Aunque sea para mi gusto una película demasiado lenta, poner al descubierto los problemas de aceptación que tienen muchos gays, incluso hoy en día probablemente culpa de entre otras cosas la educación. Queda claro en ésta película que la aceptación no termina con uno mismo sino que hay que lidiar también con la gente que te rodea.

Díme con quién andas y te diré quién eres. La fotografía y ambiente creado en la película la sitúan en un perfecto estilo urbano sin refinamientos, aunque a veces un poco extremo, en el sentido de que la iluminación llega a ser demasiado escasa.

Demasiados tiempos muertos, demasiadas escenas de relleno que no vienen a cuento. Aún así la película vale la pena verla.