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Voto de Killer_Wolf:
8.586
Thriller. Drama
Chicago, en la década de los 30, cuando la Ley Seca (1920 a 1933) todavía sigue vigente Estados Unidos, los hermanos Bourant se convierten sin querer en contrabandistas de alcohol. En la tierra de las oportunidades no siempre es fácil ganarse la vida y hacer fortuna, sin embargo, estos hermanos fabricarán whisky casero y tendrán que ser astutos para que el agente especial Rakes y las autoridades no los descubran. (FILMAFFINITY)
16 de noviembre de 2012
1 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Irregular cartucho de Juan Gilito con el que vuelvo a tener un sabor agridulce, maldita sea.
Al igual que en La Propuesta despejamos la incógnita y nos encontramos a un tipo tras la cámara que es capaz de arrojar algun halo de luz pero que seguidamente se encarga en asomar las posaderas para que la cabeza del espectador no se sienta cómoda.
El descubrimiento de la cinta por otra parte, es, atención, trompetas de fondo, José Antonio Canales Rivera, que firma el mejor papel de su carrera y está francamente brillante. Tomás Jardín y compañía también cumplen, sin alardes, pero la mezcla entre tanto trompicón inverosimil y golpes certeros de látigo desconcierta, la verdad, la irregularidad fornica a placer para rematar con el final más dantesco que he visto tras Killer Joe, y donde uno busca en las viñetas de Mortadelo y Filemón y puede llegar a encontrar algo parecido, puro despelote.
En fin, una cinta con momentos convincentes y fulgurantes al mismo tiempo pero lastradísima por los últimos 15 minutos que supongo harán que más de uno sacuda el cañón a la hora de puntuar.
Se despide su chalet.
Charly Mottet.
Al igual que en La Propuesta despejamos la incógnita y nos encontramos a un tipo tras la cámara que es capaz de arrojar algun halo de luz pero que seguidamente se encarga en asomar las posaderas para que la cabeza del espectador no se sienta cómoda.
El descubrimiento de la cinta por otra parte, es, atención, trompetas de fondo, José Antonio Canales Rivera, que firma el mejor papel de su carrera y está francamente brillante. Tomás Jardín y compañía también cumplen, sin alardes, pero la mezcla entre tanto trompicón inverosimil y golpes certeros de látigo desconcierta, la verdad, la irregularidad fornica a placer para rematar con el final más dantesco que he visto tras Killer Joe, y donde uno busca en las viñetas de Mortadelo y Filemón y puede llegar a encontrar algo parecido, puro despelote.
En fin, una cinta con momentos convincentes y fulgurantes al mismo tiempo pero lastradísima por los últimos 15 minutos que supongo harán que más de uno sacuda el cañón a la hora de puntuar.
Se despide su chalet.
Charly Mottet.
