Este filme de 108 minutos podría haber sido recortado y alargado en cada historia para crear tres largometrajes lo suficientemente sustanciosos como para que cada uno de ellos sea calificado de una nota (al menos por mi parte) mayor de la que le ofrecería al conjunto. Al igual que nosotros, como individuos, somos mayores que la suma de nuestras partes, esta película es justo lo contrario.

No contento con ello, el tejano nos priva de sus colores, esas paletas tan vistosas de color pastel que incluye en su filmografía que se ve reducida en un blanco y negro, bonito, sí, en algunos momentos se aprovecha pero no satisface.

Y por último, The French Dispatch me recuerda a la obra de "Tres Colores" de Krzysztof Kieślowski. Tachenme de loco si quieren pero parece como si el puto Anderson hubiese cogido la obra del polaco de referencia y al igual que Moses Rosenthaler nos hubiese brindado una obra maestra inaprovechable. Tampoco quiero que esta comparación se tome al pie de la letra. O quizás sí, pero en ese caso agradecería que se me nombrase como un loco sin escrúpulos con el suficiente aprecio por el arte como para valorarlo sin sentido.