Lo primero que debo resaltar es el fabuloso guión que es el que en realidad mantiene esta historia, a veces compleja y enrevesada, en la que se confunden sueños y realidades que en una parte de ella homenajea a ,“La Jetée”, un experimental mediometraje francés de los años sesenta realizado a través de un consecutivo transcurrir de fotografías, el cual no he visto pero queda tan bien… mencionarlo además da dar la sensación de que el que escribe entiende de cine; ¡ah cuánta falsedad hay en este mundo! Pero como iba diciendo, antes de desenmascararme a mí mismo, el guión sustenta el edificio de este largometraje; sorprendente, efectivo, intrigante, no carente de sentido del humor, y a ratos conmovedor.

Una cinta que goza de una buena realización. Y pese a que Terry Guilliam no sea santo de mi devoción he de reconocerle aquí, el buen resultado en el manejo de los tiempos y de los planos. Igualmente tiene un adecuado recorrido musical tanto en la banda sonora de creación propia (Paul Buckmaster) como acompañamiento del relato cómo en la elección de alguno de los archiconocidos temas que en ella también suenan.

Es una película primordialmente para una primera vez, aunque resiste bien las repeticiones. Una película que recomiendo, y que si no la conoce en cuanto la vea, sin duda, le sorprenderá.