Se queda corta en profundidad y en trama. A pesar de contar con unas interpretaciones demasiado profundas para el producto final, el pecado original de su endeble guion la martiriza por doquier. Visualmente atractiva, musicalmente pop, vemos un videoclip tras otro en la pantalla, una sucesión de ritmos pegadizos de lo más variado que entretiene hasta a la última piedra, pero no comunica ni transmite nada más allá. Ya estaba creada, ya estaba vista y ya estaba más que sabida, eso si, ciertos toques 'kitsch' e irónicos añaden algo de gancho para mantenernos hasta el final (junto a la música). Los personajes son desaprovechados, las relaciones entre ellos se quedan ciegas entre tanto flash y foco, que deja ciego hasta al más discotequero. Las prioridades son claras y las transmite: entretenimiento y más entretenimiento.