Por suerte recordaba que todo el que muere en la casa luego queda "anclado" al lugar, porque si no me hubiese quedado a cuadros al ver a la psiquiatra al final.

Al principio presentan a una pareja de bailarines para explicarnos de forma un poco tediosa y redundante el tema de la atracción, y luego una mujer bailarina para contarnos un poco las bondades del ejercicio y el influjo de la actividad de la madre sobre el nonato.

Otra de las parejas es afroamericana, vale, todo correcto, tienen problemas de fertilidad, unos cuantos además los pobrecillos, te cuentan cómo los atajan, genial (esto sería de los minutos rescatables a los que hago alusión), pero luego empieza lo bueno, el problema de la poca visibilidad que tienen las personas negras y la inseminación artificial, ¿En serio? Bueno, es raro que en un documental supuestamente sobre biología saquen eso a colación, pero vale, es Netflix, alguna de estas tenía que soltar, ahora empezará lo interesante, pensé.

Pero luego sale un tipo que cuenta que es doula, y yo me quedo pensando "doula, mmm de qué me suena eso" por lo que tiré de Google ya que no me gusta quedarme con esa sensación de tener algo en la punta de la lengua, y al verlo lo recordé, son una especie de chamanes que usan métodos pseudocientíficos como recomendar comerse la placenta, y dar apoyo "espiritual" y que tendrán como clientes a otros personajes new age. También pensé "¿Pero qué puñetas pinta un vendehumos de estos en un documental de este tipo? Si es que vamos por más de la mitad, no va a quedar tiempo para lo interesante".

Pues resulta que este señor en realidad es una persona transexual, con órganos reproductores femeninos, que decide tener un hijo con su pareja que es mujer biológica, y semen de un donante, para al final hacernos la reflexión de que la gente piensa que los hombres no pueden ser madres y ellos han demostrado que no, que los hombres pueden gestar.

Según terminó, me puse en Youtube el fragmento de la vida de Brian donde hablan sobre este mismo tema y me fui a la cama.