A pesar de ser una miniserie bastante corta, ya que consta solamente de dos capítulos, está muy bien estructurada, elaborada y documentada.

El caso Wanninkhof es uno de los que deja más en evidencia el sistema jurídico español ya que se encarceló a una mujer sin tener ninguna prueba en su contra, simplemente porque las evidencias apuntaban todas a ella y la presión mediática tuvo mucho peso en el jurado popular. Hasta años después que se comete un asesinato y al examinar el ADN dejado en la víctima, comprueban que coincide con el de una cosilla dejada en el lugar de la muerte de Rocío, no dejarán a la mujer en libertad, pero con una reputación tan dañada que ya su vida no volverá a ser igual.

Acostumbrado a ver a Luisa Martín en papales más cómicos, me ha encantado su interpretación.

Han pasado ya muchos años desde la primera vez que el grandioso Robert De Niro decidió cambiar de sitio y ponerse detrás de la cámara y que mejor para ello que escoger una historia relacionada con la mafia, donde ya de por si se maneja como pez en el agua.

Una historia del Bronx es una historia más, de eso no cabe duda, pero una más de las muchas interesantes que deambulan por esas calles a veces pobladas de gente y otras, completamente abandonadas. Realmente no sabes en que ocasión corres más peligro. Donde los jóvenes tienen pocas posibilidades de crecer en una vida honrada y sin problemas con la ley. Donde prima más que te teman a que te quieran. Y es ahí donde surge nuestro pequeño protagonista, el pequeño Calogero. Hijo de Lorenzo, un hombre que lleva el esfuerzo y la honradez por bandera y cuyo ejemplo comienza cada día desde que se levanta muy temprano para ejercer como conductor de autobús en el barrio, todo ello para sacar adelante a una familia sin tener que preocuparse por su entorno.

Por otro lado tenemos a Sonny el capo de la mafia de la zona y a quienes todo temen. ¿El problema? Que el pequeño lo admira y después de un suceso dramático, Sonny lo acogerá bajo su tutela, entrando en un conflicto directo con Lorenzo, quien hace lo indecible por apartar a su hijo de esa vida.

La trama es muy buena, el guión está perfectamente desarrollado y llevado a cabo con una precisión quirúrgica, cada cosa a su debido tiempo. Las interpretaciones de Robert De Niro y Chazz Palminteri son divinas. Vamos, la portada de la película lo resume todo. Un duelo mucho más allá de la violencia y las balas, va de principios, de valores, de respeto y de lealtad. Y la batalla se tendrá que decidir hacia un lado u otro.

El chaval irá creciendo en un mundo que adora, pero al llegar a su casa, su padre lo devuelve a la realidad, esto le acarreará muchos quebraderos de cabeza, pero tendrá que tomar una decisión que puede decidir el seguir viviendo o no.

Grandísima obra prima de un excelente actor. Una pena que no haya decidido hacer más cosas así.

En su momento fui reacio a ver Breaking Bad, muy reacio. ¿La razón? Pues que no suelo ver comedia y la portada con Walter White en calzoncillos me decía que iba de risas y otras movidas. Pero cuando escuché el tema de las drogas, le di una oportunidad y soy un fiel seguidor de la serie. Me encanta, es un producto maravilloso en todos los sentidos.

El Camino no es una mala película, para nada. Tiene casi todo lo que nos ofreció la serie en su momento, el entorno, las formas, los diálogos, las interpretaciones, los silencios, la forma de rodar y dirigir, la elección de la música y los movimientos y colocación de las cámaras. Todo, absolutamente todo nos lleva a la conclusión de que no estamos viendo una película independiente, sino otro capítulo de Breaking Bad. A mi personalmente me ha gustado la trama y la dirección que va cogiendo la historia, guardando las diferencias me recordó a los últimos minutos de Dexter, montañas y nieve incluidas. Un digno y apropiado final del personaje de Jesse Pinkman.

Lo único que añoro y de verdad, es ver algo relacionado con Breaking Bad y no ver a Walter White sino en breves cameos. Esa si es mi auténtica pena.

Yo era muy pequeño cuando se produjeron estos hechos, pero fueron tan llamativos, que los escuchaba muy a menudo durante los años de mi adolescencia. Pero no ha sido hasta ahora que he podido sentarme a ver en imágenes lo que antaño te contaban los mayores o lo poco que llegué a leer con el paso de los años.

Perfectamente diseñada y dirigida, la historia nos cuenta con todo tipo de detalles lo que se supone que ocurrió en esos momentos a tenor de las pruebas y testimonios encontrados. El plan tramado para cometer los asesinatos aquella triste nota y los protagonistas que intervinieron en tal dramático acontecimiento. También es verdad que ha toro pasado es más fácil escribir y dirigir, quizás ésta película no se hubiera rodado en 1985, hay que tenerlo en cuenta. Muchas son las sospechas sobre el final de la historia, pero jamás nadie nos contará la verdad.

A pesar de la baja nota, me propuse ver ésta historia porque me trasladó en el tiempo a finales de 1989, cuando con 16 años me tocó elaborar una noticia en un trabajo de un periódico en el instituto y la noticia era acerca de un médico que suministraba algún tipo de medicamento a algunas pacientes y les practica sexo.

La trama de Yo acuso va precisamente de esto, con el extra añadido que la chica que pone la denuncia, es el trasto del pueblo, aquella que se la ha cepillado hasta el tonto del pueblo y si no lo ha hecho, se piensa así. Con este curriculum todos son dudas ante su historia e historial, lo que piensan es que busca sacar dinero a un médico rico. No hay mucho más que añadir en cuanto al argumento.

Lo que si me ha resultado corto no, cortísimo, son los minutos en el juicio, esperaba menos desarrollo en la trama y más caña en el juzgado, básicamente se ha pasado de puntillas.

Es una película, lo tenemos claro, pero yo no cerraría los ojos en una consulta médica y menos aún si entro sola.