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Críticas de M_Pelegri
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Críticas 259
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
30 de enero de 2024
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El comandante de Auschwitz, Rudolf Hess, vive con su esposa y sus cinco hijos instalados en una amplia casa ajardinada y literalmente adosada al campo de exterminio. La vida familiar transcurre plácida y acomodada con excursiones al río, visitas de la madre o celebraciones del cumpleaños del comandante.

Aunque el argumento parece una estampa idílica, desde el primer minuto una fundido en negro interminable con un inquietante leve ruido de fondo como banda sonora empieza a contagiarnos casi de forma cutánea con una especie de trasiego interno que no nos abandonará durante toda la película. Los primeros fotogramas juegan un poco con nosotros al mostrar sólo algunas escenas en la naturaleza y en la casa. A medida que pasan los minutos va quedando claro que aquellas humaredas en el fondo y aquellos edificios que se intuyen justo detrás de la valla de la casa se corresponde a un campo de exterminio donde cada mañana el cabeza de familia va a "trabajar". Todo mientras el nudo en la garganta se hace haciendo más insoportable.

Si "La lista de Schindler" o "El pianista" hacen un espléndido y ortodoxo retrato del holocausto y "El hijo de Saúl" nos desconcierta con una experiencia casi física, "La zona de interés" nos deja estupefactos y helados con una estética de aséptica videovigilancia, unos encuadres de gran angular que parecen mostrar mucho mientras no profundizan en nada y una paleta de colores gélida. De hecho, al salir de la sala comentábamos que la cámara en ningún momento se había acercado a los personajes para mostrarnos algún plan cercano o para darnos alguna pista de su perfil. Sólo nos deja claro que el comandante es un excelente ejecutor de las órdenes recibidas y que su esposa está muy orgullosa de su hogar y sus hijos mientras sus únicas preocupaciones giran en torno al próximo viaje o la posibilidad de un traslado.

Imágenes de formas gélidas que nos dan pistas de una infamia que queda instalada al otro lado de muro: los niños jugando con una dentadura, el jardinero esparciendo cenizas para abonar el jardín, las criadas eligiendo ropa interior usada de un paquete, la crueldad en algún juego infantil o la señora probándose un abrigo de visón de segunda mano nos van dando puñetazos en el bajo-vientre que nos van descolocando.

La película no es agradable ni pretende serlo y, en este sentido, podemos decir que consigue su objetivo de sacudir nuestras conciencias con una experiencia cercana al desasosiego aunque, mientras "El hijo de Saúl" abre una puerta a la esperanza con las imágenes finales de un niño, "La zona de interés" apuesta por una memoria histórica con unas imágenes impactantes y que nos interpelan directamente. (8,5)
M_Pelegri
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7
30 de enero de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entro en la sala valorando el buen recuerdo de las únicas películas que he visto del director Alexander Payne —"Los descendientes" (2011) y "Nebraska" (2013)—, también con un poco de desconfianza temiendo que, debido a la temática navideña de la película, salga cargado con toneladas de azúcar. Pues no, aunque en diferentes ocasiones "Los que se quedan" está a punto de caer en la "panfilería navideña" el director sabe dar el tono adecuado para que esta comedia dramática destaque por méritos propios y no por exprimir los tópicos más bregados.

Y sí, la película es melosa, nostálgica setantera, ingeniosa y corrosiva a la vez aunque desde el principio intuyes el final sin temor a equivocarte. Ninguna sorpresa narrativa mientras las formas de afrontar cada una de las secuencias se convierten en el mérito más destacado. Empezaremos por el altísimo nivel interpretativo de los tres personajes principales con una sorpresa mayúscula de Da'Vine Joy Randolph en el papel de Mary, que interpreta a una cocinera al cargo del internado de alumnos acomodados, los cuales, por diferentes motivos, deben quedarse en la residencia durante las vacaciones de Navidad. El profesor Paul —un Paul Giamatti también espléndido— será el tutor al cargo de un "afortunado" primer grupo de alumnos que acabará reducido a un solitario Angus al que da vida un Dominic Sesa impecable. Un triángulo de relaciones que acabará destapando sus heridas más íntimas.

También toca hablar de la habilidad para desplegar, a partir de una temática navideña y agradable en apariencia, una serie de escenas ocurrentes y cáusticas que conforman una crítica devastadora a una meritocracia liberal que, exaltada sistemáticamente, no pone en ninguna momento en entredicho las enormes diferencias iniciales y las facilidades que disponen los sectores de población más acomodados. Payne pone en una evidencia mayúscula unas desigualdades incontestables aunque el discurso insulso sea desde hace muchos años lo del esfuerzo como ascensor social.

Finalmente quisiera destacar el tono transversal que inunda todo el filme. Un tono que busca y alcanza la justa emotividad, la sonrisa cómplice, la conmoción sin la lágrima fácil o el entretenimiento con sentido. En definitiva un tono humanista que apunta a que "Los que se quedan" reste como uno de esos "clásicos navideños" que acabaremos recuperando en un futuro. (7,5)
M_Pelegri
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7
30 de enero de 2024
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mediados del siglo XIX la ciudad de Bolonia formaba parte de los estados pontificios bajo el gobierno del Papa Pío IX, el cual era un declarado antisemita y gobernante absolutista. Durante su mandato impuso una ley por la que si un niño judío era bautizado, aunque se hiciera a escondidas, automáticamente pasaba a ser propiedad de la iglesia católica. Edgardo era el penúltimo de nueve hijos de la familia Mortara al que, supuestamente, le bautizó una criada cristiana cuando todavía era un bebé. A la edad de seis años fue secuestrado e internado en una escuela catecúmena conjuntamente con otros niños. Durante muchos años la familia boloñesa intentó recuperarlo a la vez que, con el paso del tiempo, el adoctrinamiento sistemático y sectario iba cuajando.

