Comienza como una narración de tipo documental , pero va sorprendiendo con escenas preciosas.
Entre otras la formación de los soldados de espaldas que giran como si hicieran un paso de ballet para mirar al espectador; o el acicalamiento del general y su mujer.
Un final absolutamente impactante y creativo te deja gritando (en silencio, como el film):
¡BRAVO!

La primera vez, como ocurre con todas las películas, el espectador está demasiado interesado en el argumento.
Tras verla al cabo del tiempo he podido apreciar los aspectos puramente cinematográficos y me ha entusiasmado.
Entre otros, el acertado uso del agua con el que comienza y acaba el film.
Sin olvidar la participación de los geniales actores secundarios.

Interesante destacar que el momento de transición política en el que se rueda, se define magistralmente con una imagen: en las paredes del despacho del comisario se ve la huella de un cuadro desaparecido ( se intuye el de Franco) sobre el que se ha desplazado un crucifijo. Y en la pared en la que se hallaba éste, el de un joven rey Juan Carlos.

El título de la película es la clave : presenta un retrato de personajes muy interesante. "Cuando se está en el valle sólo se ve la montaña" dice la protagonista. La soledad como motor.
Desarrolla un análisis de los partidos políticos y medios de comunicación que, salvando las distancias, puede ser de actualidad. (Necesitamos conseguir votantes: es nuestro principal cometido)
Presenta dos finales. Para mi gusto el americano es demasiado previsible. Sin duda me quedo con el que rodó Fasbinder.

La película narra cómo la violencia se infiltra con naturalidad en la vida doméstica hasta pervertirla. En esta situación son las mujeres quienes pierden toda esperanza y, al tiempo, son la única esperanza.
Precioso el baile de la protagonista en la boda rodado en un plano intimista que nos hace intuir su conflicto emocional.