieron sumergidos en algo que no serían capaces de comprender hasta varias semanas después.

La historia nos la sabemos todos, pero este documental te pondrá dentro de la Torre 1, podrás escuchar el ruido que cada cuerpo hacía al caer, el desconcierto, el pánico, la valentía de los bomberos, las humaredas tras caer las torres, las desesperadas carreras y un largo etc.

Nunca olvidaré el sonido de la Torre 2 al caer, y esos breves instantes antes de hacerse la oscuridad total por el polvo desprendido. Increíble.

Será todo un clásico del terror, pero sus carencias están claras. La actuaciones son malísimas, el único mérito de las protagonistas es la belleza, las caracterizaciones horrendas, en cada secuencia un modelito distinto, siempre hipermaquilladas y con el pelo perfecto, la naturalidad no existe.

Es muy molesto el descaro con el que nos enseña la ropa interior o los cuerpos de ellas; una grita como si hubiera visto a Satanás por un simple gatito, todas salen corriendo de sus habitaciones, con un modelito camisón sexy cada una y sin tener compañía esa noche. Lo peor será después, cuando durante cinco minutos el director se inventa un conjunto de secuencias donde la chicas se prueban modelos viejos del sótano, mientras sueltan comentarios jocosos sobre el vestuario de otras épocas, enseñando las piernas, las bragas, etc. Las noches son cojonudas para crear miedo, pero mejor así, cada una muestra su pieza de lencería, y los espectadores felices.

Técnicamente da bastante pena, sonido enlatado, una iluminación penosa(ojo a las escenas nocturnas, con focazo aumbrando y la ama de llaves con una vela), la música es mala cuando intenta ser casual y forzada en las situaciones de tensión. Lo de los zooms es horrendo, que desfasado se ve ese recurso.

El argumento, está bastante mal. Un grupo de chicas viven juntas, a una le cae una herencia y la chica se las lleva a todas, así se pueden permitir una ama de llaves, dice una de ellas con más cara que espalda. El aura de misterio y odio hacia el gato me ofende, pobre animal, la leyenda negra que acompaña a los gatos está ya desfasada. Otro ejemplo de cine rancio de terror de los 70, pero con algo más de nivel. Inquieta un rato, pero todo lo que la rodea la estropea totalmente.

La mayoría de las películas se realizan a partir de una idea con un propósito o finalidad determinada. Algunas están hechas para que sientas la sed de venganza de los protagonistas, otras para que sientas amor, otras odio, otras pena, etc. y solamente unas pocas están hechas para causar dolor. “A moment to remember” es un claro ejemplo de este último caso.

Mezclados el género romántico con el drama alcancé cotas de dolor que no sabía que existían. Me considero un “machote”, cinéfilamente hablando, con todo lo supone este arcaico término. Las pasteladas me ponen de mal humor, no me trago las estupideces que me venden ni pretendo entrar en esas historias. No suelo llorar nunca, y si lo pretenden tan descaradamente como ocurre en esta película, me ofendo. Esta vez, me lo tragué todo.

Pretende ser lacrimógena, y no ceja en su empeño, desde el encuentro casual del principio hasta el gran final. Todo el tiempo se masca la tragedia, se ve venir, pero te mete tan bien en la historia que difícilmente puedes oponer una leve resistencia. ¡Claro que es facilón! ¡Ya sé que se quieren! Es preciosa, está hecha para ello, lo ves pero te absorbe. Luego, al comenzar el drama, ya es tarde para dar marcha atrás, duele y deseas quitarla.

Al final, sólo me queda llorar, es una película, pero seguramente no soy tan machote como creía.

Me importa un huevo que este mediometraje haya sido realizado por Tim Burton, me importa un huevo que en él se vean las virtudes que tendrá su cine, me la pela la Disney y me la pela la "ridiculización" que pretende hacer de Frankenstein.

No es más que una simple parodia de la película de Whale, que ni divierte ni atrae estéticamente. Otro ejemplo del mal de Tim Burton, obligándo a los fanáticos a subirle la nota un punto por cada secuencia donde salga algún escenario expresionista.