El veterano director italiano Marco Bellochio con sus 84 años demuestra todavía una destacada habilidad por la narrativa ajustada y creíble de unos hechos reales muy conocidos optando por centrar el hilo argumental en dos líneas. La primera enfoca al propio protagonista, sus vivencias, amistades o las visitas de los padres dejando en todo momento una cierta intriga por su regreso, mientras la segunda se situaría en el sufrimiento familiar, los reiterados intentos por recuperarlo y los acontecimientos históricos que, al dejar Bolonia de formar parte de los estados pontificios, abrirían un resquicio en la clarificación de los hechos para facilitar el retorno.

Estamos ante una intensa y consistente recreación histórica y biográfica que hace un retrato fiel y al mismo tiempo contundente de la época y los hechos que por sí mismos ya son bastante sorprendentes. A su vez consigue mantener nuestra atención, a pesar de su duración, en base a un guion ajustado a lo que nos quiere contar, una ambientación fiel y unas interpretaciones remarcables. (6,5)
M_Pelegri
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8
30 de enero de 2024
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wim Wenders, el veterano director alemán, me ha sorprendido con agrado con una obra minimalista que maravilla con su aparente simplicidad. A sus 77 años, el director de "París, Texas" nos transporta a través de la vida de Hirayama, un enigmático limpiador de lavabos públicos en Tokio, interpretado brillantemente por el japonés Kōji Yakusho, actor que me encandiló en "El tercer asesinato" (2017)

La película, pese a su simplicidad, se convierte en una irónica oda a los placeres de la vida rutinaria, austera y analógica. Hirayama, un hombre con hábitos de una sobriedad contemplativa, fluye por el día a día de forma amable y con sincera complacencia. Los distintos eventos se desarrollan con un tono evocador, destacando la belleza en los detalles más pequeños de la vida cotidiana y subrayando la importancia de los momentos sencillos, pero significativos.

Wenders dirige con una delicadeza única, permitiendo que la narrativa fluya de forma vitalista. Yakusho da vida a Hirayama de forma auténtica y conmovedora, capturando nuestra atención desde el primer momento. La inspiradora selección musical, la impecable realización y una exquisita fotografía se unen para crear una experiencia visual y auditiva cautivadora.

Sin efectos especiales llamativos todo se centra en la esencia de la narración sin artificios y un magnético personaje central. La edición precisa y el ritmo tranquilo reflejan la vida llana del protagonista, llevándonos de la mano por una experiencia contemplativa.

En palabras del propio Wenders, los días perfectos no existen, pero la película nos insta a encontrar la belleza en cada instante irrepetible y nos recuerda la importancia de apreciar los pequeños detalles de la vida valorando todo lo que compartimos con la comunidad y nos permite esquivar el aislamiento enfermizo. Sumergirnos en el voluntarioso optimismo naíf de "Perfect days" nos deja con una sensación de calma bucólica y intensa reflexión, reforzando la idea de que cada momento es valioso en sí mismo. (8,5)
M_Pelegri
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La memoria infinita
Documental
Chile2023
7,4
1.271
Documental, Intervenciones de: Augusto Góngora, Paulina Urrutia
6
30 de enero de 2024
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me empuja a ver el documental "La memoria infinita" el buen recuerdo de "El agente topo" (2020) de la misma directora, la chilena Maite Alberdi, para comprobar su experiencia a la hora de tratar una temática yendo más allá de una exposición lineal. Estamos ante un testigo perturbador y una crónica en tiempo real del amor frente al alzheimer, aunque también encontraremos una muy interesante disertación entre memoria e identidad, ya sea la colectiva de Chile o la individual de Augusto Góngora.

Góngora, periodista y documentalista, y Urrutia, actriz y exministra de Cultura, son los protagonistas de esta crónica que revela cómo el amor resiste a pesar del alzhéimer que afecta a Góngora. La directora, con el permiso inicial de Urrutia, graba durante cinco años sus vidas, ofreciendo al público una visión íntima del constante declive de la mente y el imprescindible apoyo que el amor proporciona en estos momentos.

El documental comienza con la vitalidad y la dulzura de su relación de pareja, con vídeos domésticos del pasado y momentos capturados desde 1999. La segunda mitad, sin embargo, revela las tinieblas de la enfermedad, mostrando la desesperación y la demencia que resulta inevitable. Las escenas conmovedoras y las palabras estremecedoras muestran el horror con una valentía que nos desafía a confrontar esta dura realidad. El confinamiento global por la pandemia añade una capa adicional al documental. A través de una intimidad sobrecogedora, Alberdi explora la vida privada de dos personajes públicos, reforzando su reputación como creadora de historias íntimas.

"La Memoria Infinita" no es sólo un conmovedor viaje del amor a la muerte, sino también una llamada apasionada para preservar la memoria de un pueblo para culminar, todo ello, reforzando la estrecha relación entre memoria e identidad y acabar convirtiéndose en una experiencia reflexiva intensa y sobrecogedora. Una experiencia que cautiva e ilumina, y nos recuerda que, a pesar de la implacable progresión de la enfermedad, el amor puede aliviarla y, en definitiva, humanizarla. (6,5)
M_Pelegri
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